Los 'troglod¨ªtas' de Caraba?a se niegan a cambiar su cueva por una vivienda
Por fuera parecen casitas. Por dentro son cuevas, aunque encaladas y con agua, luz y retrete. Un centenar de vecinos de Caraba?a (1.100 habitantes), antiguos jornaleros y pastores jubilados, tienen parte de su hogar bajo la tierra. En 1979, el Ayuntamiento inici¨® un proyecto para realojarles en pisos. Pero hasta 1991 no se adjudicaron. La demora min¨® sus ¨¢nimos, y al final s¨®lo siete pasaron a los bloques. El resto sigue en las cavernas. Es su hogar: fresco en verano, c¨¢lido en invierno y siempre en penumbra.
Defienden a capa y espada la dignidad de estos recintos ante quienes hablan de problemas de humedades y mala ventilaci¨®n. Y se resisten a abandonarlas. "No la cambio ni por un chal¨¦". El orgullo que siente C¨¢ndido Guindal, de 61 a?os, soltero y jubilado, al mostrar su cueva es algo desmedido. Tiene una cocina, una salita, dos dormitorios y una bodega. Todo es min¨²sculo, pero limpio. Hay los muebles imprescindibles, ni un taburete de m¨¢s.C¨¢ndido naci¨® en esa gruta y en ella quiere morir. Sus padres se la compraron a otras personas, aunque ahora tiene un servicio en el exterior, luz y agua corriente. "En verano a veces tienes que dormir con mantas del fresco que hace", asegura.
Pero otros que habitaron en ellas no quieren volver ni a tiros, como Nicol¨¢s Garc¨ªa, de 56 a?os. Vivi¨® en las grutas hace 22 a?os. "Ni regalada quiero yo una cueva, ya estar¨¦ bajo tierra cuando me muera", explica. "Rezuman mucha humedad, y eso no es bueno, pero, claro, los viejillos no quieren liarse cambiando de casa porque tampoco tienen dinero".
El primer teniente de alcalde de Caraba?a, Jos¨¦ P¨¦rez Herrero, de IU, cree que "las cuevas est¨¢n bien para conservar verduras o champ¨¢n, pero como vivienda habitual deben desaparecei`. "En el pueblo hubo un fuerte movimiento por el realojamiento al inicio de la democracia. Ahora se cree que como son muy mayores es mejor no moverles de sus grutas de siempre", a?ade.
La gruta de Restituta Morilla, de 81 a?os, tiene encalado hasta el suelo. Ha vivido en ella m¨¢s de cincuenta a?os, hasta que hace siete meses la demencia senil que padece la oblig¨® a trasladarse, junto a su hija y su yerno, a un piso del barrio madrile?o de Tetu¨¢n. Ahora han vuelto todos a la gruta para veranear.
No muy lejos, Esteban Garc¨ªa, soltero, de 57 a?os, comparte cueva con su hermano, tambi¨¦n c¨¦libe. Se dedica a cuidar cabras y ovejas. El agujero es profundo y est¨¢ descuidado. Antes ten¨ªan hasta una caballeriza, que ha quedado convertida en un trastero lleno de porquer¨ªas.
21 a?os de espera
En 1970, la Obra Sindical del Hogar compr¨® unos terrenos destinados a construir viviendas para los trogloditas, pero s¨®lo se lleg¨® a urbanizar algunas calles. En 1982, el consistorio remiti¨® al Ministerio de Obras P¨²blicas y Urbanismo (MOPU) los proyectos arquitect¨®nicos para seguir la obra. A partir de ah¨ª comenzaron las vicisitudes, entre ellas, los cambios de proyectos y la quiebra de la empresa constructora.
Al final, en 1991, el Instituto de la Vivienda de Madrid (Ivima), de la Comunidad, entreg¨® 22 pisos. Pero entre los moradores de las grutas s¨®lo hubo siete solicitantes. El resto hab¨ªa desistido. Algunos murieron en los largos a?os de espera, y otros, ya viejos y cansados, han preferido seguir arropados por la tierra.
Cavernas de segunda residencia
Durante a?os, los habitantes de los pueblos del sureste de Madrid buscaron refugio en la tierra. D¨ªa a d¨ªa, con un pico y una pala, abrieron las numerosas cuevas que a¨²n existen y que sirven de morada permanente, o, incluso, de segunda residencia para las vacaciones.En Perales de Taju?a (2.009 habitantes) quedan unas 25 cuevas habitadas. El alcalde de es La localidad, Jos¨¦ Antonio Montegrifo, del PSOIE, cree que va a ser dif¨ªcil que sus moradores se apunten al programa de viviendas sociales que se inicia en oto?o. "Son muy mayores, tienen cari?o a la cueva, pocos ingresos, y no quieren l¨ªos", explica.
En Tielmes (1.954 habitantes) s¨®lo queda una veintena de cuevas habitadas durante todo el a?o. El resto son segundas residencias o est¨¢n abandonadas, seg¨²n asegura Luis Redondo, primer teniente de alcalde de esta localidad. "Hace 15 a?os habr¨ªa unas 40, pero algunos han edificado una casa en el mismo terreno o han muerto", a?ade.
En Fuentidue?a (1.306 habitantes) hay unas 30 cuevas habitadas de forma permanente. En cinco residen familias. Seg¨²n el alcalde del pueblo, Pedro Mora, "en total existen unas 180, pero la mayor¨ªa son utilizadas los fines de semanas o en verano". "En septiembre, vamos a iniciar un programa de viviendas sociales al que esperamos que accedan parte de estas familias que viven todo el a?o en las cuevas", a?ade.
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