Una novillada de lujo total
Buenavista / Rivera, Barrera, Ortega
Novillos de Buenavista, con trap¨ªo, pastue?os y sospechosos de pitones. Rivera Ord¨®?ez: estocada desprendida (oreja); pinchazo y estocada desprendida algo delantera (oreja). Vicente Barrera: media desprendida trasera (oreja); pinchazo y estocada desprendida (dos orejas). Paquito Ortega: estocada desprendida al encuentro, pinchazo bajo y dos descabellos (vuelta); estocada ca¨ªda (dos orejas). Los tres salieron a hombros por la puerta grande. Plaza de San Sebasti¨¢n de los Reyes, 30 de agosto. Cuarta corrida de feria. Media entrada.
Tres j¨®venes espadas de dinast¨ªa se encontraron ayer con unos bombones de novillos de aut¨¦ntico y total lujo para su actuaci¨®n a las puertas de Madrid. La sangre brava corr¨ªa a borbotones, en cantidades industriales, por las venas de estos bureles y les instaba a seguir los vuelos carmes¨ªes de los enga?os hocicando la ahora rubia arena del coso, sin un derrote, un desafuero o la m¨¢s m¨ªnima molestia para los diestros. Tanta boyant¨ªa era para escribir alguna p¨¢gina del Coss¨ªo, lo que por desgracia y al margen de las estad¨ªsticas orejiles no sucedi¨® casi.Ese casi excepcional corri¨® por cuenta de Rivera Ord¨®?ez en el cuarto novillo. Desde que tom¨® su minimuleta y se postr¨® de rodillas, el hijo de Paquirri ech¨® por el camino real de la torer¨ªa, cubierto de olvido hasta ese feliz momento. Tanto reclinado como en pie, cit¨® de lejos, trag¨® m¨¢s que una legi¨®n de fam¨¦licos, prendi¨® el celo del novillo, le someti¨® y, en definitiva, le tore¨® con pureza.
Destacaron las excelsas series de redondos y naturales, los pases de pecho al hombro contrario y unas airosas giraldillas antes de tirarse de hinojos otra vez para los improvisados y mandones adornos finales. La casta del primero le desbord¨® y oblig¨® a torearlo, bonito pero no bien, donde el pastue?o bicho quer¨ªa.
Toreo amanoletado
Vicente Barrera aplic¨® su casete de toreo amanoletado a sus bombones. Lo malo es que para aprovecharlos de verdad, ¨¦stos le ped¨ªan a gritos distancia y cruzamiento al pit¨®n contrario, mientras que Barrera, mec¨¢nico y perfilero, les dio much¨ªsimos pases sin cargar la suerte ni por equivocaci¨®n y acompa?ando con su cinturilla el viaje, lo que fue muy ovacionado por las pe?as.
Aunque los jaraneros pe?istas cuando alcanzaron el delirio m¨¢ximo fue con su ¨ªdolo, el local Paquito Ortega, un meteorito desprendido de su t¨ªo, Ortega Cano, al que imita en demas¨ªa. La culpa del chaval por desaprovechar en parte tanta casta de la buena es menor que la de sus placeados compa?eros, ya que ayer era su deb¨² con los del castore?o. Este Ortega, cuyo subalterno Jos¨¦ Luis de los Reyes breg¨® y banderille¨® muy bien, demostr¨® a ratos un interesante corte cl¨¢sico, que brill¨® en mayor medida cuanto m¨¢s se olvidaba de mirarse en el espejo de su t¨ªo y m¨¢s se sent¨ªa ¨¦l mismo.
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