El acuerdo de Bruselas
Ya era hora de actuar. A finales de julio se efectuaron en los mercados de divisas transacciones especulativas en cantidades millonarias contra algunas monedas europeas. El Bundesbank, por su parte, tuvo que destinar aproximadamente 60.000 millones de marcos alemanes, seg¨²n las reglas del mecanismo de tipos de cambio del Sistema Monetario Europeo (SME), a compras obligatorias de apoyo a otras monedas. Tuvo que frenar con tales medidas las continuas olas especulativas frente a monedas de algunos pa¨ªses miembros del SME. Aunque no se tratara de monedas d¨¦biles y aunque los datos econ¨®micos fundamentales de esos pa¨ªses no dieran pie para ataques monetarios. A pesar de estas intervenciones del Bundesbank, las divisas de estos pa¨ªses dentro del margen estrecho del SME cedieron constantemente a la presi¨®n de los mercados. Las turbulencias monetarias pusieron en peligro as¨ª al mismo SME, que existe desde 1979, en virtud de cambios b¨¢sicamente fijos, pero adaptables.Este desarrollo exigi¨® una acci¨®n r¨¢pida y decidida.
Por esta raz¨®n, Alemania sugiri¨® convocar al Comit¨¦ Monetario de la CE y solicit¨® a la presidencia comunitaria, que corresponde durante estos seis meses a B¨¦lgica, convocar un Consejo de Ministros de Hacienda y de los gobernadores de los bancos centrales de la CE. El objetivo principal era terminar con las turbulencias en los mercados antes de la apertura de las bolsas de la semana siguiente y restablecer la credibilidad en el SME. Las dudas continuas habr¨ªan incitado a nuevas especulaciones.
Las consultas de dos d¨ªas de duraci¨®n, primero en el seno del Comit¨¦ Monetario, y las intensas negociaciones mantenidas durante 12 horas, hasta las dos de la madrugada del lunes 2 de agosto, entre los ministros y los gobernadores de los bancos centrales valieron la pena: con el acuerdo de aumentar las bandas de intervenci¨®n y de dejar a todas las monedas del SME fluctuar hasta un 15% hacia arriba o hacia abajo de los tipos de cambio de base bilaterales (en lugar del hasta ahora 2,25% o del 6% para las monedas. espa?ola y portuguesa) se consigui¨® un doble resultado.
En primer lugar se consigui¨® que el SME mantuviera sus elementos fundamentales. En segundo lugar, esta decisi¨®n supone un alivio: se ha dejado sin soporte a la especulaci¨®n, ya que con la decisi¨®n de ampliar el margen de intervenci¨®n aumenta el riesgo para los especuladores de continuar insistiendo en la revaluaci¨®n o devaluaci¨®n de una moneda.
Los cambios centrales expresamente no se variaron, porque correspond¨ªan -seg¨²n acuerdo com¨²n- a los datos econ¨®micos fundamentales de los pa¨ªses miembros del SME. Y adem¨¢s hay que asumir que los tipos de cambio, una vez disminuidas las turbulencias, volver¨¢n a acercarse a los tipos de cambio centrales.
Las negociaciones no resultaron f¨¢ciles. Sin embargo, se not¨® la voluntad, por parte de todas las delegaciones, de mantener la cooperaci¨®n monetaria y de conservar en lo esencial el Sistema Monetario Europeo. Esto mismo lo expresaron tambi¨¦n aquellos pa¨ªses que actualmente no se encuentran dentro del SME (Reino Unido e Italia). Ellos tambi¨¦n expresaron su gran inter¨¦s. en que el sistema mantuviese su funcionalidad y sus elementos b¨¢sicos.
En Bruselas se subray¨® por parte de todos el papel decisivo que corresponde al SME por los ¨¦xitos conseguidos en la pol¨ªtica de estabilidad. La calidad particular del SME no consiste ni en las intervenciones ni en las compras de apoyo obligatorio a una moneda asediada, sino en la disposici¨®n de los participantes de consolidar los cambios mediante una pol¨ªtica interna de estabilidad y de esta manera potenciar el proceso de convergencia y el ajuste econ¨®mico.
Tambi¨¦n en el futuro la Comunidad tiene que ser una zona de estabilidad monetaria. Alemania seguir¨¢ centrando sus esfuerzos en impulsar una estrecha cooperaci¨®n monetaria.
La ampliaci¨®n de las bandas de fluctuaci¨®n por un plazo limitado se interpreta por algunos como un paso atr¨¢s con respecto al alto nivel de estabilidad pretendido en los tipos de cambio. Pero, por otro lado, esta medida aumenta la credibilidad del sistema, ya que no hay que contar con un nuevo reajuste a corto plazo por causa de problemas pendientes.
Por lo dem¨¢s, todos los participantes expresaron su deseo de volver lo antes posible a bandas de fluctuaci¨®n m¨¢s estrechas. Los ministros acordaron examinar de nuevo la situaci¨®n monetaria, conforme al Tratado de Mastricht, antes del 1 de enero de 1994, es decir, antes del comienzo de la segunda fase de la Uni¨®n Econ¨®mica y Monetaria (UEM).
Alemania mantiene el objetivo de llevar a cabo la aplicaci¨®n del Tratado de Maastricht y de la Uni¨®n Econ¨®mica y Monetaria. Uno de los elementos centrales de la UEM sigue siendo el SME. Quedamos en lo convenido: la segunda fase de la Uni¨®n Econ¨®mica y Monetaria entrar¨¢ en vigor el 1 de enero de 1994. Hay que cumplir con rapidez las condiciones previas necesarias. Una de ellas ser¨¢ la decisi¨®n sobre la sede del Banco Central Europeo y de su precursor, el Instituto Monetario Europeo. Alemania sigue aspirando a su establecimiento en Francfort. En vista de los esfuerzos y de la cooperaci¨®n alemanes para llegar a un compromiso s¨®lido dentro del SME durante las ¨²ltimas turbulencias monetarias, una decisi¨®n a favor de Francfort es una condici¨®n sine qua non para el Gobierno federal.
Para el Bundesbank -expuesto ¨²ltimamente a grandes presiones-, las decisiones adoptadas a comienzos de este mes en Bruselas constituyen un alivio. El Bundesbank hizo todo lo posible por apoyar al SME.
Los acuerdos de Bruselas abren al Bundesbank la v¨ªa para continuar sin presiones exteriores su pol¨ªtica de bajar gradualmente los tipos de inter¨¦s. Tal proceso se facilitar¨¢ por medio del programa de consolidaci¨®n y crecimiento, que ha sido aprobado por el Gabinete el d¨ªa 11 de agosto y cuyo volumen de ahorro ascender¨¢ a los 21.000 millones de marcos.
Los mercados de divisas acogieron de manera positiva las medidas de Bruselas. Despu¨¦s de cierta incertidumbre sobre su alcance, tambi¨¦n las, bolsas internacionales est¨¢n reaccionando de manera positiva. Y adem¨¢s, durante el Consejo Econ¨®mico y Financiero franco-alem¨¢n, celebrado el 4 de agosto en Par¨ªs, se ha evidenciado hasta qu¨¦ punto las decisiones de Bruselas han venido a corroborar la larga, confiada y estrecha cooperaci¨®n entre ambos pa¨ªses.
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