Las mujeres acusan en un juicio sin sentencia
"La escuela de Miljevina se convirti¨® en un campo de violaciones. Grupos de soldados serbios arrebataban cada noche a una ni?a de 10 a?os de los brazos de su madre y la devolv¨ªan a la ma?ana siguiente, destrozada", relat¨® ayer Fadila Memisevic, de Bosnia-Herzegovina. Ella es una de las 25 testigos que declararon ante el Tribunal Global contra las Violaciones de los Derechos de la Mujer, creado por las Organizaciones No Gubernamentales (ONG) de la conferencia.En el simb¨®lico juicio, sin acusados presentes ni sentencias posibles, el numeroso p¨²blico de la sala no pudo contener las l¨¢grimas frente a esta superviviente de excepci¨®n que dio cuenta de violaciones masivas, embarazos indeseados y genocidio. Tambi¨¦n se habl¨® sobre el tr¨¢fico de mujeres asi¨¢ticas obligadas a prostituirse en Europa; sobre el incesto y las persecuciones pol¨ªticas. Juristas internacionales escucharon durante 10 tensas horas en las que nadie se atrev¨ªa ni siquiera a respirar un testimonio espeluznante tras otro peor, y entregar¨¢n hoy su sentencia, tambi¨¦n simb¨®lica, en una ceremonia con los delegados gubernamentales de la cumbre.
La jornada protagonizada por las ONG, puso de manifiesto los fallos en el cumplimiento de los programas y convenciones existentes para proteger los derechos de la mujer, y que su atropello es considerado todav¨ªa corno un asunto privado y dom¨¦stico. El proceso simb¨®lico es la culminaci¨®n de una campa?a respaldada por 800 ONG de 121 pa¨ªses y medio mill¨®n de firmas para exigir a Naciones Unidas el reconocimiento de los derechos espec¨ªficos de la mujer como derechos humanos, adem¨¢s del nombramiento de un relator especial sobre la violencia sexual contra las v¨ªctimas m¨¢s vulnerables en conflictos nacionales o internacionales.
La gran sala donde se han instalado m¨¢s de 2.000 ONG se ha transformado en una especie de feria heterog¨¦nea, ruidosa y colorida donde se deja constancia del sufrimiento de una manera extra?amente festiva. J¨®venes de Corea del Sur vestidos con trajes blancos danzan al ritmo de los tambores pidiendo la libertad para sus prisioneros pol¨ªticos. Mientras la polic¨ªa de las Naciones Unidas les pide silencio, son aplaudidos por la Iniciativa de Gays y Lesbianas de Cuba y un grupo de minusv¨¢lidos en sillas de ruedas.
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