"Los salarios tienen que crecer por debajo de la inflaci¨®n"
Pedro Solbes, alicantino, ha logrado a sus 50 a?os culminar como ministro de Econom¨ªa y Hacienda una carrera pol¨ªtica en la que entr¨® con la vitola de t¨¦cnico. T¨¦cnico comercial del Estado, ha desarrollado la mayor parte de su actividad profesional en distintos cargos relacionados con la pol¨ªtica europea.Avalado por una reconocida capacidad de gesti¨®n, su car¨¢cter dialogante y su menosprecio del protagonismo, ahora tiene ante s¨ª la responsabilidad de reconducir el d¨¦ficit, atajar el paro y conseguir un pacto social que. se presenta como la principal baza para la estabilidad del Gobierno. Este "socialdem¨®crata sin carn¨¦", como ¨¦l mismo se define, asegura estar preparado para "tomar decisiones sea cual sea el coste personal".
Pregunta. ?El Gobierno puede hacer algo para cortar este fatalismo de un desempleo sin l¨ªmite?
Respuesta. Desde el punto de vista econ¨®mico, el gran problema es en qu¨¦ medida podemos reducir los tipos de inter¨¦s, y ¨¦ste es un tema claramente vinculado con d¨¦ficit presupuestario y tipos de cambio. Se puede pensar tambi¨¦n en acciones concretas que permitan mejorar el empleo, pero, si no modificamos condiciones laborales para dar mayor flexibilidad al mercado de trabajo, creo que es dif¨ªcil que podamos percibir una mejora clara del empleo.
P. ?Y el final del t¨²nel?
R. Es dificil predecirlo. Si analizamos la crisis, vemos que en el Reino Unido empieza en el a?o 1990: han estado ocho trimestres sin crecer, hasta ahora, que est¨¢ empezando a mejorar la situaci¨®n. ?Cu¨¢nto tiempo va a durar en Espa?a? Hay algunos elementos que permiten tener cierto optimismo, pero es verdad que no son suficientes para decir "que estamos tocando fondo".
P. ?Quiere insinuar que nos quedan a¨²n tres trimestres de sufrimiento?
R. La verdad es que no conocemos la duraci¨®n de nuestra crisis. Depende de muchas variables: si la econom¨ªa internacional crece de acuerdo con la mejor de las hip¨®tesis, las posibilidades son mejores. Si la recuperaci¨®n es m¨¢s lenta, sufriremos el impacto.
P. Felipe Gonz¨¢lez situaba el repunte para septiembre u octubre de este a?o.
R. Cuando hizo esta apreciaci¨®n todo apuntaba a ello; ahora es m¨¢s dificil de decir porque la situaci¨®n de Alemania y Francia ha empeorado.
P. Y en esta incertidumbre ?qu¨¦ es lo que m¨¢s le inquieta del paro?
R. A m¨ª me preocupan dos problemas. Primero, ?c¨®mo mantenemos un sistema de apoyo a los desempleados en este momento dif¨ªcil de crisis? Segundo -y es tal vez el! tema al que deber¨ªamos prestar m¨¢s atenci¨®n-, ?por qu¨¦ este pa¨ªs, incluso en situaciones econ¨®micas boyantes, tiene una tasa de desempleo tan alta? En las situaciones de crisis siempre aumentamos el paro, y cuando llega el auge no siempre se logra recuperar el nivel de empleo anterior. ?se es el punto de la reflexi¨®n a hacer con los agentes sociales.
P. ?Qu¨¦ medidas de drenaje son ahora posibles?
R. Tenemos dos tipos de paro. El c¨ªclico, que es consecuencia de la crisis, y el que podemos llamar estructural, como consecuencia de nuestros elementos diferenciales con otros pa¨ªses de la OCDE y de la CE. Es evidente que: la recuperaci¨®n econ¨®mica ir¨¢ vinculada a la mejora de ese paro c¨ªclico. Con respecto al paro estructural, la causa es un sistema de relaciones laborales que no ha permitido alternativas m¨¢s flexibles de empleo. Tambi¨¦n, y eso lo pone de manifiesto el informe de la OCDE y lo han se?alado muchos expertos, el sistema de protecci¨®n social en algunos casos desincentiva la posibilidad de empleo.
