El Gobierno italiano emprende un plan de emergencia para luchar contra el paro
La situaci¨®n del desempleo en Italia -casi tres millones de parados y una tasa media del 12,40%- y las previsiones de un oto?o caliente hicieron al presidente del Gobierno, Carlo Azeglio Ciampi, convocar ayer a los ministros econ¨®micos del Gabinete para intentar atajar la situaci¨®n. Tres ser¨¢n las l¨ªneas inmediatas de actuaci¨®n: crear nuevo empleo aprobando inversiones por 30 billones de liras (cerca de 2,5 billones de pesetas) en infraestructuras, localizar todos los puestos de trabajo disponibles y recurrir a la regulaci¨®n de empleo, la jubilaci¨®n anticipada y la movilidad.
La primera terapia de urgencia ser¨¢ el desbloqueo de una serie de obras p¨²blicas, empezando por la alta velocidad ferroviaria, proyecto que lleva paralizado siete a?os y que, seg¨²n el ministro de Transportes, podr¨ªa dar trabajo ya en 1994 a 50.000 personas y, en sus alrededor de seis a?os de duraci¨®n, a casi 350.000, seg¨²n otros c¨¢lculos. Carreteras, aparcamientos y viviendas ser¨ªan tambi¨¦n sectores de intervenci¨®n inmediata.Se trata, no obstante, de estudiar la compatibilidad de estas medidas, que requerir¨ªan inversiones de billones de liras, con la mala situaci¨®n financiera p¨²blica. Ello sin perder de vista un panorama en el que millares de peque?as y medianas empresas, de la industria, el comercio o los servicios, se ven obligadas a cerrar.
Seg¨²n datos de industriales y sindicatos, dos de cada tres parados tardan m¨¢s de un a?o en encontrar un nuevo trabajo, en el ¨¢mbito de una recesi¨®n y un estancamiento del consumo que se extiende por toda la geografla nacional (aunque en el sur sean m¨¢s preocupantes) y que atacan todos los sectores sociales, del mono al cuello blanco. Se prev¨¦ que la crisis ir¨¢ en aumento en oto?o, a pesar de que la devaluaci¨®n de la lira ha favorecido las exportaciones.
Los sindicatos han dicho que en julio los trabajadores despedidos fueron m¨¢s de 150.000. Los puestos de trabajo en peligro van de los 15.000 en la siderurgia, a los casi 200.000 en la construcci¨®n, 80.000 en el comercio y turismo y otros tantos en la industria, sector en el que 40 de cada 100 empresas prev¨¦n nuevas reducciones de empleo en los pr¨®ximos meses.
Por eso, las tres grandes confederaciones sindicales han pedido al presidente del Gobierno hechos concretos antes de dos semanas, y medidas que empiecen por la sustituci¨®n del drenaje fiscal y la reducci¨®n impositiva a los empresarios que asuman nuevos trabajadores.La patronal, por boca del vicepresidente de la Confindustria, Giorgio Fossa, pide al Ejecutivo que sostenga sobre todo a la peque?a empresa y que elimine los impuestos de los ¨²tiles invertidos por las empresas, O al menos, una parte de ellos.
Es en esta situaci¨®n, considerada por todos de emergencia, cuando el Gobierno saca del fondo de la chistera proyectos altamente pol¨¦micos, como el tren de alta velocidad. Esta situaci¨®n llev¨® al ministro del Interior, Nicola Mancino, a decir que el paro podr¨ªa hacer incontrolables, desde el punto de vista del orden p¨²blico, zonas como G¨¦nova, N¨¢poles, Calabria y Cerde?a. Declaraciones consideradas alarmistas por la patronal y criticadas tambi¨¦n desde otros sectores, que afirman que Mancino equipara a los parados con hipot¨¦ticos criminales o terroristas.
Corrupci¨®n
Adem¨¢s de las cr¨ªticas de los ecologistas, las autoridades antitrust discutieron la adjudicaci¨®n de las obras por parte de los Ferrocarriles del Estado, que encomendaron los trabajos al Instituto para la Reforma In dustrial (IRI), actualmente en avanzada fase de privatizaci¨®n, al tambi¨¦n p¨²blico Ente Nacional de Hidrocarburos (ENI) y a Fiat, el primer grupo privado italiano, sin sacar las obras a concurso internacional.Tangent¨®polis, el sistema de corrupci¨®n instalado en Italia, contra el que los jueces de Mil¨¢n luchan desde hace algo m¨¢s de a?o y medio, contribuy¨® a frenar el proyecto. Un negocio de m¨¢s de 30 billones de liras -alrededor de 2,6 billones de pesetas- que desencaden¨® una aut¨¦ntica guerra entre empresas y no pocos apetitos entre las fuerzas pol¨ªticas.
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