Julio Anguita
"Estar¨¦ en la pol¨ªtica tres o cuatro a?os m¨¢s y me jubilar¨¦ de maestro de escuela. Lo necesito, quiero escribir".-En estos tiempos feroces, ?es peligroso tener coraz¨®n?
-S¨ª, lo que pasa es que un pol¨ªtico sin coraz¨®n, con mis respetos, es una puta mierda.
Lleg¨® al hospital fumando el que seguramente iba a ser el ¨²ltimo cigarrillo de su vida. Julio Anguita, carism¨¢tico l¨ªder de la izquierda espa?ola, fue sorprendido por un inoportuno infarto durante la pasada campa?a electoral. Yo ya sab¨ªa que era un hombre de coraz¨®n, pero no que su coraz¨®n sufriera tanto.
-?Pensaste que te mor¨ªas?
-No tuve la sensaci¨®n de la muerte.
-?Te acordaste de Dios?
-No, y no es desprecio. Yo he pasado de ser un anticlerical, como todo buen creyente que termina, a recobrar la tranquilidad agn¨®stica.
Antes de recobrar esa tranquilidad tuvo que superar una f¨¦rrea educaci¨®n castrense -es hijo de militar y nieto de guardia civil, incluso pens¨® que su camino estaba en la milicia- y una bien arraigada formaci¨®n religiosa del m¨¢s puro estilo tradicional.
-?No rezaste?
-No.
-?Recibiste muestras de solidaridad de los creyentes?
-S¨ª, bastantes. Incluso muchas se?oras me mandaron estampitas, sabiendo que se las enviaban a un no creyente. Tengo dos v¨ªrgenes de F¨¢tima, una virgen del Rosario, una virgen del Carmen, no s¨¦ cu¨¢ntos Santos... Y los tengo guardados con mucho cari?o.
-?Sufres m¨¢s de lo que aparentas, Julio? ?La procesi¨®n va por dentro? ?Tu infarto tiene nombre?
-Yo s¨¦ c¨®mo se llama este infarto, y no voy a decirlo porque entonces promover¨ªa un debate pol¨ªtico, y no quiero. T¨² sabes muy bien que hay un momento, en la historia de los ¨²ltimos meses, en que yo sent¨ª... Pero dej¨¦moslo.
-?Qu¨¦ mata al hombre?
-La muerte, ya est¨¢, la muerte.
-?Habr¨ªa que acabar con esta sociedad de infarto cuanto antes?
-S¨ª, lo que pasa es que no se deja -nos re¨ªmos, por no llorar-. Cuando empiezas a hablar y a reflexionar, la gente se quita de en medio, se va, no ataca nadie. Entonces comprendes que la gente lo que quiere es seguir enga?¨¢ndose. Tiene miedo. En el fondo, tiene miedo a mirarse. Yo creo que, a veces, la gente est¨¢ hecha de nada y sobre nada.
-Nos han dormido ¨²ltimamente con demasiados cuentos, ?no?, y ahora empieza la pesadilla.
-Los fastos del 92 fueron la ¨²ltima papelina, el ¨²ltimo chute. Lo que sucede es que se est¨¢ acabando el dinero, no hay para papelina. Y, a partir de ahora, a meterse tiza o a esnifar pegamento, que es m¨¢s barato. Aqu¨ª se ha vivido a base de chutes, de drogadicci¨®n bien montada con filosofia de fastos: Europa, el desarrollo econ¨®mico, las grandes inversiones, los yuppies... No valen la ciencia, el estudio, el trabajo, lo que importa es el negocio. Espa?a es el pa¨ªs de los negocios, y eso se viene abajo y no queda nada. La imagen ser¨ªa ¨¦sa: el drogadicto de lujo que ya va oliendo el pegamento y no se sabe qu¨¦ va a terminar oliendo.
-Todo esto tendr¨¢ que estallar por alg¨²n lado.
-Yo creo que no terminar¨¢ el siglo que el Mayo franc¨¦s tenga una reedici¨®n, que va a dejar chiquita a la primera.
-?En Espa?a se puede producir un Mayo franc¨¦s?
-No, no, vendr¨¢ de Europa. Aqu¨ª no,aqu¨ª no,aqu¨ª no... Lamento decirlo, ya me gustar¨ªa que fuese el epicentro.
-?Qu¨¦ sucede en Espa?a?
