Ser o no ser

Este cantaor gitano y catal¨¢n, Duquende, est¨¢ emergiendo a la fama como uno de los m¨¢s cualificados herederos de Camar¨®n. Un concepto ¨¦ste que me parece una bober¨ªa, pero las cosas del espect¨¢culo funcionan as¨ª.L os genios no tienen herederos, por mucho que los busquemos con lupa. Duquende, en este recital, hizo seis cantes, algunos de ellos largu¨ªsimos, y es verdad que a veces -sobre todo en las buler¨ªas- sonaba casi exactamente igual que Camar¨®n, pero, como adem¨¢s demostr¨® cantar con acento propio, aquel mimetismo de fotocopia me parece no s¨®lo ocioso, sino que incluso puede a la larga tornarse negativo para ¨¦l. Le habr¨¢ servido para levantar el vuelo, probablemente, pero debiera ya asumir que no necesita muletas de esa especie para volar por su cuenta.

Porque la verdad es que Duquende es un cantaor excelente, tiene en su voz un instrumento rebosante de flamencura y lo sabe utilizar muy bien. Donde m¨¢s se alej¨® del ejemplo camaronero -cantes minero-levantinos y siguiriyas- es justamente donde m¨¢s alto puso el list¨®n de sus posibilidades. Canta con desgarro, quiebra la voz de maravilla y su quej¨ªo es sincero, producto de impulsos emotivos de buena ley.