El retorno de los brujos
La televisi¨®n nos invade a veces con toda suerte de programas esot¨¦ricos, astrol¨®gicos, de curanderismo y de filosof¨ªas pretendidamente orientales, que fomentan el lado morboso de muchos seres humanos, en programas que lindan a menudo con la superstici¨®n. Nuestra ¨¦poca de racionalismo a ultranza se ha venido abajo; pero lo malo es que la hemos sustituido por lo peor. No se trata de saber, como se?al¨® Hamlet: "Hay en el cielo y en la tierra m¨¢s verdades que las que descubre tu fillosofia": es, en cambio, la tergiversaci¨®n de ese af¨¢n de superaci¨®n y trascendencia que todo ser humano tiene, sirvi¨¦ndole frecuentemente una deteriorada mercanc¨ªa que enga?osamente pretende satisfacer ese anhelo interior.Han proliferado tambi¨¦n grupos de los m¨¢s abigarrados nombres, que tienen ciegos adeptos. Se llaman astr¨®logos, gn¨®sticos, rosacruces, templarios, te¨®sofos, antrop¨®sofos, esot¨¦ricos y seguidores de nuevas corrientes de yoga o de budismo. Y no pocas veces estos movimientos, aunque frecuentemente inocentes e ingenuos, degeneran sin embargo en sectas peligrosas para el buen estado mental y moral de sus seguidores.
Y, en el campo cristiano, no son pocos los nuevos grupos exagerados, apocal¨ªpticos y rigoristas que fomentan los dudosos carismas o las interpretaciones integristas de los textos religiosos.
Yo soy amigo de sus seguidores, porque creo en su buena fe; pero no puedo estar conforme con sus ingenuidades. Y, por supuesto, digo lo mismo de esa proliferaci¨®n de revelacion¨¦s, o de milagrer¨ªa promovida por algunas almas sencillas que creen ver a la Virgen y a su Hijo, y que amenazan desde el cielo con sus m¨¢s duros castigos a quienes no hacen caso de sus calamitosos mensajes. Cuando, sin embargo, en el cristianismo del Evangelio vemos todo lo contrario.
En 1960 public¨® el discutido periodista L. Pauwels Le matin des magiciens, sobre estos ambiguos fen¨®menos. Y hacia los a?os treinta, un jesuita, con gran dosis de paciencia, sentido com¨²n, habilidad y tenacidad, hab¨ªa escrito en Estados Unidos Los fraudes espiritistas y los fen¨®menos metaps¨ªquicos: un best seller digno de ser le¨ªdo hoy, porque el autor reproduc¨ªa los m¨¢s sorprendentes fen¨®menos del m¨¢s all¨¢, sin necesidad de acudir a entes venidos del otro mundo. Y, adem¨¢s, descubri¨® que la mayor¨ªa de los m¨¦diums eran habil¨ªsimos prestidigitadores, que s¨®lo algunas veces hac¨ªan ejercicios parapsicol¨®gicos, pero puramente naturales y nada sobrenaturales.
En 1931, un inteligente psiquiatra espa?ol, el doctor Novoa Santos, publicaba tambi¨¦n sus experiencias con los que estuvieron en trance de muerte y luego revivieron, como mucho m¨¢s tarde divulgaron autores como Moody, que dejan flotando en el aire la creencia imposible de que hayan sido resucitados, y vienen a contarnos lo que vieron en la otra vida.
La diferencia est¨¢ en que el doctor Novoa Santos explica cient¨ªficamente, y de modo natural, lo que otros ingenuos terminan por creer a pies juntillas que son mensajes optimistas de la otra vida.
Yo no creo que haya trasvase alguno entre la otra vida y ¨¦sta, entre otras cosas porque el m¨¢s all¨¢, si es algo como yo pienso, est¨¢ fuera de nuestras dimensiones, porque desaparece nuestro espacio tridimensional y nuestro tiempo lineal. Y para el que acepte la Biblia como un conjunto de hondas experiencias religiosas, sabr¨¢ que es contraria a toda aparici¨®n de personajes de la otra vida, como si en nuestras manos estuviera el poder ponerse en contacto con ellos visiblemente.
