Libertad, desigualdad, fidelidad

El siglo XIX ten¨ªa una doble moral, la de la licencia dada a los hombres y el deber exigido a las mujeres, de la libertad sexual para unos y la fidelidad obligatoria para otros. Ten¨ªa tambi¨¦n una doble legislaci¨®n, la que condenaba el adulterio de las mujeres y toleraba el de los hombres: al hombre se le excusar¨¢ el matar a su mujer encontrada en flagrante delito de amor il¨ªcito, mientras que la mujer no tendr¨¢ nada que decir si ese mismo delito es cometido por el hombre fuera del domicilio conyugal. ( ... ) ?Qu¨¦ ha pasado con el adulterio? ( ... ) La infidelidad, t¨¦rmino adecuado para describir en lo sucesivo el vagabundeo amoroso, l¨²dico o dram¨¢tico, participa de la libertad de las costumbres que se est¨¢ de acuerdo en reconocer en nuestra ¨¦poca.?Pero ha desaparecido la doble moral, ya que la doble legislaci¨®n pertenece al siglo XIX? Se puede imaginar. Aun cuando los hombres y las mujeres no son infieles de la misma manera -como demuestran las encuestas-, no hay nada en el espacio p¨²blico que establezca las reglas y los enjuiciamientos. La infidelidad se ha convertido en un asunto eminentemente privado, y la moral sexual est¨¢ fuera, en la actualidad, del debate pol¨ªtico. Salvo si el debate lleva a la igualdad de los sexos, debate que muchos desear¨ªan ignorar y que las feministas mantienen a toda costa. (...)

14 de agosto