La caligraf¨ªa de la autoridad

La capitalidad cultural de Europa convivi¨® en 1992 con unas calles repletas de faltas de ortograf¨ªa. "Avenida America", "25 setiembre", "Gran Via de Hortaleza", "Centro Ciuda", "calle O'Donell", "calle Alcala"... Los grafistas contratados seg¨²n cada caso por el Ayuntamiento o por Obras P¨²blicas para sus carteles se dejaban en el troquel acentos, preposiciones y letras; y el desprecio de los pol¨ªticos por el idioma del pueblo, que muchos ya muestran desde el chorroborro de sus discursos, ha mantenido tama?os errores sin enmienda alguna.?Qu¨¦ importancia tiene todo esto?

Ninguna. No depende de eso el bienestar de los madrile?os, ni la mejora del tr¨¢fico, ni siquiera los realojamientos. Es s¨®lo una cuesti¨®n de formas.

El nombre completo que figura en las tarjetas de visita del general Manuel Fern¨¢ndez-Monz¨®n Altolaguirre no entrar¨ªa en un r¨®tulo viario, porque es demasiado largo, sobre todo si se incluye su grado militar. El jefe de la Polic¨ªa Municipal de Madrid acaba de enviar una circular a sus agentes donde les cuenta que ha encontrado entre ellos un ambiente "viciado e intrigante", y adem¨¢s demasiadas libranzas. El general remata sus folios explicando que nada busca con esto, "...a ning¨²n sitio puedo llegar que no haya llegado ya".

?Qu¨¦ importancia tiene esto?

Apenas nada, s¨®lo un enfrentamiento verbal con los sindicatos, que no empeorar¨¢ la seguridad ciudadana ni acabar¨¢ con los coches en doble fila.

El delegado del Gobierno, Miguel Solans, ha difundido un informe policial sobre la violencia de los inmigrantes y las especialidades delictivas que parecen agruparlos gen¨¦ticamente con gran precisi¨®n. Se titulaba La influencia negativa de actuaciones delictivas de extranjeros, y dec¨ªa, por ejemplo, que, seg¨²n datos del pasado a?o, "6.551 extranjeros, lo que supone un 56%, inciden directa o indirectamente sobre la sensaci¨®n de inseguridad ciudadana en la capital"; y conclu¨ªa: "Hay que dejar constancia de la gran correlaci¨®n existente entre la actuaci¨®n de estos grupos y los niveles de inseguridad".

?Qu¨¦ importancia tiene esto?

En fin, nada que vaya a resolver o acrecentar los problemas de la inmigraci¨®n en s¨ª mismos, o de la pobreza en el Tercer Mundo.

Son s¨®lo tres cuestiones de estilo. Qu¨¦ mala suerte que en la pol¨ªtica y la funci¨®n p¨²blica las formas no puedan disociarse de los fondos, sino que entran en el mismo paquete y son directamente proporcionales. El desprecio por la correcta escritura retrata la inapetencia cultural; el resquemor hacia los sindicatos recuerda las actitudes de anta?o; y la diferenciaci¨®n entre inmigrantes marginados y espa?oles marginales nos lleva a poner etiquetas a la pobreza como si con ello ya pudi¨¦ramos sentimos ajenos a ella, y tal vez inmunes.

"No soy Cervantes", se disculp¨® Solans, asumiendo elegantemente una redacci¨®n que quiz¨¢s no era suya. Ahora bien, si a Cervantes le hubieran reeditado un Quijote cuerdo, habr¨ªa buscado al loco que lo discurri¨® para averiguar qu¨¦ cosa tendr¨ªa dentro. Bienvenidas sean siempre las excusas de cada cual. Pero reducirlo todo a una cuesti¨®n caligr¨¢fica ser¨ªa negar la ciencia de los graf¨®logos.