El cante luminoso

Veranos de la Villa: Noches flamencasCante de Carmen Linares. Toque de Paco y de Miguel ?ngel Cort¨¦s. Recital celebrado en Madrid, en el Patio Viejo del Centro Cultural Conde Duque. D¨ªa 16 de julio.

?sta es la aut¨¦ntica f¨®rmula, indudablemente. Es la misma f¨®rmula que ya se utilizara otras veces en el, parque del Retiro -primero en los jardines de Cecilio Rodr¨ªguez y despu¨¦s en la explanada de: La Chopera- y que estuvo a punto de perderse a causa de una serie de experimentos desafortunados.

Se trata de celebrar el recital en un recinto cerrado que, aunque este al aire libre, no sea de acceso libre; obligar al pago de una entrada que haga de filtro, para de: esta manera evitar la asistencia masiva de un p¨²blico poco interesado en lo que va a ver y lograr una concurrencia respetuosa y que est¨¦ atenta. Y as¨ª conseguir reunir a un p¨²blico que se instale c¨®modamente en mesas asistidas por un buen servicio. Y una programaci¨®n digna e interesante. Sobre todo, esto.

La programaci¨®n ha empezado, ciertamente, con excelente pie. Primero intervino Ram¨®n el Portugu¨¦s; despu¨¦s lleg¨® Carmen Linares; y despu¨¦s, Chaquet¨®n. Carmen Linares dio un recital estupendo, como por lo dem¨¢s es en ella habitual. Cantaora en situaci¨®n de plenitud, la voz de Carmen Linares re¨²ne todos los requisitos para servir ejemplarmente al arte a que ha dedicado enteramente su vida.

Es la de Carmen Linares una voz fresca, llena, con alma y con pasi¨®n, que muchas veces parece cantar sin hacer esfuerzo alguno, con pasmosa facilidad; y otras, en cambio, esa misma voz se ensombrece y se rompe en el esfuerzo que conduce a la quejumbre de los sonidos negros, se hace agoniosa y entonces nos transmite cantes desesperados y sin consuelo.

Cante liberador

En esta, ocasi¨®n Carmen Linares hizo un recital casi luminoso, pues rehuy¨® -y pienso que con acierto- los g¨¦neros demasiado representativos de lo tr¨¢gico y sombr¨ªo en lo jondo. Fandangos de Huelva, alegr¨ªas, buler¨ªas, el ?Anda, Jaleo!,del repertorio popular de Garc¨ªa Lorca -al cual, por cierto, ha comenzado a grabar esta cantaora- saltaron al aire calmo de la noche estival con brio jubiloso y pre?ado de cosas buenas y reconfortantes; plena m¨²sica ah¨ª, la voz de Carmen, un puro gozo exultante y liberador.La cantaora no olvid¨®, l¨®gicamente, los estilos mayores, en los que Carmen Linares es una aut¨¦ntica maestra. La cartagenera y la taranta, por ejemplo, constituyen verdaderas cumbres en su acervo cantaor; y tambi¨¦n la ca?a, que le o¨ªamos cantar por primera vez; y la grana¨ªna, cante que no es frecuente en sus recitales. Porque ocurre que Carmen Linares es tan buena aficionada al flamenco como profesional de ¨¦l, y constantemente est¨¢ enriqueciendo su repertorio con nuevas aportaciones.