Capitulaci¨®n
ES DIF?CIL encontrar en un mismo documento diplom¨¢ticas tesis tan contradictorias como las que figuran en la parte de la declaraci¨®n de Copenhague dedicada al problema yugoslavo. En ella se repiten los principios de la conferencia de Londres de "inadmisibilidad de la conquista de territorios por la fuerza" y de "respeto a la independencia, soberan¨ªa e integridad de Bosnia-Herzegovina". Pero aplicar tales principios supondr¨ªa poner fin a las agresiones serbias y croatas que, con la violencia y los horrores de la limpieza ¨¦tnica, han encerrado a la poblaci¨®n musulmana (la m¨¢s numerosa de la rep¨²blica) en unos cuantos enclaves.La cumbre de Copenhague no va por ese camino: al contrario, pide a los negociadores Owen y Stoltenberg (que ya han abandonado el plan de paz elaborado por el primero de ellos y Vance) que busquen una "soluci¨®n equitativa y viable". Ya se sabe en qu¨¦ sentido se realiza la b¨²squeda de tal soluci¨®n en las negociaciones de Ginebra con los serbios y croatas. Se trata de aceptar b¨¢sicamente una nueva realidad territorial que ha sido impuesta por la fuerza por los agresores. Ello equivale -seg¨²n ha declarado Cyrus Vance, el antiguo negociador que ahora se ha retirado a su casa en EE UU- "a recompensar a los responsables de las depuraciones ¨¦tnicas".
Hasta ahora, el presidente de Bosnia, el musulm¨¢n Izetbegovic, se hab¨ªa negado a participar en unas negociaciones que llevaban a la destrucci¨®n de su pa¨ªs. Pero su posici¨®n ha sido puesta en entredicho en una reuni¨®n de la presidencia colectiva de Bosnia, en la cual los miembros de origen croata han decidido participar en las negociaciones de Ginebra. Todo parece indicar que se pretende apartar al musulm¨¢n intransigente Izetbegovic para lograr que otros dirigentes de Bosnia se sumen a la soluci¨®n que Serbia y Croacia est¨¢n imponiendo.
A pesar de algunas frases del comunicado de Copenhague reafirmando principios que luego se violan en la pr¨¢ctica -el doble lenguaje es recurso obligado de una diplomacia hip¨®crita-, lo cierto es que la pol¨ªtica europea evoluciona hacia una legalizaci¨®n de las conquistas serbias y croatas. Un punto de dicho comunicado insiste en que se debe ayudar a la ONU con fuerzas militares y medios para organizar la defensa de las llamadas zonas protegidas, donde los musulmanes podr¨¢n estar a salvo de sus agresores. Por importante que sea esta protecci¨®n desde el punto de vista humanitario, est¨¢ a mil leguas de la defensa del principio de integridad de Bosnia y del rechazo de los cambios territoriales impuestos por la fuerza.
Esta evoluci¨®n puede tener consecuencias nefastas en una Europa oriental en la que los movimientos nacionalistas m¨¢s o menos extremistas ponen en cuesti¨®n las estructuras estatales. En las fronteras de la antigua Yugoslavia pueden estallar agudos conflictos en Macedonia y Kosovo. El lamentable ejemplo de Bosnia, con el abandono por Europa y EE UU de principios b¨¢sicos de la Carta de las Naciones Unidas, s¨®lo puede ayudar a estimular las tendencias a buscar soluciones violentas en los conflictos nacionales y fronterizos.
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