Un espect¨¢culo de bailarines y bailaores

Espect¨¢culo irregular, al que hay que reconocer dignidad y honestidad en las intenciones, en la realizaci¨®n. La irregularidad reside fundamentalmente en la diversa entidad art¨ªstica de los componentes que ha integrado Alonso en su compa?¨ªa. El espect¨¢culo es flamenco en su totalidad, careciendo de cualquier esbozo argumental o hilo conductor. Los bailes se van sucediendo, ejecutados por distintos artistas, y valen seg¨²n el valor de su int¨¦rprete. Esto explica las diferencias, en ocasiones abismales, de calidad.A Bel¨¦n Maya se le puede reconocer sin ning¨²n problema el grado de eminencia en su baile por siguiriyas, de belleza excepcional.

Con su estampa menuda y su perfil de faraona antigua, Bel¨¦n traduce al lenguaje Jondo cada movimiento de su cuerpo, que, evidentemente, no sabr¨ªa expresarse de otra manera. Bel¨¦n Maya es bailaora de raza, integral, que en la siguiriya encuentra el veh¨ªculo ideal para trascender su propio sentimiento flamenco, y lo hace con imaginaci¨®n, con dramatismo interiorizado que no excluye una gracia alada en el juego de brazos y de cintura, sin alardes efectistas. Le cant¨® de maravilla ese gran profesional que es El Yey¨¦ de C¨¢diz, quien antes se hab¨ªa ya ganado a la concurrencia con un espl¨¦ndido cante por malague?a.

Antonio Alonso hizo de la farruca una versi¨®n muy personal. Sobria, contenida, un tanto solemne. Movi¨¦ndose siempre en poco espacio, como mandan los c¨¢nones flamencos. Una farruca, en fin, cerebral, distante, de bailar¨ªn m¨¢s que de bailaor, pero sumamente interesante.