Un ¨¦xito inesperado
LAS CUMBREs del G-7 han adolecido generalmente de una notable imprecisi¨®n tem¨¢tica, de moverse en el terreno de los mejores deseos, pero tambi¨¦n en el de la falta de mecanismos que les dieran ejecutividad. Pese a ello, la reuni¨®n que ahora concluye en Tokio presenta un balance al que, no sin alguna cautela, parece que habr¨ªa que calificar de inesperado ¨¦xito.La reuni¨®n de los siete pa¨ªses m¨¢s ricos del planeta parec¨ªa inevitablemente abocada a convertirse en una cumbre menor. En primer lugar, sus m¨¢s destacados protagonistas se hallaban -o se hallan todav¨ªa- en notables posiciones de debilidad pol¨ªtica: el presidente norteamericano, Bill Clinton, acusado de indecisi¨®n e incoherencia en la escena internacional; el jefe del Estado, franc¨¦s, Fran?ois Mitterrand, escasamente repuesto del hundimiento socialista en las legislativas de marzo pasado; el canciller alem¨¢n, Helmut Kohl, que no sabe c¨®mo sufragar la reunificaci¨®n; el premier brit¨¢nico, John Major, menos amado que nunca por su Partido Conservador; el representante italiano, con un pa¨ªs hecho unos zorros; la representante canadiense, desconocida del mundo exterior, y el anfitri¨®n, Kiichi Miazawa, a punto de perder las elecciones del pr¨®ximo d¨ªa 18. Si a ese plantel a?adimos una recesi¨®n mundial, ?qui¨¦n podr¨ªa haber vaticinado una iniciativa audaz, un salto hacia adelante para devolver la esperanza en la recuperaci¨®n econ¨®mica?
Y, sin embargo, o quiz¨¢ precisamente porque en esa situaci¨®n lo ¨²nico que pod¨ªan temer era el miedo -como dijo Roosevelt tras la crisis del 29-, los siete grandes han dado ese salto adelante proponiendo un desarme arancelario de dimensiones planetarias, puesto que afecta a los que lo promueven, al resto de la Comunidad Europea -representada directamente en la cumbre, y no s¨®lo por Alemania, Francia, Reino Unido e Italia- y al resto de los 116 pa¨ªses miembros del GATT. La reducci¨®n o eliminaci¨®n de tarifas abarca a 18 sectores de productos manufacturados, y supone un vuelco de caracter¨ªsticas sin precedentes en la naturaleza del comercio mundial. Un verdadero paso hacia la transformaci¨®n de la econom¨ªa en un aut¨¦ntico mercado mundial que, en cualquier caso y al margen de los problemas de competitividad que pueda presentar a las econom¨ªas nacionales m¨¢s protegidas, es seguro que habr¨¢ de beneficiar directamente a todos los consumidores.
Es cierto que estamos hablando de un preacuerdo o un plan de acci¨®n que no todas las voces que han saludado la iniciativa la ven con el mismo entusiasmo -como ha ocurrido con la reacci¨®n de medios franceses-, que la agricultura queda, al menos de momento, fuera de lo acordado, aunque hay deseos de progresar tambi¨¦n en ese terreno, y que lo que hasta ahora es un planteamiento m¨¢s que una realidad habr¨¢ de concretarse en negociaciones arduas y complejas. Pero aun sin vender la piel del oso antes de haberlo cazado, lo cierto es que sobre estas bases es posible concluir la negociaci¨®n para la Ronda Uruguay en diciembre de este a?o. Eso por s¨ª solo equivaldr¨ªa a reconocer que el mundo en que vivimos habr¨ªa cambiado notablemente a mejor.
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