Terrenal y espiritual
BATIDO EL comunismo, el enemigo es ahora, para el papa Juan Pablo II, el capitalismo. Pero reprocha a ¨¦ste lo mismo que antes a aqu¨¦l: su materialismo, que identifica con el laicismo. El discurso del Papa polaco sigue siendo fundamentalmente contrailustrado: s¨®lo la relaci¨®n con lo divino hace humanos a los hombres. Estos d¨ªas lo ha repetido en Espa?a, pa¨ªs que visita por cuarta vez. Su mensaje combina la defensa de los derechos humanos y la apertura al di¨¢logo interecum¨¦nico con la denuncia de los males del siglo. Pero la identificaci¨®n de esos males con la descristianizaci¨®n de la sociedad le lleva a mezclar aspectos tan diferentes como el divorcio, la droga, el aborto, el ate¨ªsmo, la pornograf¨ªa y hasta el paro.El Papa ha mantenido la idea clave de sus anteriores visitas: de alabanzas a la Espa?a hist¨®rica -la de Francisco de Vitoria, la de la convivencia de las tres grandes religiones monote¨ªstas, la de la evangelizaci¨®n- y de cr¨ªtica a la sociedad de hoy, cuyo alejamiento de esa tradici¨®n la ha puesto en crisis: de valores, de identidad. Ello es un reflejo de la idea b¨¢sica de su pontificado: la de que no pueden existir en la sociedad valores ¨¦ticos, solidaridad, ni siquiera bienestar econ¨®mico, si no se vuelve a la sacralidad de anta?o. El Papa actual, a diferencia de sus antecesores, niega valor moral a todo lo que signifique cultura no religiosa. En su formaci¨®n intelectual no ha conectado con las corrientes de pensamiento liberal e ilustrado que fundan la modernidad. Su ¨²nica relaci¨®n con ¨¦sta es la de la comunicaci¨®n de masas, para la que ha acreditado mucha sensibilidad, como lo demuestra, por ejemplo, el masivo acto de ayer en Madrid, o los de d¨ªas anteriores en Andaluc¨ªa.
Ese talento brilla especialmente en la denuncia. Pero su car¨¢cter terrenal contrasta con el espiritualismo de una respuesta, volver a Dios, que tal vez resulte demasiado poco humana para quienes padecen esos males que fustiga.
Reivindica el Papa para su Iglesia el derecho a no comprometerse con ning¨²n r¨¦gimen pol¨ªtico concreto, pero al mismo tiempo pide a los seglares que intervengan activamente en todos los campos, incluido el pol¨ªtico. Algunos peri¨®dicos italianos han interpretado en clave electoral esa llamada, aventurando -que estaba proponiendo la creaci¨®n de un partido cat¨®lico. En realidad, su llamamiento a la movilizaci¨®n de los seglares recuerda m¨¢s bien las apelaciones del Opus De? al activismo de los cat¨®licos frente a la secularizaci¨®n en cualquier frente -econ¨®mico, pol¨ªtico o cultural- en que se manifieste.
La ambig¨¹edad derivada de su doble funci¨®n de jefe religioso y jefe de un Estado hace que cuando denuncia lo que considera males de la sociedad no se distinga si se dirige a sus fieles -pidi¨¦ndoles, por ejemplo, que no aborten o no se divorcien o no se droguen- o si est¨¢ impugnando las actuaciones de un Gobierno legitimado por las urnas. Llegar a decir que los problemas del paro, de la corrupci¨®n o del terrorismo son el fruto del alejamiento de los espa?oles del evangelio y hacer una llamada a una cruzada para reconquistar la sacralidad de la sociedad bajo el lema de que ha llegado "la hora de Dios" deja la duda sobre si est¨¢ actuando como autoridad moral de una parte de los ciudadanos o como jefe de un Estado que interfiere en los asuntos de otro.
Por otra parte, afirmar que los problemas del paro y de la corrupci¨®n son el resultado del alejamiento de Dios de los espa?oles y de la descristianizaci¨®n de la sociedad se concilia mal con la realidad. Es falso que los pa¨ªses m¨¢s cat¨®licos hayan resuelto mejor sus problemas econ¨®micos y de corrupci¨®n. Y si no bastase el ejemplo de Am¨¦rica Latina, ah¨ª est¨¢ el mism¨ªsimo Vaticano, con esc¨¢ndalos financieros como el de la quiebra del Banco Ambrosiano, que llev¨® a los jueces de Mil¨¢n a emitir una orden de detenci¨®n y captura del banquero del Papa, el arzobispo Marzinkus, y que oblig¨® a la Santa Sede a desembolsar al Ambrosiano 260 millones de d¨®lares como desagravio voluntario.
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