Espa?a destroza su s¨ªndrome italiano
La c¨²pula del espacioso Europahalle de Karlsruhe retumb¨® como nunca lo debe haber hecho. Abajo, sobre el parqu¨¦, se debat¨ªa por no ser enviada a la tumba la selecci¨®n italiana. Orgullosa, hist¨®rica, irreductible, Italia tuvo que claudicar. Espa?a, el rival a costa del que ha sacado brillo a sus ¨²ltimas hornadas, le puso con un pie fuera de los cuartos de final del Europeo. La serenidad y la inteligencia se unieron para agrandar la majestuosa sensaci¨®n que destil¨® el equipo espa?ol. Fue un medido pero intenso ajuste de cuentas. Como si los cinco a?os que han tenido que transcurrir desde que Espa?a derrot¨® a Italia hubieran servido para preparar a conciencia el d¨ªa del desquite.El partido se construy¨® de acuerdo a los planos. Los italianos, en una desesperada situaci¨®n, apelaron a sus armas tradicionales. Con m¨¢s fuerza si cabe. Bastaron unos minutos para que expusieran todo su repertorio. El ataque espa?ol les desquici¨®. Intentaron paliar los estropicios a' base de una zona defensiva ocasional. No bast¨®. Tuvieron que enlodar el partido. Eligieron a Villacampa como principal cabeza de turco. El equipo espa?ol mostr¨® el aplomo necesario para responder con las mismas armas sin perder la cabeza. No supo leer el criterio arbitral y eso le cost¨® ser m¨¢s castigado en el primer tiempo. Pas¨® por un momento de desconcierto. Los primeros tiros exteriores de los italianos provocaron alg¨²n da?o y una peque?a desventaja, 11-14. Pero Espa?a no perdi¨® la compostura.
A pesar de todo, la defensa sobre Rusconi empez¨® a hacer mella. Los tiradores exteriores italianos eran cada vez mejor controlados por Herreros y Jim¨¦nez. Espa?a le dio al partido un tono sorprendente. Empez¨® a dominarlo con una superioridad impensable en un choque de esta catadura: 2215 mediada la primera parte.
En un partido tan feo y brusco, Espa?a aport¨® las ¨²nicas dosis de raciocinio. Orenga y Ferran salieron de la zona para evitar al intimidador Rusconi. Mart¨ªn aprovech¨® los pases interiores para sacar provecho de su superioridad sobre Tonut y Pittis. El juego espa?ol, a pesar de alguna aceleraci¨®n excesiva, fue siempre muy repartido. A los italianos no les quedaba otro recurso: o acababan a tortas con todos o no pod¨ªan elegir una v¨ªctima propiciatoria. Espa?a no perdi¨® la compostura bajo ning¨²n concepto.
Italia reparti¨® le?a hasta que el partido se le fue ya de forma irremisible. La diferencia, todav¨ªa discreta en el descanso (4037), fue engordando de forma paulatina pero sin pausas. Muchos minutos de la segunda parte fueron una aut¨¦ntica burla al baloncesto de calidad. Los italianos lo fallaron todo. Se perdieron en un ataque espeso. Acabaron con lanzamientos paranoicos. Espa?a fue abriendo brecha hasta los 18 puntos: 74-56. Myers, defendido por Herreros y Epi, acab¨® discutiendo con su t¨¦cnico, Ettore Messina, un s¨ªntoma m¨¢s del cariz de los acontecimientos. Sin ¨¦l, con un Pittis inactivo y muy bien marcado por Crespo, el equipo italiano s¨®lo fue capaz de obtener cinco canastas en toda la segunda parte. El resto fue un constante ir y venir a la l¨ªnea de tiros libres.
Espa?a certific¨® su nuevo rostro. Se asegur¨® virtualmente una de las dos primeras posiciones que le dar¨¢n derecho a enfrentarse a un rival te¨®ricamente inferior en los cuartos de final.
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