Nikolaus Hamoncourt corona a Popea
El director berlin¨¦s entusiasma en Salzburgo con la ¨®pera de Monteverdi
La coronaci¨®n de Popea, una obra maestra de la ¨®pera que ya tiene casi 350 a?os, se ha convertido en una de las estrellas del Festival de Salzburgo 1993. Nikolaus Hamoncourt (Berl¨ªn, 1929), al frente del grupo Concentus Musicus, ha conseguido demostrar la vigencia de una pieza a la que define como "incre¨ªblemente moderna". Las intrigas de Popea para que Ner¨®n repudie a Octavia, y as¨ª llegar a emperatriz de Roma, se convierten en un juego teatral, con la ayuda de cantantes como Kurt Moll, Marjana Lipovsek, Philip Langridge y Sylvia McNair, m¨¢s la inteligencia del escen¨®grafo J¨¹rgen Flimm y de la dise?adora Marianne Glittenberg.
El clima de locura que rodeaba a Ner¨®n, la ambig¨¹edad de S¨¦neca, la conspiraci¨®n y la infamia como esencias del poder y, por encima de todo, la presencia del mal son aspectos que llevan a la pregunta moderna de la obra que Harnoncourt ha planteado as¨ª: "?Qu¨¦ es lo que le est¨¢ permitido al hombre?, ?d¨®nde se encuentra el l¨ªmite entre lo moral y lo amoral? Uno se ve reflejado en esta ¨®pera como en un espejo. As¨ª es el ser humano. Uno puede mirar aqu¨ª en los abismos del esp¨ªritu humano".En un elegante escenario con cipreses y l¨ªneas arquitect¨®nicas romanas, Popea, sobre la cama, le canta a Ner¨®n una frase de doble filo: "Mi destino est¨¢ determinado por tus labios". La audacia del espect¨¢culo est¨¢ en varios frentes. El primero, Harnoncourt, con una delicadeza suprema al dirigir, atento a que la m¨²sica no eclipse a unos actores que recitan cantando, cantan recitando o simplemente cantan. "He intentado encontrar una instrumentaci¨®n apropiada estil¨ªsticamente", ha dicho, "y que al mismo tiempo corresponda al simbolismo sonoro de nuestra ¨¦poca, de manera que la obra pueda ser igualmente entendida por un oyente sin preparaci¨®n hist¨®rica".
Los buenos actores del reparto resultan ser consumados m¨²sicos, entre ellos el bajo Kurt Moll o la mezzosoprano Marjana Lipovsek, que cant¨® el Reina repudiada y el Adi¨®s a Roma con desgarro casi exagerado, pero profundo dominio vocal. Tanto McNair en Popea como Langridge en Ner¨®n a?adieron consistencia a un s¨®lido reparto.
Peque?os lujos
En la parte esc¨¦nica, J¨¹rgen Flimm puede empezar a ser considerado un maestro, pues logra tal densidad y verosimilitud durante tres horas que puede permitirse peque?os lujos, como que un soldado romano lleve una metralleta o que los ni?os que representan el triunfo del amor le disparen flashes de paparazzi a la coronada Popea. Los vestidos de Marianne Glittenberg trasladan los colores del buen gusto italiano a unos dise?os que enlazan el barroco con la moda de vanguardia.La Popea de Harnoncourt, que llegar¨¢ el pr¨®ximo mi¨¦rcoles a la ¨²ltima representaci¨®n, hace cumplido homenaje a los 350 a?os de la muerte de Monteverdi (1567-1643). La otra obra de Monteverdi programada para este aniversario, el Orfeo, bajo la direcci¨®n de Ren¨¦ Jacobs, tambi¨¦n trae aire fresco a Salzburgo. Representada al aire libre, con Laurence Dale como protagonista, los cantantes y el escen¨®grafo Herbert Wernicke consiguen superar con ¨¦xito un planteamiento arriesgado: Orfeo, Eur¨ªdice, ninfas y pastores son una pandilla de indiferentes en traje de noche que participan en un ostentoso banquete y beben champ¨¢n mientras act¨²an frente a un p¨²blico, el de Salzburgo, al que se parecen.
Babelia
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