El toro envuelto en lam¨¦
La noche se presentaba "suave, lenta y sentimental", como dijo Jeff Healey poco despu¨¦s de empezar su actuaci¨®n ayer en Las Ventas. Era una velada de blues y el cartel anunciaba tres int¨¦rpretes de distintos estilos, unidos s¨®lo por su forma de dar sentido a las tensas cuerdas de la guitarra. Empez¨® la Jeff Healey Band, sigui¨® -pasada la medianoche- B. B. King y el jugoso postre era Johnny Guitar Watson, que al cierre de esta edici¨®n todav¨ªa esperaba su turno. Una noche larga, sin prisas, con momentos intensos y deseos de prolongarla hasta el amanecer.El m¨¢s joven de los tres, el canadiense Jeff Healey, empez¨® algo tarde y ofreci¨® un concierto amplio con temas de su ¨²ltimo disco, Feel this. Una formaci¨®n de rock y un grupo que arropaba perfectamente los quehaceres de este rubio m¨²sico invidente, que se aferraba a la guitarra sosteni¨¦ndola plana sobre sus piernas, pero que de pronto daba un salto y segu¨ªa tocando con el instrumento sobre la cabeza o en el suelo. Interpret¨® temas propios y algunas versiones, como el While my guitar gently weeps, de los Beatles que despert¨® el entusiasmo de un p¨²blico atento, pero tranquilo.
Todo cambi¨® cuando empezaron los preparativos para la entrada de B. B. King. El llamado rey del blues ejerce como tal con toda la pompa que su reino ha creado para ¨¦l. La orquesta plantea con su sola presencia la inminencia de un gran acontecimiento musical. Entran al escenario el piano y los instrumentos de viento, las chaquetas, pajaritas y orondas figuras de los cortesanos del blues. Hay una introducci¨®n triunfal, un himno ?le casi quince minutos y en el centro, vac¨ªa, reposa la guitarra real con nombre de mujer: Lucille.
Mientras tanto unos focos potentes inundan en el lateral la salida del chiquero y se ve pasar entre unos pocos hombres inquietos la enorme figura de B. B. King, verdaderamente majestuoso. No es ret¨®rica. Era como un enorme toro que entraba al ruedo con chaqueta de: lam¨¦ y pajarita. ?l mismo se hace anunciar como rey y en cuanto empu?a su guitarra sobre su vientre queda inmediatamente demostrado por qu¨¦ nadie, de momento, le disputa el t¨ªtulo. Tanto cuando habla con la guitarra como cuando rompe la noche con su voz, B. B. King es due?o de s¨ª y de los que le rodean. Y sabe darle a una noche la tensi¨®n de un sentimiento.
La noche dej¨® con ¨¦l de ser "suave, lenta y sentimental", porque el pulso y la hondura de este m¨²sico la hizo explosiva, triunfal y por momentos hasta dolorosa, apasionada. Son extremos que coron¨® con las estrellas y que el p¨²blico elev¨® con sus aplausos. El tambi¨¦n veterano Johnny Guitar Watson tuvo el duro deber de continuarla.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.