La Asociaci¨®n de Amigos de la Claustrofobia
Odiamos todo aquello sin lo cual no podemos vivir porque el sue?o del hombre es ser independiente
Me dijo el redactor jefe que pensara alg¨²n tema ligero, refrescante, que la gente acaba de volver de vacaciones y bastantes problemas tiene ya con la tarjeta de cr¨¦dito. Me fui a dar una vuelta y les pregunt¨¦ a los vendedores de helados que qu¨¦ tal les iba, cu¨¢ntos polos vend¨ªan y tonter¨ªas as¨ª, pero no ve¨ªa el modo de escribir un art¨ªculo con eso. Entonces se me ocurri¨® mirar las p¨¢ginas amarillas, porque cuando no se me ocurre nada miro las p¨¢ginas amarillas, que tienen de todo, y encontr¨¦ el tel¨¦fono de una cosa que se llamaba Asociaci¨®n de Amigos de la Claustrofobia. Llam¨¦, dije que quer¨ªa escribir algo sobre ellos y me citaron en sus oficinas, situadas en el s¨®tano de un edificio viejo de la Costanilla de los ?ngeles.-?C¨®mo se les ocurri¨® crear esta asociaci¨®n? -empec¨¦.
_Bueno, no fue f¨¢cil, en Madrid hay ya asociaciones para todos los gustos: Los Amigos de la Capa, Los Gordos Satisfechos, las Sudacas Reunidas, los Partidarios de la Psicomotricidad, los Afectados por el Trastorno de P¨¢nico con S¨ªndrome de Agorafobia, etc¨¦tera. Se trataba de llenar un hueco, y despu¨¦s de mirar lo que hab¨ªa y lo que no hab¨ªa, se nos ocurri¨® crear la Asociaci¨®n de Amigos de la Claustrofobia. Ya estamos inscritos en el Registro de Asociaciones del Ministerio, pero todav¨ªa no recibimos ninguna subvenci¨®n.
El s¨®tano no ten¨ªa ventanas y, aparte de la puerta de entrada, s¨®lo vi una especie de gatera de la altura de un hombre de estatura normal, aunque con las piernas amputadas.
-?A d¨®nde da eso? -pregunt¨¦.
-A una alcantarilla. Hay gente que lo pasa muy mal dentro de las alcantarillas. Lo usamos para distinguir al claustrof¨®bico del nacimiento del vicioso. La claustrofobia, seg¨²n los ¨²ltimos estudios, es gen¨¦tica y hereditaria; tambi¨¦n se puede adquirir a lo largo de la vida, pero entonces se trata de una desviaci¨®n, y nosotros no queremos gente desviada en nuestra asociaci¨®n, sobre todo -ahora que estamos a punto de recibir el respaldo de la CE, reconocimiento que lleva aparejada una subvenci¨®n importante. Ya ve, estas oficinas tienen muchas carencias, y s¨®lo sobrevivimos con las cuotas de nuestros afiliados.
-?Qu¨¦ har¨¢n si consiguen una subvenci¨®n?
-Nos instalaremos dentro de una caja fuerte.
-?Qu¨¦ clase de actividades promueven?
-Todas nuestras actividades son claustrof¨®bicas. Como sabe, el verdadero claustrof¨®bico odia los espacios cerrados, pero al mismo tiempo no puede vivir sin ellos. Yo, por ejemplo, lo paso fatal en esta oficina tan cerrada, que al mediod¨ªa alcanza los 40?, pero cuando salgo a la calle a tomar un poco de aire me asfixio en seguida, y tengo que volver corriendo.
-A lo mejor -aventur¨¦- es que es agoraf¨®bico.
-Mire usted -contest¨® irritado-, los agoraf¨®bicos son unos farsantes. La agorafobia no existe; es m¨¢s, los verdaderos agoraf¨®bicos de lo que padecen en realidad es de claustrofobia, lo que pasa es alguien, a lo mejor con buena intenci¨®n, quiz¨¢ para curarles, les ha metido en la cabeza que lo que no soportan en realidad son los espacios abiertos. El agoraf¨®bico, en fin, es un claustrof¨®bico disfrazado. ?Por qu¨¦ se cree que los agoraf¨®bicos se pasan el d¨ªa dentro de casa? Pues, por eso, porque son claustrof¨®bicos. El claustrof¨®bico, a ver si lo entiende, odia los espacios cerrados, porque no puede vivir sin ellos, del mismo modo que el alcoh¨®lico o el drogadicto odian el alcohol o las drogas, por eso, porque dependen demasiado de ellas. Odiamos todo aquello sin lo cual no podemos vivir porque el sue?o del hombre es ser independiente.
Le cont¨¦ la historia al redactor jefe, pero no le pareci¨® refrescante, as¨ª que me ha encerrado en el cuarto de erratas de la redacci¨®n, que es muy oscuro. Lo curioso es que, aunque paso mucho miedo, creo que ya no podr¨ªa vivir en otro sitio.
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