P. Digamos que no va a haber m¨¢s remedio que abordar una reforma en profundidad del sistema.
R. Hay que analizar el sistema de relaciones laborales. En cuanto, al seguro de desempleo, la idea est¨¢ bastante clara: hay que. hacer todo lo posible para mantener la protecci¨®n para todos aquellos que realmente lo necesiten. El Estado en ning¨²n caso tiene, previsto reducir lo que est¨¢ aportando a las medidas activas y pasivas del mercado de trabajo. Lo que s¨ª es evidente es que el gasto en desempleo no puede seguir creciendo de forma explosiva.
P. Entonces, una de las patas para el pacto de empleo...
R. Todos estamos de acuerdo en mantener un sistema de subsidios de caracter¨ªsticas parecidas a las que existen. En qu¨¦ grado van a influir las restricciones financieras depender¨¢ de las disponibilidades presupuestarias y de la evoluci¨®n del paro. Ese es uno de los temas a negociar con empresarios y sindicatos.
P. ?El primer contacto?
R. La semana que viene, en principio.
P. H¨¢blenos de las reformas a largo plazo, porque ese gran pacto quiere nacer con la ambici¨®n de llenar la legislatura y de ser un revulsivo para la econom¨ªa.
R. Creo que el pacto por el empleo tiene dos grandes elementos: el pacto de rentas y las condiciones del mercado de trabajo. S¨®lo si somos capaces de definir unas condiciones del mercado de trabajo razonablemente aceptables para todos y de modificar el Estatuto de los Trabajadores, que ya no se adapta a la realidad, podremos ir hacia una soluci¨®n de los problemas estructurales que tenemos.
P. Por ejemplificar, ?cu¨¢l ser¨ªa el modelo, dentro de los pa¨ªses de nuestro entorno, al que le gustar¨ªa ir al Gobierno?
R. Si la pregunta es un pa¨ªs concreto, cualquier situaci¨®n pr¨®xima al modelo de Francia o Alemania es aceptable. Parecernos al Reino Unido ser¨ªa una ruptura.
P. Mercado laboral es algo muy gen¨¦rico. ?Por qu¨¦ no precisa m¨¢s y explica la posici¨®n del Gobierno sobre formas de contrataci¨®n, despido, formaci¨®n profesional o aprendizaje?
R. La estrategia del Gobierno sobre estos puntos est¨¢ en el informe remitido al Consejo Econ¨®mico y Social. Necesitamos esperar a que los agentes sociales digan lo que piensan, y no ser¨ªa bueno adelantarnos a su informe. El Gobierno est¨¢ a favor del contrato de aprendizaje, del de tiempo parcial y de una serie de modernizaciones. Hay temas m¨¢s complejos, como el despido, en el que no es f¨¢cil decir s¨ª o no a la autorizaci¨®n administrativa.
P. Las nuevas tecnolog¨ªas requieren una mano de obra m¨¢s preparada.
R. Comparto ese an¨¢lisis, pero no se puede pasar de una sociedad agr¨ªcola a una sociedad tecnol¨®gica moderna en un periodo de 25 o 30 a?os sin que aparezcan este tipo de disfunciones. Creo que est¨¢n puestas las bases para afrontar tambi¨¦n este problema.
P. Con el pacto, a los sindicatos se les pide esfuerzo. ?Cu¨¢l es la contrapartida?
R. La generaci¨®n de empleo. Es sobre todo un problema de convencimiento sobre la colaboraci¨®n, porque, si somos capaces de colaborar y si somos capaces de salir de la crisis de forma conjunta, crearemos m¨¢s empleo. Si los sindicatos llegan a esa valoraci¨®n que hace el Gobierno, se habr¨¢ dado un paso importante. Si mejoramos nuestra situaci¨®n de competitividad y tambi¨¦n nuestro d¨¦ficit p¨²blico de forma clara y coherente con el sistema previsto en la uni¨®n econ¨®mica y monetaria, creo que las perspectivas econ¨®micas de crecimiento para nuestro pa¨ªs son claras. El problema es en qu¨¦ medida la recuperaci¨®n va a ser suficiente para absorber el desempleo que tenemos sin tomar medidas espec¨ªficas.
