Sobre las bicicletas del verano

Ruego la publicaci¨®n de esta carta, que es respuesta a la firmada por do?a Carmen Mart¨ªnez Ram¨ªrez y aparecida en su diario con fecha 22 de agosto. He de confesar que hac¨ªa tiempo que no le¨ªa una carta tan injusta. Est¨¢ claro que a la autora el hecho de que la mayor¨ªa de las carreteras espa?olas no est¨¦n preparadas para la pr¨¢ctica del ciclismo, y que esto suponga un peligro mortal en varios casos para los que lo practicamos, desgraciadamente le da igual.Lo que s¨ª le interesa es denunciar a los cuatro vientos la infracci¨®n de un ciclista despistado que se puso en su camino. Su carta amaga con translucir una cierta preocupaci¨®n por el peligro que corremos los ciclistas, no Induraincitos como nos llama despectivamente, en las carreteras espa?olas.

Me pregunto si la autora es de esas personas a las que la celeridad de esta vida tan estresante le impulsa a hundir con crispaci¨®n la mano en el claxon de su coche cuando alg¨²n ciclista molesto circula en su misma trayectoria, y no la levanta hasta que no pasa a medio metro de ¨¦l a una velocidad media de 100 kil¨®metros por hora. Lo digo porque existe gente as¨ª, y si no me cree, pruebe a hacer una excursioncita en bicicleta, de un pueblo a otro cercano, y que no le pase nada.

Su carta emana insolidaridad por quienes practicamos el ciclismo en verano, cuando Indur¨¢in arrasa en el Tour, y tambi¨¦n en primavera, y en oto?o, y en invierno, y que durante 365 d¨ªas sufrimos todo tipo de vejaciones y malas pasadas por parte de algunos conductores locos, Sainzitos y Moyitas de temporada, que lo ¨²nico que llevan grabado en su mente es: primero yo, luego yo, y despu¨¦s mi coche.-