Marte no responde

ALGO TAN banal como unos transistores defectuosos ha dado al traste con la misi¨®n de la sonda espacial Mars Observer, que le ha costado a la NASA -y a los contribuyentes norteamericanos- 135.000 millones de pesetas. Ya un par de meses antes de que el ingenio iniciara el trabajo de cartografiar la superficie del planeta y analizar su atm¨®sfera, para el que hab¨ªa sido creado, se hab¨ªa perdido todo contacto con ¨¦l y los trabajos realizados para reparar la aver¨ªa resultaron in¨²tiles. La misi¨®n ha fracasado de manera definitiva y la inversi¨®n realizada se ha perdido en el espacio sideral. M¨¢s a¨²n, las misiones posteriores que deb¨ªan apoyarse en ¨¦l, como las sondas rusas cuyo lanzamiento estaba previsto para 1994 y 1996, quedan ahora en el aire.Este nuevo fracaso ha reavivado las cr¨ªticas contra la NASA, sumida en una gran confusi¨®n desde que el desastre del Challenger puso seriamente en duda en 1986 su gesti¨®n del programa espacial. Es algo com¨²nmente aceptado que la NASA de hoy tiene ya muy poco que ver con aquella organizaci¨®n din¨¢mica que en los a?os sesenta fue capaz de colocar al hombre en la Luna, compitiendo con los sovi¨¦ticos. Ahora, no s¨®lo se han quedado sin enemigo a batir, sino que su desmesurada burocracia se muestra muchas veces m¨¢s preocupada por cumplir sus compromisos con la gran industria que por contribuir al desarrollo de la ciencia.

La misi¨®n de la sonda averiada era la primera de la NASA en Marte desde que hace 17 a?os dos Viking se posaron sobre ese planeta y constataron que all¨ª no hay vida. En estos momentos, el fracaso de la Mars Observer tiene una notable significaci¨®n porque los dirigentes de la NASA buscan desde hace a?os que su Gobierno defina la conquista de Marte como un objetivo que entusiasme a la naci¨®n y reactive la agencia, de la misma forma que en los a?os sesenta la conquista de la Luna volc¨® recursos y esfuerzos en el programa Apollo.

Por lo que se conoce del Sistema Solar, Marte es el ¨²nico planeta susceptible de ser colonizado por el hombre, aunque las dificultades son tantas que hoy por hoy sigue siendo un sue?o. M¨¢xime cuando se ha visto que ni siquiera componentes como los transistores pueden ser plenamente garantizados: el mismo fallo que ha dado al traste con la Mars Observer merm¨® recientemente la capacidad del sat¨¦lite meteorol¨®gico NOAA 13, que pronto se convertir¨¢ en chatarra espacial.

El enorme desarrollo de las ¨²ltimas d¨¦cadas ha generado una fe ciega en la tecnolog¨ªa. La correcta percepci¨®n de que estamos inmersos en un mundo lleno de conocimientos, productos y servicios que en nada se parece al mundo de nuestros abuelos lleva a veces a pensar en la tecnolog¨ªa como un ¨ªdolo infalible. Por ello, el fracaso de la sonda que ten¨ªa que cartografiar Marte es una lecci¨®n para los t¨¦cnicos de la NASA, pero tambi¨¦n un motivo de reflexi¨®n general sobre los l¨ªmites de la t¨¦cnica.