La jura de Santa Gadea
En Santa Gadea de Burgos, do juran los fijosdalgo,
all¨ª toma juramento el Cid al rey castellano;
... las juras eran tan recias que al buen rey ponen espanto.
Felipe Gonz¨¢lez ha legitimado sus poderes y ahora va a jurar el cargo de presidente del Gobierno de Espa?a. Como el Cid a don Alfonso, le tomo el juramento, "sobre un cerrojo de hierro / y una ballesta de palo", de cr¨ªmenes habidos y compromisos empe?ados.
La responsabilidad de Gonz¨¢lez es inmensa. Lleva cuatro a?os haci¨¦ndolo mal, y por eso ha estado su mandato en peligro. Con soberbia exang¨¹e prometi¨® medidas indispensables que luego abandon¨®, y deriv¨® en situaciones insostenibles de las que se hizo c¨®mplice.
Sus votantes le habr¨¢n perdonado la corrupci¨®n que se ha adue?ado del partido socialista y de los ayuntamientos, autonom¨ªas y ministerios en los que se?orea, porque muchos se han dicho: "Roban todos ,pues seguir¨¦ apoyando a los m¨ªos". Pero ese voto calumnioso no ha lavado las manchas. Si Gonz¨¢lez no investiga todos los esc¨¢ndalos, suspende a los sospechosos, expulsa a los culpables, confiesa las ligerezas, Espa?a se hundir¨¢ por muchos a?os en un fango italiano y las generaciones que hayan de limpiarnos se volver¨¢n contra su recuerdo para denostarlo.
Tiene el presidente que decirnos c¨®mo ha. ganado su dinero el amigo Sarasola. Tiene que explicarnos qu¨¦ negocios hac¨ªa Juan Guerra en el despacho de su hermano en Sevilla. Tiene que aclarar qu¨¦ grandes empresas han financiado al PSOE pagando los falsos informes de Filesa y cu¨¢nto de ese dinero se ha quedado en los bolsillos de los intermediarios. Tiene que descubrir qui¨¦n designa las agencias que contratan vacaciones para la tercera edad organizadas por el Ministerio de Asuntos Sociales. Tiene que castigar los sobornos alemanes del AVE. Si no hace todo eso y m¨¢s, los ladrones de todos lo partidos pensar¨¢n que hay bulas ala venta y menudear¨¢n las mordidas, cohechos y pelotazos. No olvide Gonz¨¢lez que su tercer mandato se ha distinguido por la inmoralidad. Su cuarto deber¨ªa ser el de la limpieza.
Tres devaluaciones han mostrado el fracaso de una pol¨ªtica econ¨®mica incoherente. No es posible combatir la inflaci¨®n s¨®lo con mantener el curso de la peseta artificialmente alto, mientras el banco crea dinero, el Tesoro y las autonom¨ªas se endeudan, el gasto p¨²blico del Estado providencia se dispara y los sindicatos contribuyen a reducir y encarecer el trabajo nacional.
Pero nos inquieta ver a Alfonso Guerra hablar de "otra pol¨ªtica econ¨®mica". ?Quiere decir esto m¨¢s inflaci¨®n, en amor y compa?¨ªa de los sindicatos? Despu¨¦s de la huelga general de diciembre de 1988, el Gobierno de Gonz¨¢lez-Solchaga perdi¨® la fe en s¨ª mismo y se dedic¨® a inflar el gasto p¨²blico. Ser¨ªa grave responsabilidad de Gonz¨¢lez si se dejara seducir por las voces de sirena que le animan a combatir la recesi¨®n con m¨¢s gasto p¨²blico.
Ciertamente es horrenda la cifra de paro. No vale que Gonz¨¢lez acuse a la oposici¨®n de exagerarla: los tres millones los ha contado el Instituto Nacional de Estad¨ªstica. Si son menos porque hay fraude, la culpa la ha tenido el Gobierno del se?or, Gonz¨¢lez. Ya lo dijo el mismo presidente: "Padre en paro, coche nuevo". Es un esc¨¢ndalo que los que trabajamos tengamos que financiar el subsidio de quienes se ganan ampliamente la vida con chapucillas subterr¨¢neas.