-Estoy recorriendo la pel¨ªcula del hecho cultural sociol¨®gico del franquismo, y veo las misses en los pueblos, la banda de honor, el alcalde; otra vez lo mismo, lo mismo, el cacicazgo de otra manera. Un pueblo al que le est¨¢n embotando los sentidos desde el culebr¨®n, desde el concurso, desde los eventos deportivos vendidos como en la ¨¦poca de Franco. ?Ay Indur¨¢in!... Un pa¨ªs sin pulso. No hay santos ni demonios, hay vulgaridad light. Un pueblo que gime, unas organizaciones pol¨ªticas y sociales que lloran y en donde la rebeld¨ªa la han desterrado. A aquellos que seguimos predicando la tremenda rebeld¨ªa de no asumir esto porque no nos da la gana, y estamos ofreciendo construir alternativas, se nos ve como raros. La rebeld¨ªa, la b¨²squeda, la satisfacci¨®n de encontrar, de crear, eso est¨¢ mal visto, eso es peligroso; quien haga eso, chist... Es una especie de silencio de La casa de Bernarda Alba. "Silencio", dice Bernarda Alba, "que la hija ha muerto virgen". Esto es una casa de Bernarda Alba.
-?Habr¨ªa cambiado el resultado de las elecciones de no ser por el infarto?
-S¨ª, y no me quiero colocar como pieza clave, es que hubo desmoralizaci¨®n. Yo he recibido miles de cartas. De cinco a seis mil, por lo menos hay tres mil en las que me dicen: "He votado al PSOE para que no triunfara la derecha, y usted estaba malo".
-?No te alegr¨® el triunfo de Felipe?
-No, no... Ha sido la reelecci¨®n de lo mismo. Felipe Gonz¨¢lez es un tecn¨®crata del poder; lo dijo estando en Alemania y se defini¨® muy bien. El poder por el poder. Esa estafa, sin principios, sin ideas, vendiendo cuentos chinos a un pueblo que, a veces, hace bueno aquello de do?a Concha Piquer: "Prefiero vivir so?ando a conocer la verdad".
-?No crees que tenga la intenci¨®n de girar a la izquierda?
-No puede, no puede... Pedir que Felipe Gonz¨¢lez gire a la izquierda, a estas alturas, si no es una ingenuidad, es una torpeza, cuando no una complicidad.
Me cuenta que cuando Felipe fue a visitarlo al hospital, acompa?ado de Serra y Sol¨¦ Tura, hablaron especialmente de accidentes, de los dos sustos que el presidente tuvo con un avi¨®n: uno, antes del debate con, Aznar, y el otro, antes del mitin de Barcelona. Anguita, hospitalizado ya, no pudo seguir por televisi¨®n el segundo debate de Gonz¨¢lez y Aznar. Los m¨¦dicos no se lo permitieron, por miedo a que su coraz¨®n no lo soportase. Se tuvo qu¨¦ conformar con seguirlo con un transistor, que pidi¨® y le dejaron a condici¨®n de, retir¨¢rselo inmediatamente si se le aceleraba el pulso.
-?Con qu¨¦ ojos ver¨ªas un recorte en el gasto social?
-No lo pienso ver con ningunos ojos, porque eso me va a tener enfrente con u?as, dientes, hondas y lo que haga falta. Y digo hondas por lo de David y Goliat. Somos David, pero tiramos las piedras divinamente. Es oposici¨®n y confrontaci¨®n total, en todos los terrenos. Es como la guerra total.
El encuentro tiene lugar en C¨®rdoba, antiguo califato de Anguita, no lejos de Medina Azahara, concretamente en un lugar llamado La Arruzafa, que en ¨¢rabe significa jard¨ªn de palmeras. "Aqu¨ª", me aclara Julio, "plant¨® Abderram¨¢n I las primeras palmeras de Europa y escribi¨® un poema a la palmera". Al despedimos recuerdo aquella an¨¦cdota que me cont¨® alguna vez de un can¨®nigo sevillano con el que compart¨ªa pensi¨®n. Cada ma?ana, al encontrarse, el cura le dec¨ªa: "?Qu¨¦, don Julio, ya vamos cada uno a nuestro ministerio?".
-?Merece la pena luchar tanto, tantos sofocones..., merece la pena?
-Merece la pena porque la vida sin pasi¨®n ?qu¨¦ leche es? Yo no entiendo la vida. Por eso, el otro d¨ªa escandalizaba a un creyente cuando le dec¨ªa que mi gran santo era Agust¨ªn de Hipona, que, fue putero, borracho, jugador y ten¨ªa pasiones.
La verdad es que la historia del mundo es la historia de la pasi¨®n.
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