La revoluci¨®n del valor
Dunkel critica la formaci¨®n de los nuevos precios industriales
El reloj Watch se fabrica ya en pa¨ªses del ?frica subsahariana con salarios 50 veces inferiores a los de Suiza; por el contrario, el Sureste asi¨¢tico disminuye su dumping social; Corea y Hong Kong no utilizan burdas copias de Pierre Cardin o Yves Saint-Laurent para dominar el mercado mundial de la seda; Costa de Marfil exporta m¨¢s embalajes que materias primas. Sobre este escenario de libertad creciente, una revoluci¨®n del valor subvierte el orden del comercio mundial, pero no conjura la tentaci¨®n proteccionista cuando sus defensores amenazan las reglas de competencia.
Arthur Dunkel termina su mandato como director del GATT (Acuerdo General sobre Aranceles y Comercio) convencido de que la Ronda Uruguay s¨®lo se firmar¨¢ si, dice, "somos capaces de trasladar a todos los estados miembros los acuerdos que Canad¨¢, Estados Unidos, Jap¨®n y la CE alcanzar¨¢n en la pr¨®xima cumbre de Tokio".La b¨²squeda de los menores costes productivos es casi tan veloz como la circulaci¨®n del dinero. El ¨¦xito del reloj electr¨®nico o la localizaci¨®n industrial de laneros y algodoneros sobre la cornisa que une Casablanca y Alejandr¨ªa relanzan la colonizaci¨®n comercial iniciada hace casi veinte a?os por los transistores de Akio Morita, presidente de Sony. El hazlo como quieras, ?pero vende barato! sacraliza un modelo contestado por Dunkel: "No estoy de acuerdo. La influencia del precio en la competencia internacional ha sido muy exagerada, refuerza el proteccionismo. Hoy el consumidor prefiere calidad".
El veterano profesor de econom¨ªa vuelve a la c¨¢tedra de la Universidad de Friburgo convencido de que la fijaci¨®n de precios en el comercio internacional no depende ¨²nicamente del factor trabajo: "Las diferencias salariales entre el Sureste asi¨¢tico y Europa empiezan a disminuir".
A pocos meses de la firma de la Ronda Uruguay, los intereses industriales privados erosionan los acuerdos institucionales. El fin del mandato de Dunkel en el GATT -concretado con el nombramiento en el puesto de Peter Southerland- coincide en el tiempo con la presi¨®n de los lobbies y la ola de respetabilidad intelectual reci¨¦n conquistada por los proteccionismos. "Un d¨ªa u otro el GATT deber¨¢ formalizar acuerdos con las organizaciones no gubernamentales, se?ala Dunkel.
El comercio internacional, fundado sobre la especializaci¨®n, expresa hoy las diferencias subyacentes entre p¨¢¨ªses. Australia exporta lanas y Tailandia manufacturas intensivas. La actual divisi¨®n t¨¦cnica del trabajo, reflejo de las circunstancias hist¨®ricas del comercio mundial, est¨¢ reforzando las pol¨ªticas industriales de los pa¨ªses. De ah¨ª arranca el temor a la creciente tentaci¨®n protecionista de Estados Unidos resumida en el ideario de Laura d'Andrea Tysson, directora del equipo de asesor¨¦s de Clinton y defensora a ultranza de las ayudas para el mantenimiento de los sectores clave de la industria de tecnolog¨ªa avanzada.
En opini¨®n de algunos expertos, las diferencias de cambio ocupan hoy el centro de la tensi¨®n comercial entre Estados Unidos y Jap¨®n: "Reforzando el valor del yen, disminuir¨¢ la competitividad nipona, caer¨¢ el super¨¢vit comercial japon¨¦s y mejorar¨¢ el d¨¦ficit norteamericano", afirmaba Rudiger Dornbusch, profesor del Massachusetts Institut of Technology (MIT), en un reciente encuentro con empresarios espa?oles. Pra Dunkel, sin embargo, "los acuerdos comerciales entre Estados Unidos y Jap¨®n, tienen mayor alcance que la correlaci¨®n concreta del valor de las monedas cuya expresi¨®n es puramente macroecon¨®mica".
Lejos de los maximalismos dram¨¢ticos que sit¨²an la guerra comercial a un paso de la guerra de las galaxias -en palabras del economista de Wall Street Gary Shilling-, Dunkel destaca los beneficios mutuos de los dos grandes: "No podemos olvidar que Honda tiene la mitad de su mercado en EE UU y el Tesoro americano se financia con afluencia de capital japon¨¦s".
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