Pocas pol¨ªticas han sido tan contraproducentes como la de protecci¨®n a los trabajadores y el reparto del trabajo general en toda Europa: como intervengamos m¨¢s, no va a quedar ni uno colocado. Gonz¨¢lez, en el ¨²ltimo mes de su mandato, se decidi¨® a enviar al in¨²til Consejo Econ¨®mico y Social unas propuestas para la reforma del mercado de trabajo. Tard¨ªas eran, pues todos hab¨ªamos ca¨ªdo en la cuenta de que era insostenible la pol¨ªtica monetaria estricta si los salarios no eran m¨¢s flexibles (unos al alza y otros a la baja, seg¨²n faltaran o no trabajadores). El benem¨¦rito ministro Almunia hab¨ªa conseguido liberalizar un tercio del mercado de trabajo gracias a los contratos temporales. Gonz¨¢lez sabe que la mejor forma de combatir el paro es liberalizarlos todos y suprimir las ordenanzas que impiden el movimiento de un puesto a otro o de una plaza a otra.
Gonz¨¢lez sabe que la duraci¨®n media de la incapacidad laboral transitoria es de 55 d¨ªas; ya fue criticado Solchaga por la patronal por pasar a la empresa los 10 primeros d¨ªas. ?Se atrever¨¢ Gonz¨¢lez ... ?
En Espa?a s¨®lo trabajamos 11,9 millones visiblemente de personas; es decir, el 38% de la poblaci¨®n mayor de 16 a?os. Es m¨¢s, de los pocos que trabajamos, muchos lo hacen para el Gobierno. As¨ª, en Andaluc¨ªa, s¨®lo una de cuatro personas trabaja, y de los que trabajan, uno de cada ocho lo hace para la Junta de Andaluc¨ªa. Con tanto ocioso es comprensible que cale m¨¢s el mensaje de la "solidaridad" que el de la reducci¨®n de impuestos. Gonz¨¢lez sabe, porque se lo ech¨® en cara Aznar, que no pueden seguir subiendo las pensiones no contributivas. En Argentina tambi¨¦n prometieron que no las bajar¨ªan y se las llev¨® por delante la hiperinflaci¨®n. De hecho, ya se est¨¢n bajando las pensiones, precisamente las de los que ahorramos para nuestra jubilaci¨®n: proh¨ªbela Seguridad Social cobrar m¨¢s de una, aunque se haya contribuido; ha faltado a sus compromisos colocando un techo a las pensiones contributivas m¨¢s altas. Gonz¨¢lez sabe que hay que retrasar la edad del retiro para que la Seguridad Social no quiebre; casi lo hizo para los jueces y los catedr¨¢ticos, pero luego se achic¨®.
El ¨²nico remedio que parece hab¨¦rsele ocurrido a Gonz¨¢lez hasta ahora para tanta falta de productividad es decir que tenemos que mantenernos en la primera divisi¨®n de la Comunidad Europea. Incluso se atrevi¨® a pedir que Espa?a sustituyera a Canad¨¢ en el grupo de los siete pa¨ªses industrializados m¨¢s ricos (a¨²n me sonrojo al recordarlo). Pero su pol¨ªtica europea est¨¢ equivocada: combina el maquillaje de las cifras macroecon¨®micas para cumplir los criterios de Maastricht con una actitud pedig¨¹e?a que me recuerda a la tradicional de Asturias en nuestro pa¨ªs. La igualaci¨®n de bienestar que se consigue con prestaciones de la Seguridad Social y la que se alcanza con pol¨ªticas agr¨ªcolas comunitarias o fondos de convergencia acaba con la dignidad y las ganas de trabajar. Gonz¨¢lez tiene que poner primero su casa en orden.
Diga verdad, don Felipe Gonz¨¢lez, de lo que le es preguntado: ?dejar¨¢ pasar la ley de huelga? ?Renegar¨¢ de la ley Boyer? ?Cerrar¨¢ los comercios los domingos? ?Subir¨¢ los impuestos de los trabajadores para solidarizarse con los que podr¨ªan trabajar? ?Mantendr¨¢ monopolios en el mundo de la empresa y en el mundo sindical?
?Cu¨¢nto depende de este hombre desmayado que dice haber comprendido el mensaje del electorado y promete hacer el cambio dentro del cambio!
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