La marcha del decibelio
Los m¨¦dicos advierten que la m¨²sica a todo volumen en las discotecas causa da?os auditivos paulatinos y cr¨®nicos
"Tengo la m¨²sica a 110 decibelios; si la bajo, el personal se mosquea". Lo dice, a gritos, el due?o de un pub. Sin embargo, el l¨ªmite m¨¢ximo de tolerancia al sonido establecido por la Organizaci¨®n Mundial de la Salud (OMS) es de 65 decibelios. A los asistentes poco les preocupan las advertencias de los m¨¦dicos respecto a los da?os que provocan los sonidos intensos. "Si la m¨²sica no est¨¢ a tope no se vive", dice un chaval de camisa negra, mientras espera que le sirvan su mini de cerveza.Si nunca preocup¨®, menos este verano, en el que el bakalao marca la pauta de la movida. Esta machacona m¨²sica de sintetizador, mezclas y remezclas tiene precisamente su sentido en que cuanto m¨¢s alta mejor. La marcha bakalao es pasarse el m¨¢ximo de horas metido en un local estilo garaje, bloqueado por el ruido. Por supuesto, nada de conversaciones, s¨®lo bailar. Es la evasi¨®n por el ruido.
"Si la pusieran baja ser¨ªa como escucharla en casa, y entonces ya no vendr¨ªamos", dice Luis, de 20 a?os. Desde hace cinco, va de marcha con Prude y Antonio. "Hay que sentir c¨®mo brincan los altavoces, c¨®mo te tiemblan las piernas porque la m¨²sica se te mete por debajo de los pantalones", dice Antonio.
Los especialistas advierten que a partir de los 90 decibelios comienzan a producirse alteraciones en el organismo. Los sonidos muy intensos pueden provocar insomnio, dolores de cabeza, p¨¦rdida temporal de la capacidad auditiva, pitidos, aumento de la tensi¨®n arterial, descargas de hormonas en la sangre y, en casos graves, sordera total.
El doctor Bartolom¨¦ Escol¨¢, del servicio de Otorrinolaringolog¨ªa del Gregorio Mara?¨®n de Madrid, explica que los da?os por exceso de ruido son por lo general progresivos y cr¨®nicos. A?ade que es com¨²n que despu¨¦s de asistir a conciertos de rock algunos j¨®venes experimenten una sensaci¨®n de ruidos subjetivos y p¨¦rdida de la capacidad auditiva.
Pero las advertencias m¨¦dicas tienen sin cuidado a la mayor¨ªa de los j¨®venes. Dicen que el sonido no les afecta y que oyen perfectamente bien, aunque reconocen que a veces salen de los locales con dolor de cabeza y oyendo un pitido, "pero en un momento se pasan".
El due?o de otro local que pone la m¨²sica a 110 decibelios asegura que los da?os aparecen a partir de los 130: "Yo oigo perfectamente y desde hace 15 a?os no voy al m¨¦dico". No piensa lo mismo una de sus empleadas, que sirve copas: "Sales temblando de aqu¨ª, pero el curro es el curro ".
El otorrinolaring¨®logo Ricardo Sanz indica que de momento no existen estudios sobre los efectos del sonido en los j¨®venes que frecuentan las discotecas: "Es raro que venga alguno a consulta, porque no es com¨²n que se presente una sordera brusca. La p¨¦rdida de la capacidad auditiva es paulatina, la gente empieza a escuchar mal, oyen pero no entienden. Los chavales no lo detectan f¨¢cilmente".
El Ara?a es punki. Y sabe de la relatividad de la vida: "Mi casa est¨¢ junto a una v¨ªa por donde pasan trenes que hacen m¨¢s ruido. Prefiero joderme con lo que me gusta".
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