Un grito exasperado

Sesi¨®n inaugural de las Noches Flamencas de los Veranos de la Villa en el Patio Viejo del Conde Duque. El recinto ha sido acondicionado con una cierta comodidad para lo usual en estos casos, buen servicio a las mesas y un ambiente en general agradablemente relajado. Las entradas a 1.500 pesetas y dan derecho a una consumici¨®n.No hubo mucha concurrencia de p¨²blico en esta primera sesi¨®n; bien es verdad que tampoco se hab¨ªa dado gran publicidad a la puesta en marcha de tal programaci¨®n, decidida con pocos d¨ªas de margen. Y para empezar, cambio en el programa. Ram¨®n, El Portugu¨¦s en lugar de Pepe Luis Carmona. Ram¨®n est¨¢ en un momento muy interesante de su carrera. Parece recuperarse de tiempos no muy lejanos en que sufri¨® decaimientos f¨ªsicos considerables, que se traduc¨ªan en merma de su capacidad cantaora.

La pena del mundo

Hoy no ocurre esto. Al contrario, vemos al Portugu¨¦s con fuerza y con una inusual potencia en el grito, al que recurre con frecuencia. Con demasiada frecuencia para mi gusto, ya que paralelamente descuida los medios y los bajos tonos, tan fundamentales en el cante. Grito desesperado, grito exasperado, que puede llevarnos casi al desasosiego, al trance de la inquietud, porque es un cante que lleva dentro toda la pena del mundo.?sta es otra caracter¨ªstica de la etapa actual de Ram¨®n, El Portugu¨¦s. Su cante se nos antoja en constante tr¨¢nsito hacia una angustia expresiva siempre en aumento. Si moderase el grito, que a veces le lleva a descomponer la armon¨ªa del cante, si interiorizase ese dolor que impregna su comunicaci¨®n jonda, el arte de este cantaor de la casta de los Porrina ganar¨ªa muchos quilates. Junto a ¨¦l, Agust¨ªn Carbonell, El Bola le acompa?¨® con un toque no espectacular, pero s¨ª justo y de gran eficacia.