P. A los sindicatos se les pide ser socios de una sociedad en crisis. ?No deber¨ªa garantiz¨¢rseles dividendos, cuando los haya, a trav¨¦s de mecanismos de reinversi¨®n, para crear puestos de trabajo?
R. Evidente. En ese punto s¨ª estamos de acuerdo. Esa es la contrapartida y a la vez el reto.
P. ?El Gobierno piensa poner sobre la mesa alg¨²n mecanismo de pol¨ªtica expansiva?
R. Mi opini¨®n es que no hay margen para una pol¨ªtica distinta de la de los restantes socios de la CE. En estos momentos pensar en una pol¨ªtica expansiva con el d¨¦ficit presupuestario que tenemos y v¨ªa reducci¨®n de tipos de inter¨¦s creo que no funcionar¨ªa.
P. Algunos economistas han pro-
puesto directamente salir del Sistema Monetario, Europeo y congelar salarios.
R. Es curioso que todos los economistas que plantean recetas de este tipo sean norteamericanos, aunque en alg¨²n caso de origen europeo, y creo que no valoran la realidad europea. ?En un sistema absolutamente abierto, una pol¨ªtica expansiva va a producir beneficios para nosotros o para los dem¨¢s? Y si nuestro diferencial en una serie de equilibrios b¨¢sicos es de tal naturaleza que no vamos a beneficiarnos m¨¢s que los dem¨¢s, ?no estar¨ªamos cayendo en la trampa de una seudoexpansi¨®n de la que se iban a beneficiar terceros? S¨®lo en una econom¨ªa cerrada tendr¨ªa l¨®gica una soluci¨®n de este tipo y nadie puede plantear seriamente esto.
P. Entonces, ?no hay margen ahora para un impulso?
R. S¨ª veo una pol¨ªtica expansiva a nivel de toda la Comunidad, y por eso conf¨ªo que se refuerce la iniciativa de crecimiento europeo, ya que hasta ahora no est¨¢ teniendo los resultados que nos hubieran gustado a todos.
P. ?Es la dictadura econ¨®mica de Alemania la que no permite tirar en conjunto del carro?
R. A todos nos gustar¨ªa una reducci¨®n de tipos de inter¨¦s en Alemania, nos ayudar¨ªa. Personalmente creo que hay que luchar por el Sistema, y para la peseta no cabe la menor duda, porque creo que es importante no s¨®lo desde el punto de vista pol¨ªtico, sino tambi¨¦n econ¨®mico. Hemos demostrado que se puede crecer dentro del SME.
P. Vuelve el acoso a la peseta y surgen las voces de una cuarta devaluaci¨®n.
R. No creo que haya razones ni indicios para una cuarta devaluaci¨®n. La peseta se est¨¢ comportando bien incluso en estos d¨ªas; de ataque a otras monedas como el franco y la corona danesa.
P. Solchaga acab¨® acostumbr¨¢ndose. ?Usted se siente psicol¨®gicamente preparado para una nueva devaluaci¨®n?
R. En este puesto uno est¨¢ preparado para casi todo. Pero no creo en una nueva devaluaci¨®n.
P. La inflaci¨®n sigue muy alta, a pesar de que estamos en recesi¨®n.
R. No se puede atacar inflaci¨®n sin atacar d¨¦ficit. Para m¨ª, tal vez el d¨¦ficit es el problema m¨¢s preocupante. Pero la inflaci¨®n sigue siendo un punto de referencia fundamental.
P. ?Y c¨®mo va a atajarla?
R. Es absolutamente imprescindible entrar en algunos aspectos que nos permitan modernizar los servicios, introducir elementos de competencia adicional. Tambi¨¦n pienso, por poner el ejemplo de servicios profesionales, como el de los abogados o los arquitectos, que el sistema de precios fijos que rige fuese un m¨¢ximo y no un m¨ªnimo como hasta ahora.
