Los archivos del horror
21.000 asesinatos, 169 campos, 5.039 criminales de guerra y 172 aldeas destruidas, registrados en Sarajevo
Los documentos dan una impresi¨®n inocente, ordenadamente apilados en una caja fuerte de hierro. Muchos est¨¢n escritos a mano, pero la mayor¨ªa de las miles de p¨¢ginas est¨¢n mecanografiadas en serbocroata, cada conjunto de expedientes firmado con escrupulosidad de abogado por MIaden Sutej. "Al comienzo, ellos no mataban a la gente...", empieza una de las p¨¢ginas. "Hab¨ªa unas 4.000 personas en Omarska en aquel momento. Est¨¢bamos instalados en locales, garajes y talleres. El primer d¨ªa cogieron a 10 hombres, les serraron el cuello y les cortaron la cabeza. Unas 60 personas murieron de esa manera. Se les asesinaba en zanjas abiertas y eran cubiertas por una excavadora. Tambi¨¦n utilizaban una especie de ¨¢cido... Nos llevaron para que vi¨¦ramos lo que hac¨ªan". As¨ª recordaba un musulm¨¢n los acontecimientos del peor de los campos de concentraci¨®n serbios, en junio del pasado a?o.Cada p¨¢gina es una historia de horror. La caja fuerte de Sutej est¨¢ llena de los quiz¨¢ m¨¢s detallados testimonios reunidos hasta la fecha sobre las atrocidades de la guerra en Bosnia. Su Comisi¨®n Estatal para la Recogida de Cr¨ªmenes de Guerra en la Rep¨²blica de Bosnia-Herzegovina puede tener un nombre siniestro, pero sus informes est¨¢n repletos de verg¨¹enza y sangre. Aqu¨ª est¨¢, por ejemplo, lo declarado por un testigo musulm¨¢n sobre lo ocurrido en Brcko el 5 de mayo de 1992:
"Nos llevaron al centro m¨¦dico y nos golpeaban todo el tiempo con las culatas de los fusiles. Una anciana fue derribada y se qued¨® tendida donde estaba. La gente que hab¨ªa sido reunida fue separada. Llevaron entre 180 y 200 hombres a una mezquita. Estuvimos all¨ª 48 horas... Nos obligaron a orinar y defecar en la mezquita. Los castigos por el menor comentario iban desde golpear las palmas de las manos con varas hasta cortar orejas. Un joven musulm¨¢n, llamado Sarajka, fue crucificado en el centro de la ciudad. Muri¨® clavado a una cruz".
5.039 criminales de guerra
Sutej y sus colegas han tomado 650 declaraciones a testigos de cr¨ªmenes de guerra, han recopilado los nombres de 21.000 v¨ªctimas de asesinato, han registrado los nombres de 5.039 criminales de guerra y la localizaci¨®n de 20 fosas comunes. Seg¨²n dichos documentos, en el pasado a?o hubo 169 campos de prisioneros o de concentraci¨®n en Bosnia mientras 172 aldeas fueron totalmente destruidas durante la limpieza ¨¦tnica. Entre los edificios religiosos da?ados o destruidos se incluyen 559 mezquitas o centros musulmanes, 128 iglesias cat¨®licas y 10 iglesias ortodoxas y tres edificios religiosos jud¨ªos.
"Cuantas m¨¢s pruebas re¨²no, m¨¢s me doy cuenta de que s¨®lo tenemos recogida una parte peque?¨ªsima de los asesinatos que se cometen en nuestro pa¨ªs", asegura. Sutej es un croata casado con una musulmana. Reconoce que los musulmanes han sido verdugos tanto como v¨ªctimas: "Por descontado que los musulmanes han cometido cr¨ªmenes de guerra; no hay forma de parar a la gente cuando clama venganza. Nadie puede decir que los musulmanes sean inocentes de esos cr¨ªmenes, pero ellos han sufrido m¨¢s que los dem¨¢s. Los serbios son los principales agresores. Creemos que el n¨²mero de mujeres violadas puede ser de 30.000, casi todas musulmanas".
Las p¨¢ginas de testimonio tomadas por Sutej son un formidable logro, que ser¨¢ utilizado en futuras historias de esta terrible guerra.
He aqu¨ª, por ejemplo, la narraci¨®n de un musulm¨¢n casado con una croata que viv¨ªa en Duboj tras la entrada de tropas serbias hace 13 meses: "El 13 de junio, a las 4 de la tarde, Rajko Paripovic, el jefe serbio del consejo de ocupaci¨®n, vino con soldados, se qued¨® 15 minutos y se march¨® de nuestro piso tras asegurar que nada nos ocurrir¨ªa. Veinte minutos despu¨¦s vinieron cuatro soldados serbios con la insignia de las Fuerzas Armadas Yugoslavas. Ten¨ªan una pistola y un cuchillo. Nos preguntaron nuestra nacionalidad [sic] y cuando dije que yo soy musulm¨¢n y mi mujer croata, uno de ellos llev¨® a mi mujer a la cocina y los otros tres se quedaron conmigo. Mi mujer fue violada. M¨¢s tarde, la trajeron donde yo estaba, la desnudaron y amenazaron con violarla de nuevo... Rompieron todo buscando oro. Encontraron 9.000 dinares yugoslavos y 400 marcos alemanes. Todo el tiempo golpe¨¢ndome con los pu?os... me dieron patadas en la cara y me rompieron dos dientes..."
Entre las declaraciones m¨¢s espantosas est¨¢n las de las violadas. "Durante una noche, cinco o seis chetniks (radicales serbios) violaron a todas las chicas detenidas, incluy¨¦ndome a m¨ª", escribi¨® una musulmana. "Cuando me di cuenta de que estaba embarazada, les ped¨ª que me dejaran ir al m¨¦dico para abortar. No me lo permitieron y me dijeron que quer¨ªan que las musulmanas parieran chetniks. Cuando estaba embarazada de seis meses, nos intercambiaron a las 13 que ¨¦ramos por prisioneros serbios. Est¨¢bamos todas embarazadas, excepto una ni?a de seis a?os. Tambi¨¦n la hab¨ªan violado... " Esta testigo dio a luz a una ni?a el d¨ªa de Navidad del a?o pasado. Una parte de testimonios sugiere que los prisioneros musulmanes que hablaron con periodistas occidentales que visitaban campos controlados por los serbios en Bosnia fueron asesinados despu¨¦s. En Trnopolje, un ex prisionero se?ala: "Los periodistas extranjeros aparecieron y empezaron a rodar. Me encontraron cerca de la alambrada y comenc¨¦ a hablar, pero un oficial dijo detr¨¢s: 'Escribe sus nombres para matarlos'. Aquella noche buscaron a los que estaban en la lista para matarlos".
"?stos son cr¨ªmenes reales cometidos hoy en Bosnia", dice Sutej. "Nuestro trabajo es recoger los nombres de las v¨ªctimas y de aquellos que cometieron los asesinatos para que nuestro Gobierno pueda tomar medidas contra ellos". "Pero, con la mayor parte de Bosnia ya en manos serbias o croatas, ?no es m¨¢s probable que ning¨²n criminal de guerra sea juzgado?". MIaden Sutej permaneci¨® en silencio un largo rato y luego dijo: "Desgraciadamente, me temo que tiene raz¨®n". En cuyo caso, los archivos de Sutej ya son historia.
The Independent / EL PA?S
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