Ex yugoslavos y ex sovi¨¦ticos, frente a frente
Los cuartos de final presentan dos encuentros cl¨¢sicos y dos de nuevo cue?o. El Espa?a-Alemania y el Grecia-Francia tienen muchos antecedentes. Las novedades aparecen en los otros. Bosnia ha empezado a competir hace apenas unos meses. Estonia ha reaparecido como selecci¨®n este a?o despu¨¦s de haber participado como tal en 1937 y 1939. Ambas se van a enfrentar a equipos con los que formaban las antiguas selecciones de Yugoslavia y la URSS.CROACIA-BOSNIA. Juegan en M¨²nich quienes contienden en la guerra de Bosnia. Cinco bosnios han participado de forma directa en el conflicto b¨¦lico. Es un factor que, como acicate o por exceso de tensi¨®n, afectar¨¢ al encuentro. Croacia, subcampeona ol¨ªmpica, es pese a las bajas de Petrovic y Kukoc la gran favorita para el t¨ªtulo. Hasta ahora es el ¨²nico conjunto invicto. Radja y Perasovic llevan el volante de una plantilla superior, sobre todo en el banquillo, a la de los bosnios. ?stos se basan en Bilalovic y Primeroc bajo el tablero y Avdic y Mutapcic fuera del per¨ªmetro. Bosnia parte como v¨ªctima, pero puede complicar las cosas a cualquiera.
RUSIA-ESTONIA. De las selecciones que no part¨ªan como favoritas son las que mejor impresi¨®n han causado. Los ojeadores tienen material para entretenerse con sus jugadores. El equipo ruso se basa en una disciplina y una defensa que suple su potencial de hace a?os, cuando era la URSS. A los ya experimentados Gorin, Bazarevitch y Babkov, todos de fuera del per¨ªmetro, y a Sujarev ha a?adido una hornada con buen futuro: Fetissov, un pivot al que pretende el Estudiantes; Panov, Mijailov y Karasev. Los estones sacan partido del talento del alero Kuusma (9 de 12 triples contra Alemania), el escolta Pelika y el pivot Babenko.
GRECIA-FRANCIA. La selecci¨®n francesa llega con m¨¢s ambici¨®n que nunca. Se trata de un equipo con menos estrellas (faltan Dacoury, Occansey y Demory), pero m¨¢s compacto y disciplinado que hace a?os. El ejemplo del Limoges en la Copa de Europa ha reforzado la confianza en sus posibilidades. La savia nueva, Forte, Bonato y Rigaudeau, se complementa a la perfecci¨®n con Ostrowski y Adams. La irrupci¨®n de un pivot no muy alto, pero poderoso e inteligente, como Bilba le ha dado recursos. El equipo griego estar¨¢ respaldado en la grada (m¨¢s de 5.000 seguidores). De la intensidad con que act¨²a el cuadro griego y del virtuosismo de Yannakis, Christodulo o Galakteros se puede esperar todo.
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