El espeluznante crimen de la mansi¨®n
Juzgados los dos hijos de un ejecutivo de Beverly Hills por el asesinato de sus padres
Una pegajosa noche de agosto de 1989 Jos¨¦ y Kitty Men¨¦ndez, un matrimonio de origen cubano, miraban la televisi¨®n y com¨ªan palomitas en su lujosa casa de Beverly Hills cuando sus dos hijos entraron en la habitaci¨®n, se colocaron tras ellos, apretaron el gatillo de su escopeta y les estrellaron los sesos contra la pantalla. Dispararon todas las balas, como si temiesen que sus v¨ªctimas se pudieran levantar de nuevo. Despu¨¦s, Erik y Lyle, que entonces ten¨ªan 18 y 21 a?os, llamaron a la polic¨ªa y, aparentando confusi¨®n y miedo, denunciaron que hab¨ªan encontrado a sus padres muertos sobre el sof¨¢.A partir de hoy, Erik y Lyle, que se confesaron m¨¢s tarde autores del doble crimen, tendr¨¢n que convencer a los 24 miembros de dos jurados de Los Angeles -ser¨¢n juzgados por separado- de su versi¨®n de que mataron a sus padres en leg¨ªtima defensa. El fiscal tratar¨¢ de demostrar que s¨®lo quer¨ªan anticipar el cobro de la herencia.
La historia, conocida como los asesinos de la mansi¨®n de Beverly Hills, es uno de los m¨¢s espantosos e inconcebibles relatos de horror conocidos, incluso en este pa¨ªs. ?Qu¨¦ grado de violencia se puede generar en una familia para llegar a un final como ¨¦ste? ?Qu¨¦ clase de padres dejan a sus hijos tener armas de fuego? ?Qu¨¦ clase de hijos pueden matar a sus padres en lugar de, por ejemplo, huir de casa? Todas estas preguntas pasar¨¢n por la cabeza de los jurados al pronunciarse dentro de unos d¨ªas sobre un caso que no tiene m¨¢s veredicto que la condena colectiva de una sociedad enferma de violencia.
Los dos hermanos Men¨¦ndez aseguran que sus padres abusaban sexualmente de ellos desde peque?os, los maltrataban habitualmente y los amenazaron con la muerto, si acud¨ªan a la polic¨ªa. El fiscal sostiene, por su parte, que Erik y Lyle planearon fr¨ªa y cuidadosamente su crimen, que lo ejecutaron como dos profesionales, que lo negaron inicialmente y que, unos d¨ªas despu¨¦s del monstruoso delito, disfrutaron de la vida como nunca: gastaron un mill¨®n de d¨®lares en viajes, coches, ropas y joyas.
La defensa tratar¨¢ de demostrar que, de no haber actuado a tiempo, Jos¨¦, de 45 a?os, y su esposa Kitty, de 47, hubieran acabado con las vidas de sus hijos. Los abogados de los dos hermanos tienen testigos que declarar¨¢n que Jos¨¦, un alto ejecutivo de la industria del espect¨¢culo, ten¨ªa fama entre sus amigos de ser un tirano. Explicar¨¢n tambi¨¦n que Kitty, una antigua reina de belleza, era adicta a los tranquilizantes y se quejaba continuamente por la infidelidad de su esposo.
La manera en la que la abogada Harland Braun plante¨® ayer la defensa es otra prueba de la irracionalidad de este caso: "Imaginemos que estamos viendo una pel¨ªcula en la que un ni?o pasa 21 a?os sometido a los malos tratos de sus padres. Un d¨ªa, decide reaccionar y los mata. ?No aplaudir¨ªa entonces la audiencia?"
La respuesta es s¨ª. Es cierto, aplaudir¨ªa la audiencia de esas pel¨ªculas que se ruedan en Beverly Hills y que hab¨ªan hecho millonario a Jos¨¦ Men¨¦ndez. En cierto modo es como si aquel emigrante cubano hubiera cargado el arma que acabar¨ªa con su vida. Espeluznante.
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