La lluvia interrumpe el 'Dom Juan' de Moli¨¦re
"Si el cielo lo quiere...", escrib¨ªa, citando a Don Juan Tenorio, en mi anterior cr¨®nica [v¨¦ase EL PA?S del 9 de julio], "o lo que viene a ser lo mismo, si el mistral lo permite, la noche del 9 de julio, se inaugura la 47a edici¨®n del Festival de Avi?¨®n con la puesta en escena, en la Cour d'Honneur del palacio Papal, del Dom Juan de Moli¨¦re, interpretado por la Com¨¦die Fran?aise, bajo la direcci¨®n de su administrador general, Jacques Lassalle". Pues bien, el cielo lo quiso. El jueves dej¨® de soplar el mistral y el viernes, a las 22 horas, sonaban las trompetas anunciando el comienzo de la representaci¨®n en la m¨ªtica Cour d'Honneur.La Cour estaba abarrotada de p¨²blico. El clima era tenso. A la derecha del escenario, Jacques Toubon, el ministro de Cultura del Gobierno Balladur; a la izquierda, Jack Lang, el ex ministro de Cultura, socialista, quien al hacer su aparici¨®n -Lang es de los que aparecen- en el recinto acompa?ado de su esposa fue calurosamente aplaudido por un grupo de fieles. Cerca del matrimonio Lang, mezclado entre el p¨²blico, Jacques Lassalle, el administrador general de la Com¨¦die Francaise, cuyo contrato al frente de la maison de Moli¨¦re, caducado el pasado 4 de julio, est¨¢ pendiente de ser renovado o no por el ministro Toubon, una vez finalicen las representaciones de Don Juan en Avi?¨®n (20 de julio). En cierto sentido, y por bestia que parezca, el futuro de Lassalle al frente de la Com¨¦die depende -a menos que el ministro no lo haya condenado ya del ¨¦xito que ese Dom Juan pueda cosechar en Avi?¨®n, del respaldo que su montaje pueda encontrar en el p¨²blico y sobre todo en la prensa, a la que el ministro Toubon parece especialmente sensible.La funci¨®n empez¨® espl¨¦ndidamente -en la primera escena, Roland Bertin (Sganarelle), un inmenso actor, ya se hab¨ªa metido el p¨²blico en el bolsillo-; todo iba la mar de bien hasta que, deb¨ªamos llevar cerca de tres cuartos de hora de espect¨¢culo, empezaron a o¨ªrse truenos y a dibujarse rel¨¢mpagos en el cielo.
Joya arquitect¨®nica
Est¨¦ticamente, el efecto era precioso: el aparato el¨¦ctrico sobre las almenas del palacio-fortaleza, una joya de la arquitectura g¨®tica del XIV, era un¨¢nimemente recibido como un inesperado y gratificante plus escenogr¨¢fico. Y, en esas, llegamos -era cerca de la medianoche, llev¨¢bamos, pues, casi dos horas de espect¨¢culo- a la escena en que Don Juan invita a cenar al comendador, a la estatua mortuoria del comendador. Y en elmismo morriento en que la estatua inclinaba afirmativamente la cabeza aceptando la invitaci¨®n, empez¨® a llover, con fuerza. Al principio se pens¨® que pod¨ªa tratarse de un chaparr¨®n veraniego, pero pasaban los minutos y la lluvia no cesaba. Total, que decidieron suspender la representaci¨®n (cuando faltaba todav¨ªa una hora de espect¨¢culo).Y ahora viene lo mejor: como que llevamos ya dos horas sobre las tres que dura el espect¨¢culo, resulta, seg¨²n un convenio de! los sindicatos franceses del espect¨¢culo y las grandes instituciones esc¨¦nicas, como es el caso del Festival de Avi?¨®n, que el p¨²blico (que ha pagado 165 francos por su butaca, es decir unas 3.500 pesetas) no tiene ning¨²n derecho a que le devuelvan el importe de su butaca ni a poder ver en fechas sucesivas, gratuitamente, la hora de espect¨¢culo que el cielo no quiso que viese.
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