La feria de los discretos

El 14 de julio pasado fui convocado para dirigirme a un grupo de socialistas madrile?os. Con la intenci¨®n de abrir un debate, le¨ª un discurso que, puede comprobarse, contiene en el 80% de su extensi¨®n propuestas sobre dos campos del quehacer pol¨ªtico: a) modelo de partido y b) se?as de identidad del socialismo en el final del siglo.Las propuestas que buenamente aporta el discurso han recibido como respuesta, hasta ahora, el silencio m¨¢s clamoroso. Supongo que de asentimiento. Sin embargo, los partidarios del debate de ideas me han puesto el sambenito y... le?a. ?Por qu¨¦?

Hay un hecho inmediato que puede explicar, en parte, tal rasgamiento de vestiduras. Se trata, como desgraciadamente es com¨²n, de los titulares. En efecto, el p¨¢rrafo del discurso que result¨® m¨¢s noticiable dice textualmente as¨ª:

"Discurso -de los compa?eros agrupados en torno a Alfonso Guerra- que ha consistido durante bastante tiempo en dos mensajes: primero, nosotros somos el partido; segundo, contamos con el consentimiento de Felipe Gonz¨¢lez".

"Quedando en minor¨ªa, y precisamente frente a la propuesta de Felipe Gonz¨¢lez, se han reducido a escombros ambos mensajes".

Que, traducido en titulares, pone en mi boca frases como "el guerrismo ha sido reducido a escombros". Aseveraci¨®n que ni escrib¨ª ni dije, porque no creo que sea cierta.

Alguno desde Extremadura incluso me ha acusado de "totalitario y excluyente", seguramente refiri¨¦ndose al siguiente p¨¢rrafo de mi discurso.

"El debate no debiera reducirse de ninguna manera al falso dilema: guerristas s¨ª o no. En el PSOE cabemos todos los que estamos y muchos ciudadanos m¨¢s. Se trata de encontrar un modelo de partido que facilite y haga posible ese ensanchamiento".

En conjunto, las opiniones suscitadas pueden resultar irrelevantes por maniqueas; sin embargo, esta actitud censora denota miedo, y eso es m¨¢s grave. Miedo a equivocarse, a correr riesgos, a no estar en la l¨ªnea correcta. Y no es Alfonso Guerra el responsable. Quienes hayan tenido la idea de convertir al vicesecretario general en chivo expiatorio y muro de las lamentaciones de los pecados socialistas, que vayan pensando en otra cosa.

Una vez m¨¢s estamos ante la cultura de la cautela: no levantar la voz, no expresar idea original alguna y mirar de reojo por ver si el jefe sonr¨ªe. Que esta feria de los discretos, paradigma de la antirrebeld¨ªa, autocolocada por encima de la mel¨¦e, pretenda dirigir la renovaci¨®n socialista resulta una paradoja imposible.

Con todo, los problemas pol¨ªticos, econ¨®micos y sociales con los que se han de enfrentar las sociedades europeas, y en particular la espa?ola, son de una entidad poco tranquilizadora, y al socialismo espa?ol le han ca¨ªdo encima unas responsabilidades que no dan pie a la espera.

La democracia europea lo es de partidos, y del cr¨¦dito que ¨¦stos tengan depende la aceptaci¨®n global del sistema. De ah¨ª la urgencia en ensanchar la participaci¨®n pol¨ªtica a trav¨¦s de los partidos. De ah¨ª la necesidad de claridad en su pol¨ªtica a trav¨¦s de los partidos. De ah¨ª la necesidad de claridad en sus financiaciones.

Por esas razones, el PSOE llev¨® en su programa la promulgaci¨®n de una ley de partidos. El modelo del que se dote el socialismo en su pr¨®ximo futuro tendr¨¢, por tanto, una notable relevancia social.

Durante el ¨²ltimo congreso y en las elecciones primarias (las ¨²nicas en que se emplea la t¨¦cnica del voto directo y secreto en el PSOE) particip¨® poco m¨¢s del 20% del censo.

En el Comit¨¦ Federal del PSOE, el ¨®rgano de direcci¨®n pol¨ªtica en el ¨¢mbito nacional, con m¨¢s de 300 miembros, quienes no tienen cargos p¨²blicos son una exigua minor¨ªa reducida pr¨¢cticamente a los socialistas del exterior. Los menores de 30 a?os se cuentan con los dedos de una mano, y menor de 30 sin cargos p¨²blicos no hay una sola persona. Existen, es bien cierto, las Juventudes Socialistas, lo que no empeque?ece el problema.

Estos datos ponen de manifiesto la urgencia de las reformas, la necesidad de tomarse la democracia interna de los partidos verdaderamente en serio, la conveniencia de retomar la t¨¦cnica del voto directo y secreto para algo m¨¢s que delegar o asentir, la imprescindible participaci¨®n de los electores en las decisiones de los partidos de su preferencia, el destierro de la opacidad, la movilidad de las ¨¦lites; en fin, todo un programa de reformas necesitado de generosidad por parte de quienes hoy estamos en la direcci¨®n de los partidos y que en el caso del PSOE se reduce casi en exclusiva a las 10 generaciones nacidas entre las dos posguerras, vale decir entre 1939 y 1948. Este grupo de socialistas, llegado a la madurez pol¨ªtica en torno a la rebeli¨®n del 68, corre el riesgo de convertirse en una generaci¨®n tap¨®n a no ser que tenga el coraje de encabezar de verdad la renovaci¨®n, sin disfrazarse de pr¨ªncipe Salina. En efecto: es preciso que todo cambie para que nada siga igual.

El socialismo puede ser entendido como un proyecto de profundizaci¨®n de la democracia, pero ¨¦sta no tiene como ¨²nico referente el pol¨ªtico. Tambi¨¦n el econ¨®mico y el social son aspectos relevantes de la democracia.

Pedro de Silva nos propone en su ¨²ltimo libro (Miseria de la novedad) una relectura del Manifi¨¦sto comunista. Las 10 medidas que all¨ª propuso Marx para la transici¨®n: ense?anza gratuita para los ni?os, nacionalizaci¨®n de los transportes, progresividad impositiva de.... etc¨¦tera, se han cumplido en las sociedades desarrolladas, parad¨®jicamente en donde no se hizo la revoluci¨®n marxista. Este "modo de producci¨®n socialdem¨®crata" es el que ahora se ve amenazado. Su defensa y profundizaci¨®n dependen poco de la ret¨®rica y mucho de la pol¨ªtica y la cultura. En buena parte, de la cultura empresarial y sindical, o si se quiere, de la nueva dimensi¨®n democr¨¢tica que han de tomar esas relaciones en un contexto de crisis. Los pr¨®ximos meses, al aire del acuerdo social que se demanda, ser¨¢n propicios para un debate en el que el socialismo democr¨¢tico se juega mucho.

Joaqu¨ªn Leguina es presidente de la Comunidad de Madrid y militante del PSOE.