Sobre la plaza de Oriente
Seg¨²n se dice, la Real Academia de Bellas Artes ha pedido una serie de informes sobre el proyecto de reforma de la plaza de Oriente como base para pronunciarse sobre el particular. He le¨ªdo, asombrado, que el se?or Oriol califica uno de estos informes, completamente contrario a su proyecto, como "inmovifista" (EL PA?S, 1 de junio). A uno, en su corto entender, no le entran en la cabeza las razones del se?or Oriol para decir tal cosa, y prefiere creer que ha debido de haber un malentendido del transcriptor.De ser cierto que lo ha dicho, no podr¨ªa encontrarse mejor argumento contra el proyecto que la falta de rigor que demuestra el se?or Oriol. Porque llevando esa idea a sus ¨²ltimas consecuencias habr¨ªa que pensar que los gerentes del Museo del Prado son inmovilistas porque no incluyen en Las hiladeras un poster de U2 o de Julio Iglesias.
Los cuadros se pueden restaurar, pero no cambiar, y cuando un espacio urbano est¨¢ suficientemente completo, como es el caso que se trata, se puede a?adir un seto nuevo o cambiar el ¨¢rbol que se ha secado, limpiar la fachada del palacio o las estatuas de los reyes, pero no es inmovilismo negarse a que cambie el aspecto general. La pregunta clave es sencilla: tal como est¨¢ ahora ?est¨¢ mal? Si molestan los autom¨®viles pasando por delante de palacio, podr¨ªan prohibirse o hacer el t¨²nel que propone otro de los informes, pero considerar inmovilismo hacer un levantamiento de la plaza es como obligar a todo el mundo a pasar por el cirujano para cambiarse la nariz.
No s¨¦ si se debe al contagio de la campa?a electoral, pero parece haber entrado en el com¨²n la man¨ªa de descalificar. Loca man¨ªa que puede resumirse en: si tiene usted a mano una buena descalificaci¨®n de su contrario, habr¨¢ ganado la partida; ll¨¢mele inmovilista, tercermundista, antiecol¨®gico o machista; no importa que tenga raz¨®n o no: son todos descalificativos con garra. La cuesti¨®n es m¨¢s grave que un problema de narices; las ideas se defienden con la raz¨®n, y creo que, de ser cierto mi temor, el se?or Oriol est¨¢ dispuesto a defender su proyecto con u?as y dientes, como los leones la carne de sus presas, y no como los humanos las ideas-
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