Ciudadanos, lectores
El abandono progresivo de la lectura superior se ha convertido en un problema nuclear de nuestra ¨¦poca , seg¨²n el autor de este art¨ªculo y por lo tanto,concluye , exige la intervenci¨®n de todos y tambi¨¦n de los poderes p¨²blicos .
En el transcurso del seminario La sociedad lectora, celebrado en Madrid el pasado febrero, una alta responsable de la Unesco, me dijo preocupada que, seg¨²n ¨²ltimos sondeos, "en Francia, los mejores estudiantes no son buenos lectores". Alud¨ªa, desde luego, a los modos superiores de lectura, es decir, a las obras de creaci¨®n y pensamiento, que por tradici¨®n vienen consider¨¢ndose como la mejor v¨ªa para una formaci¨®n antropol¨®gica global para una mejor comprensi¨®n de las dimensiones ¨¦ticas y est¨¦ticas de la existencia, y para la configuraci¨®n de una personalidad con capacidad para el ejercicio de la imaginaci¨®n y de la raz¨®n cr¨ªtica.Si franjas significativas de los estudiantes europeos, y entre ellos los que obtienen mejores resultados escolares, abandonan la lectura superior, ello obedece a que no la encuentran ni atractiva ni ¨²til. Parece que la necesidad de obtener rendimiento en un proceso de aprendizaje, cada vez m¨¢s competitivo y especializado, les lleva a disminuir el tiempo que dedican a la lectura de las grandes creaciones.
. De confirmarse estas tendencias, es previsible que en un futuro pr¨®ximo una parte creciente de la poblaci¨®n, e incluso los llamados a asumir tareas de responsabilidad, se guiar¨¢n por criterios cada vez m¨¢s parciales; en consecuencia, se incrementar¨ªa la amenaza de una sociedad cuya organizaci¨®n evolutiva y modos de integraci¨®n ser¨ªan cada vez m¨¢s d¨¦biles e insatisfactorios. No hace falta insistir demasiado para comprender los riesgos de una sociedad as¨ª, carente de la adecuada percepci¨®n para lo cualitativo y disminuida su capacidad para renovarse empleando la imaginaci¨®n creadora y la libertad de elegir.
Imperio de la imagen _
La situaci¨®n se complica todav¨ªa m¨¢s si consideramos que no s¨®lo los j¨®venes, sino la mayor¨ªa de la poblaci¨®n, vive inmersa en la so ciedad de la comunicaci¨®n. Como la mayor¨ªa de los analistas coinciden en se?alar, las continuas oleadas informativas y el imperio creciente de la imagen someten la realidad a un trata miento ef¨ªmero. Las im¨¢genes se imponen con la credibilidad propia de lo evidente, con la fuerza envolvente de una realidad pretendidamente inmediata, y ello a pesar de que se ha producido una mutaci¨®n en nuestra manera de valorarlas: si hace unas d¨¦cadas las im¨¢genes eran consideradas como el mejor notario de la realidad, ahora sospechamos fundamentalmente que transforman la realidad en espect¨¢culo f¨²til.
Las instituciones europeas son conscientes de estos problemas. De ah¨ª que el Parlamento Europeo aprobara el pasado 1 de febrero una "resoluci¨®n sobre la promoci¨®n del libro y el desarrollo de la lectura en Europa", cuya evidente intenci¨®n es el relanzamiento de los libros, instrumentos privilegiados para la formaci¨®n ¨ªntegra y permanente, reflexiva e imaginativa de ciudadanos libres, cr¨ªticos y responsables.
Si el libro y la lectura superior recuperan su posici¨®n central entre los j¨®venes, las lecturas especializadas y t¨¦cnicas correspondientes a la etapa del aprendizaje estudiantil resultar¨¢n enriquecidas. En ¨²ltima-instancia, no existe contradicci¨®n entre ambas, ya que forman parte del texto y contienen los caracteres distintivos de la escritura, es decir: la capacidad l¨®gica de interpretar y representar la realidad a trav¨¦s de un sistema concentrado de signos; la facultad de suscitar una reflexi¨®n profunda, una comunicaci¨®n verdaderamente interactiva entre autor y lector; y la permanencia de lo escrito que permite mantener una memoria hist¨®rica, un constante di¨¢logo del presente con el pasado.
En condiciones normales tampoco deber¨ªan existir contradicciones insalvables entre la cultura escrita y la cultura de la imagen. La actual competencia entre ambas debe desaparecer en beneficio de una suerte de "equilibrio ecol¨®gico" en la ocupaci¨®n del tiempo libre, de una redistribuci¨®n racional de sus respectivos papeles, tanto en el aprendizaje como en el ocio, y de una colaboraci¨®n novedosa de las dos basada en la fusi¨®n o el pr¨¦stamo de sus procedimientos correspondientes.
Toma de conciencia
Hay se?ales que indican el comienzo de una movilizaci¨®n en el sentido adecuado. La m¨¢s importante de ellas es, desde luego, la paulatina toma de conciencia del problema, visible en las actuales campa?as de sensibilizaci¨®n y fomento de los h¨¢bitos de lectura que se abordan en la Comunidad Europea y tambi¨¦n en Espa?a. Tambi¨¦n influyen los hechos socioecon¨®micos favorables a la recuperaci¨®n de la sociedad lectora. Por ejemplo, los relativamente bajos costos de inversi¨®n, la facilidad de acceso y el ampl¨ªsimo campo de acci¨®n que todav¨ªa tienen quienes se dedican a la producci¨®n de libros en todas sus vertientes, realidad que choca con los altos costos, la tendencia a la concentraci¨®n oligop¨®lica y la relativa saturaci¨®n que experimenta la producci¨®n en el campo de la imagen.
Nuestro pa¨ªs es un buen ejemplo de la considerable potencia actual y del porvenir del libro. En la ¨²ltima d¨¦cada y media se ha registrado un constante ascenso de la oferta editorial tanto en las cuatro lenguas del Estado como en el n¨²mero de traducciones. Adem¨¢s hemos asistido a una importante floraci¨®n de autores de los m¨¢s diversos g¨¦neros que han logrado despertar una considerable demanda de obras aut¨®ctonas. No hay, sin embargo, que echar en saco roto la alarma con la que iniciaba este art¨ªculo. La lectura superior es un problema nuclear de nuestra ¨¦poca. Es un asunto que no s¨®lo afecta a los individuos, sino al conjunto de la sociedad, y por lo tanto es de "orden p¨²blico", si se me permite la expresi¨®n, o sea, exige la intervenci¨®n de todos y tambi¨¦n de los poderes p¨²blicos.
Como se?al¨® Armand Mattelart en el seminario La sociedad lectora antes citado, "hay que redefinir lo que ser¨¢ la idea y el ideal del servicio p¨²blico en el tercer milenio" con el fin de afrontar la reconstrucci¨®n de la "conciencia de ciudadano", de recuperar esa visi¨®n global y reflexiva de los asuntos colectivos. Y no cabe duda de que para ese proyecto el relanzamiento del libro y de la lectura son veh¨ªculos imprescindibles.
Babelia
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