Campanada nacionalista
Coalici¨®n Canaria y el PP dan un vuelco al mapa pol¨ªtico del archipi¨¦lago
El electorado canario rompi¨® la bipolaridad y dio tres grandes respuestas, en lugar de dos, en los pasados comicios generales. Sin diferencias abultadas entre s¨ª, PP, PSOE y Coalici¨®n Canaria (CC), por este orden, suman cinco, cinco y cuatro diputados. La opci¨®n nacionalista ha dado la campanada en su deb¨² y cuenta con el mayor n¨²mero de senadores (cinco, frente a cuatro socialistas y dos populares). La distancia territorial y la sensaci¨®n de abandono de las islas explican su repentino auge. Pero, adem¨¢s, con el realce experimentado por el PP, afloran ciertos rasgos de una sociedad m¨¢s conservadora.Los socialistas han aguantado, en cierta manera, el tir¨®n despu¨¦s de 10 a?os de clara hegemon¨ªa en las elecciones generales y auton¨®micas. Pierden dos diputados (ten¨ªan siete desde 1989), pero se afianzan en la provincia de Santa Cruz de Tenerife, donde cuentan con una direcci¨®n s¨®lida liderada por Juan Carlos Alem¨¢n. En cambio, en Las Palmas deber¨¢n renovarse para no morir, como reconoce su m¨¢ximo dirigente, Carmelo Artiles.
El caso que m¨¢s llama la atenci¨®n es el de Coalici¨®n Canaria, que pasa de uno a cuatro diputados (Luis Mardones ten¨ªa un esca?o por las Agrupaciones Independientes de Canarias, hoy integradas en CC). Tras el 6-J, los nacionalistas poseen un considerable patrimonio electoral, sobre el que posan su mirada los sectores econ¨®micos. Las peque?as y medianas empresas -en Canarias no cabe hablar de grandes- han dado la espalda a las fuerzas pol¨ªticas nacionales y hoy se refugian en este proyecto de partido nacionalista como si de su tabla de salvaci¨®n se tratara. El Gobierno aut¨®nomo, en manos de CC, abandera la reivindicaci¨®n de una nueva ley econ¨®mica, que sustituya al tradicional r¨¦gimen econ¨®mico fiscal (REF) y facilite incentivos a la inversi¨®n. ?ste es el objetivo n¨²mero uno de los empresarios canarios y, en parte, de unos sindicatos apremiados por reducir un ¨ªndice de paro que llega al 25% de la poblaci¨®n activa.
Jer¨®nimo Saavedra, ex presidente del Gobierno aut¨®nomo y secretario regional del PSOE, ha puesto el dedo en la llaga: "En Canarias se ha encendido el farolillo rojo", declar¨® gr¨¢ficamente a este peri¨®dico. "Hemos subido a pesar de no tener televisi¨®n auton¨®mica", comenta Ad¨¢n Mart¨ªn, secretario general de la Agrupaci¨®n Tinerfe?a de Independientes (ATI-AIC) y nuevo diputado nacionalista. Tanto ¨¦l como Lorenzo Olarte, portavoz de CC, piensan que Felipe Gonz¨¢lez no desoir¨¢ la alarma que ha saltado en las islas.
Cuantitativamente, el PP ha duplicado sus votos de 1989 en el archipi¨¦lago (si bien ha aumentado s¨®lo en dos su n¨²mero de diputados). Los cerca de 275.000 votos del 6-J lo sit¨²an en cabeza por primera vez, a una prudencial distancia del PSOE. Los populares tienen el m¨¦rito de haber multiplicado por dos sus votos a pesar de carecer de una m¨ªnima implantaci¨®n local para ello.
El periodo en que goz¨® de mayor influencia pol¨ªtica fue la segunda legislatura auton¨®mica (1987-1991), pero acab¨® siendo expulsado del Gobierno antes de que ¨¦ste concluyera su mandato, y a partir de entonces entr¨® en una fase de profunda sequ¨ªa. Hoy, el PP ha resucitado gracias a unos votos ca¨ªdos del cielo que lo transforman en el primer partido de las islas tras m¨¢s de diez a?os de primac¨ªa socialista. Su mayor ¨¦xito se registra en las grandes urbes (Santa Cruz de Tenerife, La Laguna, Las Palmas de Gran Canaria, Telde), como apunta el presidente del Grupo Popular en el Parlamento canario, Fernando Fern¨¢ndez. Al tratarse de los escenarios donde se dilucidar¨¢n las pr¨®ximas elecciones auton¨®micas de 1995, dir¨ªase que el fantasma del PP planea ahora sobre socialistas y nacionalistas, como el 6-J lo hizo sobre el CDS.
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