Pl¨¢cido Domingo cant¨® contra la droga en Madrid
El acto inaugur¨® el nuevo auditorio del parque Juan Carlos I
En una noche de singular relente que puso, m¨¢s que la m¨²sica, las pieles de gallina al respetable, el tenor Pl¨¢cido Domingo inaugur¨® oficialmente el nuevo auditorio al aire libre del parque Juan Carlos I, instaladojunto a los recintos feriales de Ifema, en el Campo de las Naciones. Al recital, organizado como colof¨®n de los actos realizados en tomo al D¨ªa Mundial contra las Drogas, asisti¨® la reina Sofia, acompa?ada por el alcalde de Madrid, Jos¨¦ Mar¨ªa ?lvarezdel Manzano. El Ayuntamiento piensa dedicar la recaudaci¨®n de este festival ben¨¦fico -que llen¨® tres cuartas partes del aforo- a ampliar las plazas de sus centros de rehabilitaci¨®n de toxic¨®manos, que han sufrido recortes presupuestarios.
En el p¨²blico -casi 10.000 personas- se mezclaban los aficionados a la ¨®pera y la zarzuela y los fan¨¢ticos de Pl¨¢cido Domingo, que ocupaban las gradas, con votantes populares, mayoritariamente situados en las sillas de c¨¦sped, sobre alfombra roja. El concierto se inici¨® en pleno atardecer y se vio acompa?ado, m¨¢s tarde, por un viento fr¨ªo que raspaba los altavoces y a?ad¨ªa a todas las romanzas como un coro de Maebeth en la escena en que el bosque se acerca.Antes de que llegara la Reina hizo su aparici¨®n Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, llev¨¢ndose la primera ovaci¨®n de la noche. Con ¨¦l iba su se?ora, Ana Botella, vestida una vez m¨¢s de amarillo, tremendo color para la escena y para las campa?as electorales, como se ha demostrado. Alberto Ruiz Gallard¨®n y se?ora, as¨ª como Norma Duval y se?or -el longevo croata Marc Ostarcervich- complementaron la aportaci¨®n del Partido Popular. El teniente general Manuel Guti¨¦rrez Mellado, Ana Tutor, su esposo y presidente de la agencia Efe, Alfonso Sobrado Palomares, y Ana Obreg¨®n -madre de los Lequio Borb¨®n-, completaron la n¨®mina de famosos. Ni Pl¨¢cido Domingo ni los otros artistas que gratuita y gentilmente convocaban a luchar contra el mal de nuestro siglo -la droga, desde luego- desfallecieron por ello. Los miembros de la Orquesta Sinf¨®nica de Madrid -dirigida en la primera parte por Eugene Kohn y despu¨¦s por Enrique Garc¨ªa Asensio- se mostraron arrebatadores, y otro tanto cabe decir del bar¨ªtono Carlos ?lvarez, joven pero ya reputado, y de la premiada soprano Ainhoa Arteta, que, am¨¦n de una voz potente, aportaba el nada desde?able detalle de una cintura de avispa y un peinado estilo Barbie que el viento respet¨® hasta cierto punto.
En medio de una especie de tierra de nadie a medio construir, de caminos sin pavimentar por los que los coches avanzaban penosamente, el auditorio fue por unas horas un basti¨®n, qu¨¦ digo: una fortaleza contra la droga. Y Pl¨¢cido Domingo, cual Duque de Mantua abstemio que merece premio, defendi¨® los valores eternos,colando entre romanza y cavaletta unas morcillas de textos positivos, como cuando dijo que "Madrid tiene que volver a ser una ciudad simp¨¢tica por la que podamos pasear con seguridad hasta las cuatro de la ma?aria". En aquel momento, algunos pensaron en c¨®mo se las arreglar¨ªan para regresar a sus coches, situados en el aparcamiento, al otro lado de tres puentes que deber¨ªan cruzar en la oscuridad.
Otro momento edificante de la noche se produjo cuando Pl¨¢cido, con suave acento de predicador, le pregunt¨® al bar¨ªtono ?lvarez, como representante de una generaci¨®n posterior a la suya, si hab¨ªa sentido en alguna ocasi¨®n tentaciones de entregarse a la lacra de nuestro tiempo, alo que el otro contest¨® que no, y Domingo dedujo que tal ejerriplo pod¨ªa resultar ¨²til a aquellos j¨®venes presentes que tal vez estaban queriendo lanzarse a la vor¨¢gine.
Musicalmente, el p¨²blico recibi¨® lo que quer¨ªa. Cuando Domingo cant¨® que estaba "por el soplo del amor regenerado" -La Traviata- se le ve¨ªa ya despeinado, pero contento.
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