Los bigotes del ¨¦xito
La vida de Azkargorta en Bolivia ha pasado de las amenazas de muerte a las visitas del presidente de la rep¨²blica
Nadie habla ya de amenazas de muerte. Nadie osar¨ªa tocar ahora a los actuales h¨¦roes de Bolivia. Cualquier pelo del gran bigote de Azkargorta es sagrado. Dos t¨¦cnicos espa?oles, Xavier Azkargorta, de 39 a?os, y Antonio L¨®pez, de 36, se han convertido en los personajes m¨¢s populares de aquel pa¨ªs. Y todo por colocar a su selecci¨®n de f¨²tbol a un paso de la fase final del Mundial 94. Cuando llegaron, hace unos meses, recibieron cr¨ªticas y amenazas. Ahora son el emblema de la patria y reciben la visita del reci¨¦n nombrado presidente boliviano, Gonzalo S¨¢nchez de Lozada. Tres amagos de infarto y 40 viviendas incendiadas fueron el resultado de la euforia boliviana tras la victoria ante Uruguay el domingo pasado (3-1). Brasil (2-0) y Venezuela (1-7) tambi¨¦n se cuentan entre las v¨ªctimas del equipo revelaci¨®n del f¨²tbol suramericano.El ¨¦xito ha llegado de golpe, como sucesi¨®n a un comienzo preocupante. A poco de pisar tierra boliviana, Azkargorta recibi¨® en su domicilio una carta. "Le dirigimos la presente", rezaba un fragmento del escrito, "para advertirle que si no clasifica a nuestra selecci¨®n para el Mundial 94, olv¨ªdese de su existencia. Usted no es nada m¨¢s que un estafador, un mediocre y un pobre charlat¨¢n". As¨ª son los recibimientos en Bolivia para un t¨¦cnico extranjero.
Azkargorta y su ayudante acudieron al primer entrenamiento con traje oscuro y corbata por aquello de dar una buena impresi¨®n. Preguntaron por los vestuarios, pero estaban cerrados. Tuvieron que cambiarse detr¨¢s de un ¨¢rbol. Meses despu¨¦s, estas desgracias son agradables an¨¦cdotas.
Fueron recibidos como enemigos. "Cuando llegamos", afirma Azkargorta, "encontramos animadversi¨®n por todos lados. No fuimos recibidos con banda de m¨²sica precisamente. Como soy m¨¦dico y hablo bien, algunos se molestaron. Me tildaron de charlat¨¢n y de que no sab¨ªa hablar. Fue la mala leche de los que escriben. Cuando llegas de nuevo a un pa¨ªs sin nadie en que apoyarte es muy duro. Lleg¨¢bamos a casa Antonio y yo, nos sent¨¢bamos alrededor de una mesa, nos mir¨¢bamos y dec¨ªamos: ?qu¨¦ hacemos?. Gracias a Dios, conseguimos encerrarnos en nuestro trabajo e ignorar los ataques".
Si ahora recibiera un an¨®nimo as¨ª y cualquier aficionado boliviano descubriera al autor, acabar¨ªa con ¨¦l a machetazos. "El boliviano", comenta L¨®pez, ' 'es un pueblo que no tiene alegr¨ªas y nosotros se las estamos dando". El propio presidente del gobierno, Gonzalo S¨¢nchez de Lozada, que asumi¨® el cargo el pasado 6 de agosto, se ha visto rebasado en popularidad por Azkargorta. Tal vez por eso quiere hacer del espa?ol un ¨¦xito suyo. Ya se ha acercado en dos ocasiones al hotel de concentraci¨®n de la selecci¨®n para adularle.
?C¨®mo lo han conseguido? Esa es la gran inc¨®gnita. ?C¨®mo una selecci¨®n que ten¨ªa asumido su papel de v¨ªctima desde hace mucho tiempo, logra de pronto derrotar a Brasil y Uruguay, dos superpotencias suramericanas? "El principal problema", confiesa Azkargorta, "es que el jugador boliviano no ten¨ªa autoestima. Nuestro principal trabajo consisti¨® en cambiarles su forma de ser. Nos guiamos por un libro, Hombrespara el f¨²tbol, de Santiago Coca, que ha sido nuestra Biblia. Se trata de trabajar con el hombre antes que con el futbolista. Se les hablaba de la voluntad y cosas as¨ª, de su actitud ante la vida".
Un m¨¦todo at¨ªpico, que cost¨® introducir. "Aunque menos dice, "que si hubi¨¦ramos tratado con futbolistas ¨ªntegramente profesionales. Probablemente nos habr¨ªan mandado a paseo. Los bolivianos estaban v¨ªrgenes y fue m¨¢s f¨¢cil". Los jugadores se quedaron impactados por el discurso de su nuevo t¨¦cnico y lo asimilaron. Algunos, incluso, se llevaban papel y bol¨ªgrafo para tomar nota de las clases del doctor Azkargorta.
"Nos vino bien", a?ade, "nuestra estancia en Espa?a [una concentraci¨®n en el Centro de Alto Rendimiento de Sant Cugatl. Les hizo tomar contacto con el f¨²tbol internacional. Vieron un Espa?ol-Barcelona y un Espa?ol-C¨¢diz y se asombraron". Azkargorta aprovech¨® otro factor: no hubo competici¨®n en Bolivia durante siete meses y el t¨¦cnico pudo r a fondo la selecci¨®n.
Tambi¨¦n le cost¨® que los jugadores se adaptaran a sus pretensiones t¨¢cticas. Azkargorta define el sistema de su equipo como "correr mucho y dar siempre el bal¨®n al de verde [Bolivia viste de verde]". Impuso un 5-2-2-1 que rompi¨® con el cl¨¢sico 44-2 suramericano. "En t¨¦cnica y f¨ªsica ya estaban puestos".
Azkargorta confiesa que estos buenos momentos le han hecho recurrir a la lectura t¨®pica: hay que salir fuera de la tierra propia para que te reconozcan. Ni siquiera se ha detenido a pensar que puede convertirse en el primer espa?ol que lleve a una selecci¨®n extranjera a la fase final de un Mundial: "Yo me veo como un trabajador sin m¨¢s. No me gustan ese tipo de etiquetas".
Azkargorta no quiere que la euforia que vive Bolivia le afecte. "Hay que intentar asumirlo con los pies en el suelo. De todas formas, que nos quiten lo bailado". No se esperaba un ¨¦xito tan r¨¢pido. El suyo es el bigote de moda en Bolivia.
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