Es m¨¢s, tampoco creo en las llamadas revelaciones privadas de personas tenidas por santas. Soy en eso disc¨ªpulo del pensador religioso que m¨¢s aprecio: san Juan de la Cruz. Su idea est¨¢ bien clara: hay que desechar toda revelaci¨®n por su car¨¢cter ambiguo; que, adem¨¢s, no puede a?adir nada a lo que dice el Evangelio.
Estas visiones "nos las ha el alma de querer admitir", y "el que ahora quisiese preguntar a Dios, o querer alguna visi¨®n o revelaci¨®n no s¨®lo har¨ªa una necedad, sino har¨ªa agravio a Dios". Fuera de lo que Jes¨²s nos ense?¨®, termina Juan de la Cruz diciendo en la Subida al monte Carmelo, el resto "es nada".
Lo mismo dir¨ªamos del demonio, y de los casos llamados de posesi¨®n. Dos investigadores cat¨®licos, el padre Haag y el jesuita J. B. Cort¨¦s, demuestran que los endemoniados del Evangelio eran enfermos mentales u obsesos; y que Jes¨²s usaba ese lenguaje para que sus coet¨¢neos entendieran el mensaje espiritual que les quer¨ªa transmitir.
Y nada digamos de los considerables errores que contienen las revelaciones piadosas sobre los m¨¢s serios temas religiosos, como es la Pasi¨®n de Jes¨²s o algunos dogmas cat¨®licos. San Vicente Ferrer, hace m¨¢s de 500 a?os, predijo que el fin del mundo era inmediato. Santa Catalina de Siena y santa Ver¨®nica aseguraron que la Virgen les hab¨ªa dicho que no era inmaculada. Los ni?os de F¨¢tima oyeron del ¨¢ngel que deb¨ªan hacer un sacrificio a la divinidad "teol¨®gicamente inadmisible" (K. Rahrier, SJ). Los azotes que recibi¨® el Se?or var¨ªan, seg¨²n estos santos videntes, entre 39 y 15.000; y verdugos, entre 1 y 12. La exactitud de las revelaciones brilla por su ausencia, y las hace de este modo a todas de nula fiabilidad.
Me adhiero plenamente al investigador P. Thurston, dedicado toda su vida a estudiar los casos maravillosistas que se atribuyen al mundo sobre natural. Su conclusi¨®n es la siguiente: "Si con frecuencia me he inclinado a una explicaci¨®n racionalista de fen¨®menos com¨²nmente considerados como sobrenaturales, puedo afirmar que mi juicio en esta materia ha sido influido por el hecho de que fen¨®menos an¨¢logos, autentificados con buenas pruebas, se encuentran en los anales de investigaciones ps¨ªquicas" que nada tienen que ver con la religi¨®n.
Y observa que "los santos f¨ªsicamente vigorosos (...) no fueron favorecidos con los estigmas, a pesar de su devoci¨®n por la Pasi¨®n". Los cree producto de "des¨®rdenes nerviosos", porque nunca existieron hasta que empez¨® a representarse a Cristo crucificado y sanguinolento en los crucifijos, hacia el siglo XIII.
Todo puede y debe ser explicado por "contagio mental, "sugesti¨®n", "alucinaci¨®n" y otros fen¨®menos parapsicol¨®gicos. Recomiendo para ello el libro reciente del psiquiatra doctor Alonso Fern¨¢ndez sobre Estigmas, levitaciones y ¨¦xtasis.
Necesitamos algo m¨¢s que lo material, como descubri¨® el profesor Maslow con los niveles de necesidades que constituyen al ser humano; pero no podemos fomentar este ambiguo iluminismo, ni estas recetas confusas para alcanzar el nirvana en vida. Bastar¨ªa llegar a estar despiertos a todo, como quer¨ªa el Buda; pero no es esto lo que fomentan muchos grupos que atraen a los sedientos de algo menos prosalco, sirvi¨¦ndoles una mercanc¨ªa falsa.
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