Europa
No pasa d¨ªa sin que alg¨²n europeo demuestre que 2.000 a?os de cultura cristiana y unos miles m¨¢s de lo que convencionalmente llamamos civilizaci¨®n de poco sirven cuando al buen salvaje se le cruzan los cables y considera que el contrato social no tiene ning¨²n valor m¨¢s all¨¢ de los cuatro horizontes en los que se ha meado.Si no est¨¢n muy ocupados calculando en qu¨¦ va a quedarles la pensi¨®n m¨¢s all¨¢ del a?o 2000, recuerden que a pocas horas de que una horda de pac¨ªficos holandeses dejara ahogarse a una ni?a africana de nueve a?os bajo la sospecha, quiz¨¢ exculpatoria, de que era una inmigrante ilegal, en Alemania se descubr¨ªa que un pueblo entero financi¨® el incendio de un centro para ni?os inmigrantes. En la Barcelona posol¨ªmpica he visto persecuciones de moros a cargo de borrachos locales de aspecto realmente repugnante, mientras que un coro de aut¨®ctonos pasivos, con salivilla en los labios, gritaba: ?Al moro! ?Al moro! ?No hay que dejar ni uno vivo!
Hasta ahora, y salvo excepciones, los racistas europeos sol¨ªan ser fe¨ªsimos y de aspecto muy posnazi. Pero cada vez m¨¢s, los europeos hermosos se suman a las hordas linchadoras sea de pensamiento, palabra, obra u omisi¨®n... sobre todo de omisi¨®n, como esos apacibles holandeses que s¨®lo detuvieron su paseo para percibir lo mal preparados que est¨¢n los ni?os inmigrantes para la nataci¨®n.
La otra noche, los perseguidores barceloneses ten¨ªan cara de haber hecho, al menos, cuatro cursos de bachillerato, y del resto ya no me responsabilizo. Es decir, estamos rodeados de linchadores potenciales en una Europa m¨¢s autoenga?ada que nunca, que s¨®lo se sincera cuando levanta la veda, con toda clase de an¨¢lisis racionales poslinchamiento, de la caza de los b¨¢rbaros exteriores o interiores.
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