P. ?No cree que ser¨ªa el momento para revisar los objetivos de convergencia, sobre todo en el caso del d¨¦ficit?
R. El objetivo del plan de convergencia era formar parte de la uni¨®n econ¨®mica y monetaria desde el primer momento. Creo que no se puede ceder de ninguna forma al objetivo de tener un d¨¦ficit no superior al 3% en 1996. Es evidente que el plan de convergencia era m¨¢s ambicioso. ?se es el punto que habr¨¢ que plantearse. Si hablamos en 1993 de un d¨¦ficit del Estado del 5% y para las Administraciones p¨²blicas del 6,5%, pensar que podemos reducir del 6,5% al 1% previsto en el plan de convergencia en tres a?os a m¨ª no me parece en las condiciones actuales realista. Pero para m¨ª es absolutamente imprescindible que en 1996 cumplamos el 3% y el resto de los compromisos de Maastricht.
P. ?Se: podr¨ªa resolver el d¨¦ficit con m¨¢s privatizaciones?
R. No me definir¨ªa como proprivatizador ni como antiprivatizador. Creo que hay que ver caso por caso. No veo la justificaci¨®n de la presencia del Estado en determinadas empresas. Pero incluso en las que el Estado puede o debe estar no veo la necesidad de disponer del ciento por ciento del capital. Una participaci¨®n menor podr¨ªa facilitar recursos para reducir el d¨¦ficit.
P. ?En Tabacalera va a seguir el Estado?
R. Tabacalera sigue siendo concesionaria del monopolio. En la medida en que el tabaco est¨¢ dando lugar a un importante fraude fiscal, el que la comercializaci¨®n se realice de la forma m¨¢s controlada posible a m¨ª me parece importante.
P. ?Qu¨¦ otros medios tiene para reducir el d¨¦ficit?
R. Tenemos un margen, para reducir el d¨¦ficit v¨ªa gasto. Y por supuesto veo mucho m¨¢s dificil reducir el d¨¦ficit v¨ªa ingresos que mediante modificaciones normativas. Creo que hay cierto margen atajando el fraude.
P. Hablando del fraude. Estos d¨ªas se ha conocido un nuevo y voluminoso fraude del IVA. ?El Gobierno piensa en alg¨²n plan especial para corregir esta situaci¨®n?
R. S¨ª, creo que ¨¦ste es uno de los puntos en concretos en que hay que poner un plan especial.
P. ?Y para el gasto, cu¨¢l es la cirug¨ªa?
R. Hay que hacer un esfuerzo importante en los gastos corrientes.
P. Pero son b¨¢sicamente salarios, y este a?o los funcionarios ya han soportado un fuerte sacrificio.
R. Cualquier recorte es necesario.
P. Existe el compromiso de mantener el gasto social, ?no?
R. Siempre hemos dicho que el objetivo fundamental es dar una red de seguridad a todos aquellos que lo necesiten. El problema es si esta red de seguridad no est¨¢ yendo a otros que no lo necesitan y, por tanto, si esa red puede ser excesiva. Es un tema bastante complejo, pero en t¨¦rminos globales estamos hablando de no recortar el gasto social y de seguir manteni¨¦ndolo. Nuestro deseo ser¨ªa incrementarlo en la medida de lo posible, pero es evidente que este objetivo est¨¢ condicionado por todo el sistema presupuestario general. Y finalmente nos quedan las inversiones. En una situaci¨®n como la actual ser¨ªa recomendable mantener el m¨¢ximo de actividad.
P. Pero, en este a?o 1993, la inversi¨®n p¨²blica est¨¢ cayendo y no cumplir¨¢n su objetivo de alcanzar el 5% del PIB?
R. El compromiso del 5% hay que entenderlo como un objetivo para toda la legislatura. Adem¨¢s, cuando nos referimos al 5% estamos hablando de inversi¨®n p¨²blica total, no s¨®lo del Estado, sino tambi¨¦n de las comunidades aut¨®nomas, ayuntamientos y empresas p¨²blicas.
P. ?Pero es posible la cuadratura del c¨ªrculo de, con menos ingresos, mantener los gastos sociales y la inversi¨®n hasta el 5% del PIB y a la vez contener el d¨¦ficit?
R. Si la pregunta es que el presupuesto de 1994 va a ser un presupuesto muy dificil, le avanzo ya que s¨ª.
P. ?Qu¨¦ previsi¨®n de d¨¦ficit tiene para 1994?
R. Mi propuesta al Gobierno ser¨¢ en todo caso por debajo del de 1993. Me gustar¨ªa situarla entre el 4,5% y el 5% del PIB.
