Una nueva colecci¨®n publicar¨¢ la obra completa de los cl¨¢sicos
"Tenemos una deuda con los escritores", dice el editor Manuel Arroyo
Una nueva colecci¨®n literaria de caracter¨ªsticas in¨¦ditas se propone publicar toda la obra de los cl¨¢sicos espa?oles, de literatura y de pensamiento. La Biblioteca Castro, editada por Turner y subvencionada por la Fundaci¨®n Jos¨¦ Antonio de Castro, editar¨¢, por ejemplo, la obra completa de Calder¨®n de la Barca, Tirso de Molina (12 vol¨²menes) o Lope de Vega (30 vol¨²menes), sin m¨¢s a?adidos que, una breve introducci¨®n a cargo de un experto; cada ejemplar costar¨¢ unas 8.000 pesetas. El primero es el Quijote.
"Aparte de encarcelarlos, perseguirlos y fusilarlos, existe una especie de deuda con los escritores espa?oles", dice Manuel Arroyo, editor de Turner, mientras recuerda la historia de fray Luis de Le¨®n ("dec¨ªamos ayer... "); Unamuno, aislado en Salamanca tras su respuesta al grito de "?Viva la muerte!" por el fundador de la Legi¨®n, o Garc¨ªa Lorca, fusilado en el barranco de V¨ªznar. Pues aparte de los cerca de 600 libros de cl¨¢sicos que se reimprimen para los estudiantes, numerosas obras de los cl¨¢sicos espa?oles resultan inaccesibles para quienes no sean especialistas. "Leer siempre se ha considerado peligroso en Espa?a", dice Arroyo. "No deja de ser significativo que el mayor h¨¦roe literario espa?ol se volviera loco a causa de los libros".Desde finales del siglo XIX, los espa?oles no pueden comprobar por qu¨¦ a Lope de Vega se le llama pr¨ªncipe (o f¨¦nix) de los ingenios, como inspirador del dicho "muchas obras, en horas 24, pasaron de las musas al teatro". Desde entonces no se hab¨ªa vuelto a reeditar toda su obra, que en esta colecci¨®n est¨¢ prevista en 30 vol¨²menes. De otras obras, como, por ejemplo, la de fray Luis de Granada, s¨®lo se conoce la versi¨®n expurgada por la Inquisici¨®n. La iniciativa se reclama heredera de otras parecidas en la historia cultural espa?ola, como la colecci¨®n de cl¨¢sicos fundada por Antonio de Sancha en el siglo XVIII o la de Ribadeneira en el siglo XIX, que se sigue vendiendo.
"Los criterios para una colecci¨®n de este tipo no son de tipo comercial", dice Manuel Arroyo, para precisar que, "al igual que todo lo que merece la pena en arte", algo tan ambicioso no ser¨ªa posible sin subvenci¨®n. Jos¨¦ Antonio de Castro fue un abogado de Madrid dedicado a los negocios de la construcci¨®n. Seg¨²n Manuel Arroyo, el proyecto ha recibido de la fundaci¨®n el apoyo para la m¨¢xima calidad: el papel es finland¨¦s y la impresi¨®n se realiza en Verona. El proyecto no es s¨®lo su sue?o de toda una vida, dice: tambi¨¦n es "mi venganza contra los malos editores".
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