Condici¨®n necesaria, pero no suficiente
LA CUARTA investidura de Felipe Gonz¨¢lez como presidente del Gobierno ha supuesto el cumplimiento de una condici¨®n necesaria para el enderezamiento pol¨ªtico y econ¨®mico del pa¨ªs. Necesaria, pero no suficiente. Necesaria: la legislatura empieza con buen pie, con el despliegue de nuevos modos del partido mayoritario y de nuevos estilos en la oposici¨®n. Todos los dirigentes parecen haber captado el mensaje clave de la nueva situaci¨®n: no se puede gobernar como antes ni ejercer la oposici¨®n desde presupuestos parecidos a los vigentes con anterioridad al 6 de junio.La Espa?a electoral dio el mandato de finiquitar la era de las mayor¨ªas absolutas y de rectificar modos y contenidos de la pr¨¢ctica pol¨ªtica. La Espa?a oficial ha endosado el envite y ha iniciado la larga y dificil andadura de la cultura del pacto, del di¨¢logo social y de la oposici¨®n constructiva. El tono de Gonz¨¢lez, alejado de la prepotencia y dialogante con todos los grupos parlamentarios -hasta el m¨¢s exiguo-, es un indicio positivo de un cambio en el estilo de gobernar. El apoyo de los nacionalistas vascos y catalanes a la investidura constituye una inicial apuesta por la gobernabilidad, bien explicada por sus protagonistas, particularmente por Miquel Roca, que parece haber reconducido, aunque sea en la pr¨®rroga, el error cometido por su partido al desechar prima facie la oportunidad hist¨®rica de la coalici¨®n. No est¨¢ cerrado el camino a un Gobierno de amplia base, aunque sea dentro de unos meses, y eso es ya una buena noticia, especialmente porque va acompa?ada de compromisos sensatos, en absoluto disparatados, en los asuntos auton¨®micos. La misma actitud de Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, firme en la cr¨ªtica -especialmente de la coyuntura econ¨®mica-, pero flexible en su formulaci¨®n, revela una cierta actitud de prudente espera ante la evoluci¨®n de los hechos y las primeras medidas del pr¨®ximo Gobierno que se corresponde mejor con la responsabilidad exigible al principal partido de la oposici¨®n. Y que contrasta con la peque?ez de la opini¨®n sostenida por algunos medios ultramontanos todav¨ªa ensimismados en la t¨¦cnica del acoso y derribo del Gobierno, sin conceder los plazos que el electorado ha otorgado y sin esperar el contraste de las nuevas realidades con los buenos deseos explicitados por todos.
Pero destacar que el arranque de la legislatura es positivo no debe llevar a nadie a pecar de ingenuidad ni a aplaudir la posible autocomplacencia de la clase pol¨ªtica. Un buen inicio de la legislatura es requisito necesario para su buen desarrollo. Pero, insistimos, no suficiente. La situaci¨®n econ¨®mica es lo bastante dram¨¢tica como para no desmayar un solo instante en una tenaz estrategia hacia su resoluci¨®n. El mismo debate ha servido para solemnizar la existencia de un consenso pol¨ªtico b¨¢sico sobre la orientaci¨®n de las medidas a adoptar: acuerdo social, reforma del mercado laboral, reformas estructurales de la econom¨ªa, contenci¨®n presupuestaria. Pero tambi¨¦n para subrayar que cada d¨ªa que pasa los datos econ¨®micos resultan peores: la nueva previsi¨®n sobre el tama?o del d¨¦ficit p¨²blico para este a?o ( 5% del presupuesto del Estado sobre el PIB; 7% incluyendo el de las comunidades aut¨®nomas) refuerza la alerta roja sobre la situaci¨®n econ¨®mica; supone una llamada urgente a la adopci¨®n de medidas, y reclama nuevas aproximaciones de la pol¨ªtica econ¨®mica que rectifiquen los viejos errores (escasa atenci¨®n al aparato productivo, esquematismo en la pol¨ªtica de cambio y en la pol¨ªtica monetaria), porque no debe olvidarse que, aunque los males de nuestra econom¨ªa se entroncan con el contexto recesivo internacional, su gravedad diferencial en Espa?a es directamente imputable a los errores de quienes han gobernado este pa¨ªs en los ¨²ltimos a?os.
Tampoco ser¨ªa de recibo obviar que los prop¨®sitos de Gonz¨¢lez en el ¨¢mbito de la renovaci¨®n institucional exhiben tanta bondad cuanto suponen una rectificaci¨®n dr¨¢stica de la pol¨ªtica seguida por el partido socialista. As¨ª, por ejemplo, la negativa anunciada a aplicar una pol¨ªtica de cuotas a la composici¨®n de las instituciones del Estado, si se cumple, supone emprender justamente la direcci¨®n contraria a la patrimonializaci¨®n institucional desarrollada a lo largo de una d¨¦cada.
De forma que la primera piedra de la legislatura estar¨¢ bien puesta. Pero de igual modo har¨¢ bien la ciudadan¨ªa en extremar la vigilancia sobre la correcta colocaci¨®n de las siguientes. Har¨¢ bien en exigir tenazmente y con toda crudeza que las promesas de rectificaci¨®n se traduzcan en medidas pr¨¢cticas, tomadas a tiempo y eiemplarmente. En caso contrario, la incipiente cultura pol¨ªtica del pacto s¨®lo servir¨¢ para enmascarar la inoperancia, para aumentar la distancia entre los electores y sus representantes y para frustrar la legislatura. Y de ese fracaso y ese nuevo desencanto alguien, al final, ser¨ªa responsable.
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