P. ?El recorte fuerte empezar¨¢ el a?o siguiente?
R. No, el recorte empezar¨¢ en 1994. Comenzar a parar el d¨¦ficit en un a?o en que no crece la econom¨ªa ya es un gran esfuerzo.
P. ?Y este esfuerzo qui¨¦n lo va a sufrir m¨¢s?
R. El esfuerzo lo vamos a soportar todos los espa?oles. Es imprescindible que este esfuerzo lo realice toda la sociedad. En una situaci¨®n tan compleja Y que preocupa a todos, creo que estamos legitimados para hacerlo. Incluso pienso que a la sociedad le extra?ar¨ªa que no le pidi¨¦ramos este esfuerzo.
P. ?Lo que hay que leer en sus labios es que van a subir los impuestos, aunque sean s¨®lo los indirectos?
R. No est¨¢ previsto en este momento una subida del IRPF, ni del impuesto de sociedades, ni del IVA.
P. ?Entonces el sacrificio ser¨¢n los sueldos?
R. La voluntad del Gobierno es que los salarios crezcan menos que la inflaci¨®n. Pero ¨¦ste es un tema que hay que discutir con los sindicatos.
P. Usted llega a Econom¨ªa y Hacienda en una situaci¨®n de crisis. ?Cu¨¢l va a ser su impronta en esta etapa?
R. El cambio es la creciente importancia que ha tomado el d¨¦ficit p¨²blico. Para decirlo de una forma m¨¢s gr¨¢fica, mientras mis inmediatos predecesores han sido m¨¢s ministros de Econom¨ªa, posiblemente a m¨ª me toque m¨¢s ser ministro de Hacienda.
P. ?O sea, que est¨¢ un poco llamado a ser el gran corregidor del d¨¦ficit?
R. Es absolutamente prioritario.
P. Confi¨¦senos su principal desaf¨ªo.
R. Intentar llegar a un objetivo de d¨¦ficit del 3% en 1996 es posible, siempre que concienciemos a la sociedad y a la Administraci¨®n de que es fundamental. Haremos todo el esfuerzo para conseguirlo.
P. Usted se ha definido siempre como un t¨¦cnico, ?cree que ahora ya le ha llegado la hora de ser un pol¨ªtico?
R. Lo que siempre he dicho es que tengo responsabilidades pol¨ªticas, pero que no renuncio a ser un t¨¦cnico. Si se hubiera pensado en un t¨¦cnico en temas econ¨®micos o fiscales, seguramente no estar¨ªa como ministro.
P. ?Las competencias econ¨®micas del vicepresidente econ¨®mico le convierten en un ministro adjunto?
R. Me considero un ministro absolutamente con todas las responsabilidades. Aqu¨ª estamos hablando de un vicepresidente que tiene la funci¨®n adicional de presidir la Comisi¨®n Delegada para Asuntos Econ¨®micos. No me siento coartado para nada en cuanto a la gesti¨®n y definici¨®n de la pol¨ªtica del ministerio y, sin embargo, resulta enormemente ¨²til no encontrarse solo en algunas circunstancias.
P. ?Y su sinton¨ªa con el presidente del Gobierno?
R. Me siento muy identificado, soy un hombre del presidente, y mi presencia en el Gobierno ser¨ªa menos clara sin el presidente Gonz¨¢lez.
P. ?Debemos preparamos para pasar del Solbes d¨²ctil al Solbes duro?
R. Habr¨¢ que tomar decisiones sea cual sea el coste personal.
P. ?Se considera un t¨¦cnico independiente o un socialdem¨®crata?
R. Podr¨ªa aceptar que soy un socialdem¨®crata sin carn¨¦.
P. ?Por qu¨¦ sigue sin ¨¦l?
R. Se podr¨ªa interpretar que es una especie de pudor.
P. Usted se defini¨® una vez identificado con la pol¨ªtica de Solchaga, y ahora tiene que hacer otra.
R. Vamos a ver, Solchaga hizo lo que ten¨ªa que hacer en ciertas condiciones, pero esas condiciones han cambiado de forma muy importante desde finales de 1992. Posiblemente si Solchaga siguiera en este momento tendr¨ªa que pensar en una pol¨ªtica distinta.
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