Las mentiras de la quincea?era
En la carrera de cualquier actor, por famoso y cuidada que sea, siempre hay pel¨ªculas que poco o nada tienen que ver con sus mejores trabajos, que incluso son ajenas a su f¨ªsico, a la imagen que el p¨²blico se ha hecho de ¨¦l, pero que las ruedas por dinero, porque no le ofrecen nada mejor en el momento, por satisfacer a sus hipot¨¦ticos admiradores.Esto es lo que ocurre con G¨¦rard Depardieu y Mi padre, mi h¨¦roe (1991), en gran medida fruto del ¨¦xito de la comedia Matrimonio de conveniencia (1990), de Peter Weir, y del cl¨¢sico Cyrano de Bergerarc (1990), de Jean-Paul Rappeneau.
M¨¢s famoso por sus cr¨ªticas narraciones sobre la vida del franc¨¦s medio realizadas dentro del terreno de las historietas gr¨¢ficas que por sus pel¨ªculas, G¨¦rard Lauzier tambi¨¦n ha dirigido media docena de irregulares largometrajes, y Mi padre, mi h¨¦roe, la ¨²ltima, es su mayor ¨¦xito.
Mon p¨¦re, ce h¨¦ros
Director y guionista: G¨¦rard Lauzier. M¨²sica: Fran?ois Bernheim. Francia, 1991. Int¨¦rpretes: G¨¦rard Depardieu, Marie Gillain, Catherine Jacob, Patrick Mille. Estreno en Madrid: Lope de Vega, Benlliure, Novedades, Aluche.
Narra las vacaciones navide?as de un padre separado y su hija quincea?era en las islas Mauricio, pero, sobre todo, la sucesi¨®n de equ¨ªvocos que desencadenan las mentiras de ella para hacerle pasar por su amante y conquistar a un jovencito algo mayor.
G¨¦rard Lauzier sabe mantener esta situaci¨®n ¨²nica sin altibajos, pero tambi¨¦n con muy pocos momentos especialmente afortunados para conseguir una comedia rom¨¢ntica sobre el eterno tema de las relaciones paterno-filiales. A pesar del excesivo tono de tarjeta postal que tiene el conjunto y que sus dos protagonistas no parecen los m¨¢s apropiados para sus respectivos papeles.
Actores
Marie Gillain es una atractiva quincea?era, pero en ocasiones resulta demasiado zangolotina, y en ning¨²n momento demuestra tener mucho de actriz. Y un G¨¦rard Depardieu excesivamente gordo y melenudo queda muy lejos del tradicional padre separado, preocupado por el comportamiento de su hija, que encarna.Los mejores momentos de Mi padre, mi h¨¦roe vienen del buen aprovechamiento que hace el realizador G¨¦rard Lauzier de que su protagonista sea G¨¦rard Depardieu. Tanto la escena donde toca a la perfecci¨®n un nocturno de Chopin, que es lo contrario del recital improvisado de Matrimonio de conveniencia, como la escena del balc¨®n, tomada de Cyrano de Bergerac, donde el padre sopla a la hija las frases con que declararse a su chico.
Nada a?ade esta comedia rom¨¢ntica, sin otras pretensiones que tener ¨¦xito de p¨²blico a la carrera de G¨¦rard Depardieu, salvo permitirle cantar la canci¨®n de fondo de los t¨ªtulos finales.
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