La pesca ilegal causa estragos en el Mediterr¨¢neo

"Es como un dinosaurio de mar", dijo impresionada Julia, de 10 a?os, ante el enorme cad¨¢ver de un cachalote que era retirado por una gr¨²a, tras aparecer aprisionado entre redes el pasado fin de semana en la costa de Portcolom (Mallorca). Era una cr¨ªa de siete metros de largo y 4 toneladas de peso. Hab¨ªa ca¨ªdo en las artes dispuestas para capturar peces espada. No es un caso aislado. Este verano, una docena de cachalotes, varios delfines y tortugas han aparecido flotando sin vida en el litoral balear, tras ser atrapados por las redes de deriva ilegales e pesqueros italianos.

Son trampas que alcanzan una longitud de m¨¢s de 12 kil¨®metros. Tan siniestras que reciben el nombre de cortinas de la muerte. Han dejado su huella, un espect¨¢culo salvaje, en el mar de Baleares y provocado una considerable matanza in¨²til. El propio Rey se ha hecho eco de este atentado ecol¨®gico y ha comunicado el problema al Gobierno, durante el Consejo de Ministros que presidi¨® el pasado d¨ªa 20."Este verano ha sido una aut¨¦ntica masacre. Debe de haber desaparecido una gran cantidad de ejemplares de cachalotes. Hemos visto s¨®lo una docena, porque son pocas las posibilidades de que los cad¨¢veres alcancen la costa", explica la responsable de pesquer¨ªas de Greenpeace, Assumpta Gual, que a bordo del Rainbow Warrior, el barco emblem¨¢tico de la organizaci¨®n, ha participado en la campa?a contra una flota de barcos de pesca de bandera italiana, al sur del Parque Nacional de la Isla de Cabrera. "Los marineros italianos reconocieron", explica Gual, "que actuaban ilegalmente. Nos pidieron que les devolvi¨¦ramos la red que les requisamos a cambio de marcharse".

Alrededor de 700 embarcaciones italianas utilizan estas gigantescas redes, caladas en alta mar y suspendidas por flotadores. A ellas hay que sumar un centenar de andaluzas que faenan en el Estrecho camufladas entre la flota marroqu¨ª. Aunque los mayores especialistas en el mundo en el manejo de esta depredadora t¨¦cnica son los japoneses.

Los cet¨¢ceos est¨¢n protegidos internacionalmente. Adem¨¢s, la CE restringe el uso de redes de deriva. En Espa?a est¨¢n prohibidas desde 1990; aunque se permiten redes de hasta 4,5 kil¨®metros para capturar melva y bonito en el Mediterr¨¢neo. Incluso hay tres resoluciones de la ONU condenando su uso por ser "un sistema de pesca indiscriminado y muy despilfarrador", e inst¨® a los pa¨ªses a dejar de usarlas.

La temporada de las redes de deriva en el Mediterr¨¢neo se extiende de abril a octubre. Sin embargo, en otros meses salen a la luz otros mort¨ªferos artilugios, como los extensos palangres dispuestos para pescar los atunes rojos que acuden a criar a la zona y que enganchan indiscriminadamente delfines y tortugas. Buques con banderas de conveniencia no sujetas a ning¨²n acuerdo internacional cargan toneladas de at¨²n para surtir al mercado oriental.

"Practican una pesca b¨¢rbara y matan fauna inocente", dice Bernat, un pescador de litoral que ha sido v¨ªctima de la prepotencia de los pesqueros ilegales. Ha perdido parte de sus palangres y redes artesanales. "Lo que hacen es como pescar a ca?onazos", a?ade.

Los pescadores italianos acuden a zonas pr¨®ximas a Mallorca, Menorca, Cabrera y Formentera; arrasan con todas las especies que sus artes enganchan y desechan todos aquellos ejemplares que no figuran entre sus objetivos. Un recuento hecho por Greenpeace mostr¨® que para capturar nueve ejemplares de pez espada, tres barcos hab¨ªan desechado 150 de at¨²n y 95 melvas. Los lanzaron al mar ya muertos. Se calcula que el 80% de las capturas se desestiman. Un informe de la Marina italiana eval¨²a en cien las especies diezmadas por esta pr¨¢ctica abusiva.

El rastro criminal

Los cachalotes muertos acusan directamente y con pruebas a los autores de la matanza: flotan con fragmentos de redes y flotadores enganchados.Los delfines est¨¢n sometidos a m¨¢s de una atrocidad. En Andaluc¨ªa utilizan espor¨¢dicamente su carne como cebo para pescar langostino con nasas.Los pescadores aut¨®ctonos se han convertido en colaboradores de los ecologistas durante este verano; a ellos les revelan la presencia de las numerosas flotas competidoras. Alg¨²n resultado ha habido: un helic¨®ptero de Marina Mercante ha estado vigilando las aguas baleares; un barco italiano que usaba artes no reguladas qued¨® retenido varios d¨ªas. Los ecologistas critican la laxitud de las labores de vigilancia.

"La cuesti¨®n es muy grave", observa Ricardo Aguilar, coordinador de las campa?as mar¨ªtimas de Greenpeace. "Los destrozos afectan a cet¨¢ceos protegidos y tortugas, pero tambi¨¦n esquilman las poblaciones que abastecen a las flotas regionales. El af¨¢n de aumentar las capturas como sea hipoteca el futuro de los caladeros".