Renovaci¨®n en fr¨ªo
LA MAGNA asamblea -cerca de 3.800 participantes- que los socialistas franceses han celebrado en Ly¨®n ha servido para frenar la ola de pesimismo de sencadenada tras el fuerte rev¨¦s sufrido en las elecciones de marzo. Sin embargo, esta asamblea no tiene nada que ver con la idea lanzada por su principal pro motor, el ex presidente del Consejo, Michel Rocard, cuando propuso pocas semanas antes de las legislativas un Big Bang de la izquierda, un renacimiento a partir de cero, para salir del pantano en el que se esta ba hundiendo la formaci¨®n socialista. La idea rocardiaria suscit¨® iniciales declaraciones de simpat¨ªa en variados sectores de la opini¨®n. Pero enseguida se manifest¨® el temor a lo desconocido y la enorme capacidad de resistencia de las instituciones: nada de poner en cuesti¨®n al partido socialista. Renovar s¨ª, pero dentro del cauce que el partido ya representa.El propio Rocard dio un giro a su proyecto cuando logr¨® apoderarse de la direcci¨®n del Partido Socialista franc¨¦s (PS) y se concentr¨® en el objetivo de consolidar su posici¨®n dirigente, frente a los contraataques de quienes se sent¨ªan relegados, como el tambi¨¦n ex jefe de Gobierno Laurent Fabius.
La reuni¨®n de Ly¨®n ha servido, con todo, para subrayar que algo est¨¢, efectivamente, cambiando en el socialismo franc¨¦s. Una muestra de ello es la ausencia de los trabajos del presidente Mitterrand, el escas¨ªsimo eco que su nombre despert¨® entre los presentes, hasta el punto de que su menci¨®n apenas arranc¨® unos aplausos de cortes¨ªa, y lo que, en definitiva, hay que valorar como el fin de la etapa mitterrandiana del socialismo franc¨¦s. Esta especie de retorno al laicismo en la vida del partido es un importante paso hacia adelante, pero encerraba un grave peligro: la dispersi¨®n de las diferentes corrientes, lo que hubiese llevado, con rapidez a la liquidaci¨®n del partido. Rocard lo ha evitado con esta curiosa reuni¨®n de Ly¨®n, que no ha sido un congreso, sino una asamblea muy numerosa y flexible en la que s¨®lo hablaron los afiliados de base, cuyas ideas deber¨¢n ahora servir para la convocatoria de un congreso en toda regla, probablemente en el pr¨®ximo mes de octubre.
La peculiar estrategia de este Big Bang rocardiano, un tanto populista, no facilitaba una elaboraci¨®n seria de nuevas propuestas ante los problemas fundamentales que angustian a. los franceses. Sobre el propio futuro del partido, que est¨¢ en el centro de todas las. preocupaciones, no se han apuntado ideas originales capaces de promover soluciones. En lo referente a Europa, se prest¨® un apoyo con cautelas a Maastricht, con una insistencia particular en que los socialistas promueven una Europa pol¨ªtica y social, y no una Europa de los financieros. En otra cuesti¨®n que apasionaba a los asamble¨ªstas -el car¨¢cter que deber¨¢ tener el PS- hubo un clima netamente favorable a la desaparici¨®n de las corrientes. Sin embargo, en el tono de muchas intervenciones, se percib¨ªa que la existencia de corrientes sigue siendo una realidad.
Son muchas, en definitiva, las espadas que han quedado en alto. Para discernir los futuros pasos del socialismo franc¨¦s, es indispensable esperar al pr¨®ximo congreso. De momento, algo evidente es que Rocard ha logrado alcanzar una situaci¨®n de privilegio en comparaci¨®n con otros l¨ªderes del partido. Pero al mismo tiempo, algunas de las ideas m¨¢s audaces e interesantes que intent¨® promover, como una concepci¨®n no partidaria de la izquierda, vista como confluencia de diversas familias de pensamiento, han sido descartadas por la masa de militantes. Ni siquiera se tocar¨¢ el nombre del partido y la renovaci¨®n tender¨¢ a devolverle la fuerza que ha perdido. As¨ª, aunque ha habido una presi¨®n muy fuerte para la supresi¨®n de las corrientes, no hay garant¨ªas de que en el congreso no afloren de nuevo los modos caciquiles y clientelistas que tanto da?o han hecho hist¨®ricamente al Partido Socialista franc¨¦s.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.