Fellini se queda sin su enfermera preferida
El cineasta inicia en Ferrara un tratamiento de rehabilitaci¨®n psicomotriz
Al final sin Dorina, su enfermera favorita, por culpa de un mal titular de peri¨®dico, Federico Fellini dej¨® ayer el hospital de R¨ªmini en el que fue ingresado el pasado d¨ªa 3 a consecuencia de un ataque cerebral que le paraliz¨® la parte Izquierda de cuerpo. El cineasta fue trasladado a Ferrara, al hospital de Santa Anna, en cuya unidad de rehabilitaci¨®n psicomotriz le esperaba el profesor Nino Basaglia, presidente de la Asociaci¨®n de Fisioterapeutas italianos, por cuyas manos pas¨® ya Michelangelo Antonioni.Dos gimnasios, instrumentos de vanguardia y un enorme parque ayudar¨¢n en los pr¨®ximos meses a que Fellini huya de un futuro en silla de ruedas. Futuro que se le present¨® a traici¨®n hace 18 d¨ªas, mientras se repon¨ªa en el Gran Hotel de R¨ªmini, que ¨¦l ha inmortalizado, de la implantaci¨®n de un marcapasos que le hab¨ªan hecho en julio en Suiza.
Su m¨¦dico personal, profesor Turchetti, decidi¨® hace d¨ªas que, si Fellini quer¨ªa mover nuevamente su pierna y brazo izquierdos, deb¨ªa trasladarse a un centro especializado. El traslado fue fijado para ayer en una ambulancia. "Ser¨¢ una permanencia razonablemente larga, aunque depender¨¢ mucho de la valoraci¨®n de los expertos en rehabilitaci¨®n", especific¨® el m¨¦dico.
Y he aqu¨ª que el maestro, despu¨¦s de tantas bromas de "diles a los periodistas que me he encerrado en una habitaci¨®n con tres enfermeras y que no pienso salir", se empe?a en no marcharse de R¨ªmini sin Dorina, la enfermera rumana que le ha cuidado durante 17 d¨ªas. Y en su entorno empiezan a pensar que, paralizado o no, Fellini est¨¢ en una forma espl¨¦ndida. El realizador hab¨ªa ya lanzado sus dardos d¨ªas atr¨¢s: que si Dorina ten¨ªa cara de ¨¢ngel; que si las enfermeras, con el cielo y los m¨¦dicos, eran parte de la trilog¨ªa que le hab¨ªa sacado del peligro. No se ir¨ªa sin ella, Dorina Trif, 31 a?os, natural de Timisoara, que parece que le recuerda, ?vaya por Dios!, t¨ªmida, ojos verdes de cervatillo, rostro dulc¨ªsimo, a Ingrid Bergman de joven. "Un angelito salido del pincel de Benozzo Gozzoli", ha especificado el realizador.
Giulietta Masina, genio y figura, que no le falte de nada a Federico, decidi¨® entonces llevarse a cenar a Dorina y al marido, un conductor de autobuses y ex sindicalista de R¨ªmini llamado Lanfranco Cesarini, con el que el angelito felliniano lleva casada tres a?os.
Parec¨ªa que la cosa estaba hecha, que Dorina se trasladaba a Ferrara, hasta que un peri¨®dico local titul¨®: "Fellini se va con Dorina". Y el conductor de autobuses se plant¨®. Su se?ora no se llevar¨ªa detr¨¢s la nube de paparazzi que la persigue desde hace d¨ªas, desde que el maestro empez¨® a exteriorizar sus loas. Y en lugar de Dorina ir¨¢ Orietta, otra de las enfermeras que le han atendido.
El gran Federico se despidi¨® el jueves del personal sanitario del hospital de su ciudad natal: "Sois todos muy majos y muy amables y s¨¦ que me querr¨ªais en todos los servicios, pero yo m¨¢s que provocarme un ataque cerebral no he podido hacer", dijo cargado de raz¨®n.
Fellini deber¨¢ tener mucha paciencia antes de volver a trabajar. Nadie duda de que en Ferrara, mientras, encontrar¨¢ otros ojos de gacela. Y que ver¨¢ paseando por el parque la sombra de Ingrid Bergman.
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