La cama de T¨¤pies

"Yo creo que esta Bienal es mucho m¨¢s rica de p¨²blico ue la de hace tres a?os. Al menos para un pabell¨®n como este que tenemos, con a fortuna de estar al lado de la entrada", opina Mar¨ªa Sinforiana, encargada del pabell¨®n espa?ol, que es uno de los que responden al criterio tradicional de presentar a artistas seleccionados del pa¨ªs. Aunque quien espere ampliar conocimientos sobre la pintura de Anton? T¨¤pies, puede llevarse una decepci¨®n ante la premiada, cama que el artista catal¨¢n ha colgado en la Bienal, junto a obras de Cristina Iglesias.Otros de los pa¨ªses que han seguido aprovechando la Bienal para potenciar a un artista nacional son Suiza y Dinamarca. Pero pocos visitantes se acercaban a ver las 119 perspectivas de la autopista Basilea-Ginebra, todas de formato id¨¦ntico, presentadas por el suizo J. F. Schnyder, o los ¨®leos del dan¨¦s Jorn Larsen, que m¨¢s de uno parangonaba a dise?os de Bang & Olufsen trasladados a tela.

Muy visitadas, en cambio, las exposiciones individuales, seg¨²n el criterio tradicional, de la escultora Louise Bourgeois, en el pabell¨®n de Estados Unidos, y del pintor japon¨¦s Jiro Yoshihara, dentro de la r¨²brica Pasaje a Oriente.

Y como aportaci¨®n at¨ªpica a esta Bienal, la de Israel, que, prescindiendo de su tradicional pabell¨®n cerrado, ha construido un kibutz (granja agr¨ªcola) en los jardines. Un espacio h¨²medo, blando y fresco entre tanta propuesta pol¨¦mica.