Devu¨¦lveme el voto y que qu¨¦date con todo lo dem¨¢s
Pujol ha rehuido el compromiso de gobernar en Espa?a pese al riesgo de que su electorado le pida cuentas
?rase una vez un diputado que dej¨® de serlo porque se atrevi¨® a comparar la actitud de Jordi Pujol con la del gobernante de la cervantina ¨ªnsula Barataria. Josep Maria Trias de Bes, parlamentario desde 1979 y durante el ¨²ltimo cuatrienio vicepresidente cuarto del Congreso, af¨ªn a Miquel Roca hasta el extremo de jugarse su carrera, pon¨ªa el dedo en la llaga el pasado oto?o, en plena crisis de Converg¨¨ncia Democr¨¢tica de Catalunya (CDC): ?ser¨¢ capaz Pujol de asumir mayores cargas de,, responsabilidad hasta el extremo de incorporarse a un Gobierno de coalici¨®n?Llegada la hora de la verdad, su respuesta a la oferta de Felipe Gonz¨¢lez ha sido no, pese a las presiones en sentido contrario de casi todos: opini¨®n p¨²blica, algunos dirigentes de su partido y sectores empresariales.
Cuando Pujol entr¨® en La Moncloa el jueves para su segunda entrevista con Gonz¨¢lez, la suerte del. Gobierno de coalici¨®n estaba echada. Pujo! lleg¨® dispuesto a acabar con todos los rumores que desde el d¨ªa 6 se obstinaban en situar a los nacionalistas catalanes en el Consejo de Ministros sin atender a los contundentes mensa es que el l¨ªder j
de Converg¨¦ncia i Uni¨® (CiU) iba lanzando, en los ant¨ªpodas de un, Gobierno de coalici¨®n.
Una furgoneta de las que Iberia tiene para las personalidades hab¨ªa trasladado poco despu¨¦s de las 9.00 a Pujol directamente de la terminal del puente a¨¦reo a la sala de autoridades del aeropuerto de Barajas. Pujol estaba nervioso. Preocupado, pero no tenso. Se sent¨ªa como aquel enfermo de ri?¨®n a punto de expulsar una piedra. Pujol ha estado sometido estas semanas a una fuerte presi¨®n para que variara su posici¨®n, sin saber aquellos que la practicaban que cuanto m¨¢s reh¨¦n se siente de una situaci¨®n, m¨¢s dif¨ªcil es que cambie.
Ni siquieira discutible
El d¨ªa antes, Pujol hab¨ªa confesado a uno de sus interlocutores su voluntad de aparcar definitivamente el tema de la coalici¨®n: 'Todo lo dem¨¢s es negociable, pero nuestra entrada en el Gobierno, ni tan siquiera discutible".
Quiz¨¢ la historia del Gobierno de coalici¨®n se estuviera escribiendo de otra manera si Roca no hubiese errado el tiro. Si no hubiese planteado su enfrentamiento co5n Pujol a destiempo -en el congreso del pasado octubre-, dejando en la penumbra sus principales argumentos y ampar¨¢ndose en las discrepancias con Uni¨®, y, en ¨²ltima instancia, si no hubiese aceptado un; retorno en condiciones de gran; debilidad pol¨ªtica.
La misma noche electoral, cuando a¨²n se iban conociendo los primeros resultados, ya eran muchos los dirigentes nacionalistas que invitaban al PSOE a gobernar en solitario. Simult¨¢neamente, empezaba a funcionar un di¨¢logo fluido entre nacionalistas catalanes y vascos, tambi¨¦n reacios a entrar en el Gobierno. En el otro lado del escenario nacionalista se situaba, pr¨¢cticamente en solitario, Miquel Roca, que consideraba "un absurdo" las declaraciones realizadas en caliente por algunos socialistas en el sentido de que el PSOE pod¨ªa gobernar en solitario.
El martes d¨ªa 8 los nacionalistas hac¨ªan su primera oferta concreta: no al Gobierno de coalici¨®n, no al pacto de legislatura, pero s¨ª a los m¨¢s amplios acuerdos parlamentarios en dos cuestiones b¨¢sicas: econom¨ªa y autonom¨ªa. Pujol se sent¨ªa a¨²n tranquilo: Gonz¨¢lez descansaba en Andaluc¨ªa y la ¨²nica voz socialista hab¨ªa sido la de Alfonso Guerra en defensa de un Gobierno monocolor. Esta situaci¨®n dur¨® poco. Gonz¨¢lez regres¨® el viernes d¨ªa 11 a Madrid e inmediatamente sus colaboradores avanzaron que el presidente propondr¨ªa un Gobierno de coalici¨®n a nacionalistas catalanes y vascos. Lleg¨® la hora de la verdad.
Pasaban los d¨ªas y Gonz¨¢lez no llamaba a Pujol. Este hab¨ªa lanzado otro mensaje contundente: no habr¨ªa di¨¢logo si el l¨ªder socialista telefoneaba a Roca antes que a ¨¦l. El lunes 14 se produjo la llamada. Fue una conversaci¨®n breve. "Te llamo para decirte que quiero hablar contigo; me gustar¨ªa que nos entrevist¨¢ramos en breve", le dijo Gonz¨¢lez.
Mientras tanto, Roca guardaba un significativo silencio. No hac¨ªa ni un mes que hab¨ªa declarado de forma contundente a EL PA?S: "Gane quien gane, el interlocutor de CiU ser¨¦ yo". Pujol. insist¨ªa: no quer¨ªa un Gobierno de coalici¨®n. Los dirigentes nacionalistas arropaban al presidente del partido y su n¨²mero dos quedaba en franca minor¨ªa. El d¨ªa 17, Pujol se entrevistaba con Gonz¨¢lez y ¨¦ste le somet¨ªa, seg¨²n el nacionalista, a una demostraci¨®n "de su gran poder de persuasi¨®n". Pujol sali¨® satisfecho, y sus imprecisiones y el tono distendido de sus declaraciones llegaron a hacer pensar a algunos que incluso estaba convencido. Gonz¨¢lez hab¨ªa defendido con gran entusiasmo la incorporaci¨®n de los nacionalistas al Gobierno, incluso lleg¨® a hablar de la ocasi¨®n hist¨®rica que este paso supon¨ªa para el catalanismo. Gonz¨¢lez viaj¨® a Copenhague convencido de que Pujol no pod¨ªa rechazar su oferta.
Una negativa educada
El pasado lunes, el comit¨¦ ejecutivo de CDC aprobaba que para empezar a hablar el PSOE deb¨ªa asumir "¨ªntegramente" su programa. Era una forma educada de decir no. S¨®lo cinco directivos acompa?aron a Roca en su defensa de la coalici¨®n. El secretario general lanz¨® un mensaje demoledor: "Estamos a punto de cometer un error hist¨®rico".
Est¨¢ por ver c¨®mo repercute ese enroque de Pujol en las auton¨®micas de 1996. Si eran ciertos sus temores de que pagar¨ªa caro un compromiso con el Gobierno en plena crisis econ¨®mica y sin una pol¨ªtica auton¨®mica aceptable para CiU o si, por el, contrario, el electorado catal¨¢n le castigar¨¢ por haber faltado a su compromiso del Ahora decidiremos. Si, como canta Mar¨ªa Dolores Pradera los lamentos de la mujer que pregona "devu¨¦lveme el rosario de mi madre y qu¨¦date con todo lo dern¨¢s", las cuentas del rosario no se acaban convirtiendo en votos y una franja de su electorado le pide: devu¨¦lveme el voto y qu¨¦date con todo lo dem¨¢s.
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