Miles de 'halcones' cercan la oficina del primer ministro israel¨ª para abortar el proceso de paz
El pulso se transform¨® en intercambio de guantazos al filo de la medianoche. La muy excitada muchedumbre de los halcones israel¨ªes llevaba ya cinco horas cercando la oficina del primer ministro e intentando forzarlas barreras policiales. La protesta s¨®lo pod¨ªa terminar como el rosario de la aurora. La polic¨ªa empez¨® a repartir palos y detuvo al menos a 20 extremistas. Pero el grueso de los manifestantes sigui¨® all¨ª, embriag¨¢ndose con c¨¢nticos nacionalistas y religiosos. Los manifestantes no pensaban disolverse en toda la noche. Estaban dispuestos a conseguir abortar el proceso de paz con los palestinos. Y eran 50.000, seg¨²n la polic¨ªa, una cifra enorme para las dimensiones geogr¨¢ficas y demogr¨¢ficas de Israel.
Hab¨ªan viajado a Jerusal¨¦n desde las cuatro esquinas de Tierra Santa, y en particular desde las colonias jud¨ªas implantadas en los territorios palestinos ocupados en la guerra de los Seis D¨ªas, en 1967. Eran barbudos ultraortodoxos con sombreros y gabanes negros, j¨®venes musculosos con kipas en la coronilla y mujeres con faldas hasta los tobillos y pa?uelos cubriendo los cabellos. Llevaban muchos ni?os y todo un bosque de banderas con la estrella de David. Sus pancartas dec¨ªan: "Israel est¨¢ en peligro", "No podemos regalar Israel a los ¨¢rabes", "Estados Unidos, oc¨²pate de tus propios asuntos", "La paz con Arafat significa la guerra con Dios" y "Rabin y Peres, traidores". Isaac Rabin, el primer ministro laborista, y Sim¨®n Peres, el titular de Exteriores, eran abucheados sin cesar. "Rabin y Peres no tienen cojones", chillaba un orador muy aplaudido. "Ese par de sujetos merece un juicio sumar¨ªsimo por negociar con los terroristas de la OLP", bramaba Gehula Cohen, la pasionaria de la ultraderecha israel¨ª. Cohen a?ad¨ªa que la soluci¨®n al problema de Tierra Santa consiste en expulsar a todos los palestinos.
S¨®lo Yasir Arafat despertaba m¨¢s odio que Rabin y Peres, los promotores israel¨ªes de las negociaciones de paz. Numerosas caricaturas mostraban al l¨ªder palestino entre rejas o ahorcado. "Arafat", dec¨ªa Ysrael Hedod, portavoz de los colonos, "tiene las manos manchadas de sangre jud¨ªa. ?C¨®mo podemos consentir que se instale en Jeric¨®, a unos pocos kil¨®metros de la sagrada Jerusal¨¦n?".
El objetivo de los exaltados manifestantes era bloquear todo el tiempo que pudieran la oficina del primer ministro, el coraz¨®n de la acci¨®n gubernamental israel¨ª. A primeras horas de esta madrugada ya hab¨ªan conseguido que Rabin anunciara que hoy no ir¨¢ a trabajar a esa oficina. No obstante, Moshe Shahal, ministro del Interior, reiteraba: "Los manifestantes est¨¢n autorizados a protestar hasta cansarse, pero si hacen algo contra la ley reaccionaremos con firmeza". Shahal hab¨ªa reforzado la protecci¨®n de la oficina del primer ministro con 2.500 polic¨ªas venidos de fuera de Jerusal¨¦n y varias unidades del Ej¨¦rcito.
Los discursos de los oradores del Likud, el partido derechista israel¨ª, y de otros grupos nacionalistas y religiosos eran puntuados anoche con canciones consagradas al Mes¨ªas que debe redimir al pueblo jud¨ªo e himnos al Eretz Israel (el Gran Israel), que, seg¨²n estos extremistas, debe ir desde el Mediterr¨¢neo hasta m¨¢s all¨¢ del r¨ªo Jord¨¢n. Algunos manifestantes hac¨ªan sonar el shofar, el cuerno usado como trompeta con el que Josu¨¦ derrib¨® las murallas de Jeric¨®. Varios helic¨®pteros con proyectores peinaban constantemente la concentraci¨®n. En tierra, los polic¨ªas se enfrentaban cada dos por tres a los halcones que intentaban desbordar las barreras met¨¢licas establecidas en tomo a la oficina del primer ministro. Hab¨ªa constantes desmayos a causa de los apretones y no pocos ataques de histeria. Un ni?o de cinco a?os fue pisoteado por la multitud. Poco antes de medianoche hubo palos y no menos de 20 detenciones.
Formando una pi?a, los vecinos de Quiryat Arba repet¨ªan que nunca aceptar¨¢n someterse a una autoridad palestina. Quriyat Arba es una fortificada colonia jud¨ªa que domina Hebr¨®n, la localidad cisjordana donde est¨¢ enterrado el patriarca Abraham. Sus habitantes, activistas del Gush Emunin (Bloque de la Fe), creen que la Biblia es todo un t¨ªtulo de propiedad por el que Dios otorga Tierra Santa al pueblo jud¨ªo.
Para ellos, la historia, el derecho, la diplomacia o cualquier otra creaci¨®n humana no pueden alterar en nada el hecho de que los territorios ocupados por Israel en 1967 pertenecen por concesi¨®n divina al pueblo jud¨ªo.
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