El Madrid no dobleg¨® a un Bar?a a contragolpe
El Real Madrid y el Barcelona est¨¢n llegando al final de la temporada con sus dep¨®sitos de gasolina pr¨¢cticamente vac¨ªos. Los dos andan empe?ados en ese ¨²ltimo golpe de ri?¨®n que necesitan para ganar la Liga. Y, de repente, se, encuentran en un partido como el de anoche. Ninguno de los dos cambiar¨ªa la Copa por la Liga, y eso resta tensi¨®n a un enfrentamiento que llega en un momento tan inoportuno. Pero, parad¨®jicamente, esa rebaja en la tensi¨®n permiti¨® ver uno de los Madrid-Bar?a m¨¢s abiertos e intensos delos ¨²ltimos a?os. Si no llega a ser por la actuaci¨®n de los porteros, soberbios ambos excepto el error de c¨¢lculo de Zubizarreta en el gol blanco, el partido podr¨ªa haber tenido un resultado muy amplio. El empate dej¨® un mal sabor de boca en el Real Madrid, porque control¨® m¨¢s tiempo el bal¨®n. Pero fue una imagen enga?osa. Sumando las oportunidades claras de gol, el Madrid apenas super¨® al Barcelona.Johan Cruyff sigue sin ganar en el Bernab¨¦u como entrenador, pero anoche se acerc¨® m¨¢s que nunca. Un empate en un partido de 180 minutos, cuya segunda parte se jugar¨¢ en el Camp Nou, es un resultado excelente. A Cruyff parece que se le han acabado los inventos en sus cinco a?os de: visitas infortunadas al Bernab¨¦ti. El ¨²ltimo, el nacimiento y muerte de Pablo como azulgrana, debi¨® servirle de escarmiento. Anoche intent¨® una nueva t¨¢ctica m¨¢s sensata: el contragolpe. Le sali¨® bastante bien.
El Barcelona, por una vez, dej¨® el dominio del bal¨®n al rival. Se parapet¨® en un fuerte sistema defensivo con las l¨ªneas muy cercanas -la ausencia de Koeman y las ¨²ltimas pifias ligueras as¨ª lo aconsejaban-, y apost¨® por el contragolpe con Stoichkov pisando la cal de la banda izquierda. El Madrid, con Milla moviendo al equipo, llegaba con cierta facilidad, pese a estar cercenado su mejor recurso, Michel, por el marcaje de Juan Carlos.
Las jugadas de gol de la primera parte llenan un largo p¨¢rrafo. Witschge lanz¨® un gran tiro (m. 4); Luis Enrique dispar¨¦ al cuerpo de Zubizarreta cuando ya estaba batido en el suelo (m. 16); Hierro lanz¨® una falta que par¨® el guardameta azulgrana (m. 21); Stoichkov dispar¨® al palo corto y Buyo lo intuy¨® (m. 26); el gol de Bakero (m. 32); un cabezazo nefasto de Stoichkov solo (m. 3 5); un fuera de juego inexistente del b¨²lgaro cuando se iba solo (m. 37); un disparo duro y raso de Goikoetxea que detuvo Buyo (m. 40); el gol de Zamorano (m. 42).
Zubizarreta y Buyo, dos guardametas tan distintos como la noche y el d¨ªa -uno es sobrio, el otro es un nervio-, estuvieron espl¨¦ndidos en toda esta fase. Pero otra pareja aguant¨® el peso de sus respectivos equipos. sin hacer tanto ruido. El despliegue de Bakero y de Milla durante los primeros 45 minutos fue extraordinario. Milla se hart¨® de robar balones y de encontrar huecos para lanzar a sus compa?eros. Bakero era capaz de arrebatar un bal¨®n en defensa para rematarlo 80 metros m¨¢s all¨¢ y volver de nuevo a la retaguardia. Su generoso despliegue tap¨® el ego¨ªsmo de fuerzas de un hombre como Witschge, que se va a ir del Barcelona sin haber demostrado nada. Su papel fue el de un cero a la izquierda.
El dominio del Madrid en la segunda parte se hizo m¨¢s intenso, aunque sigui¨® el toma y daca de oportunidades. El equipo de Benito Floro, m¨¢s entero f¨ªsicamente, lleg¨® con m¨¢s claridad. Hasta cuatro veces se encontr¨® Zubizarreta en la trayectoria de los obuses de larga distancia de Hierro, la versi¨®n espa?ola -cada vez m¨¢s ajustada- del misil-Koeman. El Barca replic¨® con un tiro de Laudrup, otro de Bakero y un tercero de Stoiclikov.
Pero el partido comenz¨® a morirse cuando Milla y B¨¢kero, se fueron del campo. Mart¨ªn V¨¢zquez realiz¨® una buena jugada, salvada por Nadal en ¨²ltima instancia, pero su entrada rest¨® fluidez a un equipo que ya era incapaz de superar a un Barcelona descaradamente defensivo.
Si hay un detalle que ahora diferencia a ambos equipos es su hombre-gol. Uno, Zamorano, est¨¢ inspirado. Es agresivo, pelea por cada bal¨®n, presiona hasta la extenuaci¨®n... y marca goles. Todo le sale bien. El otro, Stoichkov, est¨¢ en un pozo. No corre, se queja por todo, remata sin ilusi¨®n, y ha perdido su olfato de killer. Lleva seis meses con el chip cambiado. Eso explica, vista la igualdad de fuerzas, porque el Madrid es l¨ªder en la Liga.
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