Omisiones de Aznar
VA A RESULTAR que a despecho de todos mis esfuerzos mentales y autorrepresivos contra todo instinto predatorio y esp¨ªritu agon¨ªstico, de toda mi racional execraci¨®n del uso de la palabra como instrumento de combate y de mi consiguiente repudio radical del "debate electoral", la prostituci¨®n de la palabra y traici¨®n a su intr¨ªnseco principio de lealtad, entiendo yo m¨¢s de esas perversas artes que quienes las aceptan y hasta aplauden como un "triunfo de la democracia" -cuando es precisamente su mayor degradaci¨®.Lo digo porque me parecen perfectamente ineptos y hasta tontos los que le reprochan al candidato del Partido Popular no haber sacado a relucir, en el segundo debate contra. el otro aspirante, el asunto de la corrupci¨®n. Esta cuesti¨®n -al menos para unos pueblos farisaicos como los modernos, infinitamente m¨¢s sensibles al esc¨¢ndalo moral de los poderosos que a los descomunales pero legales o legalizados abusos del poder- era, sin duda, para decirlo en t¨¦rminos de p¨®quer, un as o hasta una pareja de ases en la mano para la oposici¨®n. La falta de perspicacia de quienes le reprochan a Aznar el no haberlo hecho valer en la segunda ronda, consiste en no darse cuenta de que era una baza ya jugada hasta el agotamiento. Todas, absolutamente todas, las rentas electorales que el aspirante opositor podr¨ªa jam¨¢s haberle sacado a ese as o pareja de ases estaban ya esquilmadas y aun sobreexplotadas hasta la saciedad incluso antes del primer debate. Los votos -sin duda m¨¢s innumerables que los de cualquier otro argumento- que podr¨ªan reportarle semejante baza -indudablemente fructuosa hasta la desmesura, por no decir hasta la injusticia- ya los ten¨ªa ganados, hasta el punto de que era, con mucho, la partida m¨¢s fuerte de su capital electoral. La carta o cartas de la corrupci¨®n, o -por sintetizarla en un nombre "emblem¨¢tico", como ahora gusta de decir- de Filesa, ya las hab¨ªan jugado a favor de la candidatura del Partido Popular hasta el aburrimiento y la putrefacci¨®n los peri¨®dicos y desde ¨¦stos el clamor popular de boca en boca, al punto de que habr¨¢ pocos espa?oles que no conozcan el talism¨¢nico nombre de "Filesa"; y un naipe, maguer se trate del as de diamantes o de oros -con todos entorchados de la acreditada y siempre benem¨¦rita casa de don Heraclio Fournier-, puede quiz¨¢ exprimirse una segunda vez, como el hollejo de la uva, de donde salen ricos orujos y aguardientes, pero una vez que ha soltado esas ¨²ltimas gotas de su linfa, ya no hay tu t¨ªa, y retorcerlo m¨¢s es como estrujar resecos y crujientes pajones de rastrojo. Ya en el primer debate, lo m¨¢s que pudo hacer Aznar con esas cartas no pas¨® de exhibir y pasear en triunfo una baza ya jugada y ganada hasta la extenuaci¨®n, corroborando el ping¨¹e dividendo electoral que hab¨ªa llegado a reportarle, pero sin pretender sacarle un solo voto m¨¢s. Volver a pasear en la segunda ronda ese serodio as o par de ases, como algunos parecen haberle aconsejado, no habr¨ªa sido sino una grav¨ªsima torpeza o una sobreactuaci¨®n del todo contraproducente; habr¨ªa sido menoscabar o hasta pudrir su triunfo, con enorme diferencia, m¨¢s rentable. Los eternos tontos sospechan alg¨²n pacto previo para eludir el asunto de la corrupci¨®n; tal vez Aznar -aunque no me parezca, ciertamente, un descendiente de Arist¨®teles sea, con todo, algo m¨¢s listo o avisado que sus consejeros, y haya entendido por s¨ª mismo lo que yo, de haber sido su mentor, le habr¨ªa prescrito.Cuando era presidente de Castilla y Le¨®n le¨ª en la prensa un comentario suyo sobre el caso de los GAL -que ahora, por no tener a mano el suelto recortado, no puedo reproducir literalmente- tan severo e intransigente, que a m¨ª, sin saber todav¨ªa nada de ¨¦l, me hizo decir: "Este hombre me gusta". Hoy, si no me equivoco, no ha tenido valor para sacarlo a relucir en campa?a. Ha hablado de despilfarro, pero tampoco se ha atrevido a decir ni m¨² sobre lo de Sevilla o lo de Barcelona, porque al beocio p¨²blico espa?ol ese supremo alarde de fasto y de incultura parece haberle complacido. No se ha o¨ªdo tampoco una palabra sobre costosos embelecos culturales como el Instituto Cervantes o la Colecci¨®n Von Thyssen, pero, sobre todo, no ha hecho, por lo que s¨¦, menci¨®n del AVE, cuyo dispendio ha dejado a la Renfe en cueros vivos, y esto s¨ª s¨¦ por qu¨¦; porque los puntos de vista del PP sobre la gesti¨®n ferroviaria son, m¨¢s a¨²n que los del PSOE, los de la rentabilidad: aspiran a poner. el precio de los billetes de tren a la altura de los costes reales de su uso y su manutenci¨®n. As¨ª que ante la hierba que se cr¨ªe entre el balastro o ante el or¨ªn que se cr¨ªe en los carriles de media red ferroviaria abandonada dir¨¢n, como los otros: "No ten¨ªa futuro".
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