'Sobredosis letal'
Pese al embargo, Serbia tiene armas para proseguir la guerra durante a?os
Dos a?os hace ya desde que comenz¨® la guerra en los Balcanes. Centenares de miles de granadas de todo calibre han estallado en esta regi¨®n desde entonces. Los ya m¨¢s de 200.000 muertos eran en su mayor¨ªa civiles desarmados. Su muerte no requiri¨® el empleo de una maquinaria militar avanzada. Miles de ellos ni siquiera fueron v¨ªctimas de armas de fuego, sino degollados con el tradicional pu?al utilizado desde tiempos inmemoriales en esta regi¨®n para estos menesteres.Pero las im¨¢genes de ciudades devastadas y la proliferaci¨®n de frentes de combate hacen que la opini¨®n p¨²blica occidental se plantee la cuesti¨®n sobre la procedencia de las armas en uso en los Balcanes, cuando la regi¨®n est¨¢ sometida a un embargo que afecta a todos los implicados.
Esta sorpresa de la opini¨®n p¨²blica occidental parte de un equ¨ªvoco que la mayor¨ªa de los Gobiernos europeos han fomentado: el falso supuesto de que el embargo de armas contra todas las partes acabar¨ªa agotando a los contendientes y supon¨ªa, por tanto, una medida efectiva.
Lo cierto es que una de las partes, la serbia, tiene capacidad armamentista suficiente para continuar muchos a?os la guerra en sus actuales niveles de intensidad. La doctrina militar de la defensa territorial popular fue uno de los pilares del tito¨ªsmo durante d¨¦cadas. Despu¨¦s de la ruptura con Stalin, pero sobre todo tras la invasi¨®n de Checoslovaquia por fuerzas del Pacto de Varsovia en 1968, Tito extrem¨® los preparativos para una respuesta a una hipot¨¦tica invasi¨®n.
Zonas dif¨ªciles de defender como las llanuras de la Voivodina en el norte de Serb1a fueron despojadas de toda industria estrat¨¦gica mientras el coraz¨®n del Estado, las monta?as de Bosnia y Serbia central, se convert¨ªan en grandes centros de producci¨®n y almacenamiento de armas. Monta?as horadadas sirven a¨²n como inmensos almacenes.
Las fuerzas defensoras de Sarajevo, leales al Gobierno bosnio, cuentan con uno de estos dep¨®sitos subterr¨¢neos, cuya entrada est¨¢ cerca del cementerio del hospital de Kosevo. Un estrecho t¨²nel de cerca de 100 metros conduce a una inmensa sala abovedada de cerca de 200 metros de longitud y 30 de altura. Por desgracia para los ciudadanos de Sarajevo, este almac¨¦n de armas qued¨® vac¨ªo cuando, pocas semanas antes de comenzar el asalto serbio a la ciudad, el presidente bosnio, Alia Izetbegovic, entreg¨® al Ej¨¦rcito federal todas las armas de la defensa territorial, bajo jurisdicci¨®n del poder pol¨ªtico de la rep¨²blica y la polic¨ªa, "para que no cayeran en manos de ninguno de los partidos ¨¦tnicos". La insensatez de Izetbegovic dej¨® en manos del Ej¨¦rcito el monopolio armamentista, que ¨¦ste inmediatamente comparti¨® con las bandas de la rebeli¨®n serbia contra el Estado.
Serbia y sus fuerzas en Croacia y Bosnia han sido, por tanto, pr¨¢cticamente autosuficientes para cubrir sus necesidades de armamento, si se except¨²an algunas materias primas como el aluminio, algunas piezas para la conducci¨®n y control de tiro de carros de combate que se constru¨ªan en Eslovenia o Croacia antes de la disoluci¨®n de Yugoslavia y ciertos recambios para sus aviones. Tambi¨¦n sufri¨® escasez de pilotos -que en la aviaci¨®n federal eran. en su mayor¨ªa eslovenos y croatas-, paliada despu¨¦s con mercenarios del Ej¨¦rcito sovi¨¦tico. Estrecheces puntuales fueron f¨¢cilmente solucionadas con algunas importaciones desde Israel -a cambio del permiso de emigraci¨®n para la colonia jud¨ªa en Bosnia- y suministros procedentes de antiguas rep¨²blicas sovi¨¦ticas y Oriente Pr¨®ximo, pagadas en Chipre y Malta y transportadas a trav¨¦s del Danubio, que, hasta enero pasado, era la principal arteria para violar el embargo.
Croacia, que comenz¨® la guerra hace dos a?os sin m¨¢s armas que las de la polic¨ªa y unos centenares de miles de kala:shnikovs comprados a Hungr¨ªa, cuenta hoy con un considerable Ej¨¦rcito, bien organizado y dotado pese al embargo. Los m¨¢s de 1.000 kil¨®metros de costa adri¨¢tica son imposibles de controlar pese al patrullaje de las aguas por buques de la OTAN, y el barco que pasara el estrecho de Otranto no ten¨ªa ya que temer problema alguno. El puerto de Ploce y Rijeka han sido los principales puntos de atraque para armamento pesado.
Las fronteras h¨²ngara y austriaca han sido muy permeables para el tr¨¢fico de armas a pequefia escala, pero no s¨®lo para ¨¦ste.Las armas de los antiguos ej¨¦rcitos del Pacto de Varsovia han inundado el mercado. La producci¨®n es para algunos nuevos Estados excomunistas la ¨²nica industria competitiva con que cuentan. Funcionarios que cobran en Ucrania, Rusia o Eslovaquia poco m¨¢s de diez d¨®lares de salarlo mensual dificilmente resisten a los argumentos econ¨®micos de un negocio en el que Croacia est¨¢ gastando hasta su ¨²ltimo d¨®lar.
Las fuerzas leales al Gobierno bosnio son las que peor parte llevan. Sus suministros de armas, peque?as partidas tra¨ªdas por tierra desde Austria y Alemania, y otras mayores procedentes de algunos pa¨ªses isl¨¢micos hab¨ªan de pasar necesariamente por Croacia. Ya antes de la ruptura entre estos antiguos aliados, las fuerzas croatas en Croacia y Bosnia se hab¨ªan acostumbrado a confiscar parte de las partidas compradas por los bosnios.
Hoy, con la guerra abierta entre croatas y el Ej¨¦rcito bosnio, las v¨ªas de suministro para ¨¦ste han quedado cegadas. La mayor parte de las armas con que cuenta el Ej¨¦rcito bosnio son bot¨ªn de guerra arrebatado al Ej¨¦rcito serbio.
Todos los pa¨ªses de la regi¨®n est¨¢n ya inmersos en la espiral armamentista, convencidos por la incapacidad de la comunidad internacional para parar la guerra de que s¨®lo su propia fuerza podr¨¢ garantizar su seguridad. Hungr¨ªa y Rumania, Macedonia y Albania estiran al m¨¢ximo sus maltrechas econom¨ªas para comprar armamento. Con la inmensa oferta existente y una masa ingente de funcionarios y comerciantes sin negocios ni ingresos alternativos, el despliegue de fuerzas internacionales para controlar el embargo s¨®lo puede frenar algo su flujo a la regi¨®n y mantener el desequilibrio que ha permitido a serbios primero y croatas despu¨¦s satisfacer sus ambiciones sobre sus vecinos.
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