Salman Rushdie: "Gracias a vosotros, mi caso no ser¨¢ la cr¨®nica de una muerte anunciada"
El escritor brit¨¢nico intervino ayer en el congreso del Pen Club en Santiago
Salman Rushdie volvi¨® a ser protagonista ayer en Santiago de Compostela. Eran las nueve de la ma?ana cuando, rodeado de polic¨ªas, sal¨ªa del hotel donde se aloja. Vest¨ªa de oscuro como el d¨ªa anterior, pero hab¨ªa a?adido una corbata a su vestuario, quiz¨¢ porque su primera cita era una entrevista protocolaria con Manuel Fraga, presidente de la Xunta. Una hora despu¨¦s era recibido, con una prolongada salva de aplausos, en el auditorio donde se celebrael congreso internacional de escritores del Pen Club, que hoy se clausura en la capital gallega. Rushdie se dirigi¨® a los miembros del Pen con unas emocionadas palabras: "Gracias a vosotros, mi caso no ser¨¢ la cr¨®nica de una muerte anunciada".
Insisti¨® en todo momento el escritor Salman Rushdie en que su caso no es un hecho aislado, ya que hay muchos escritores perseguidos en el mundo, y volvi¨® a dar muestras de su original sentido del humor."Soy consciente de que soy un s¨ªmbolo", coment¨®, "y es complicado ser un s¨ªmbolo, sobre todo porque la mayor parte del tiempo me siento muy real y muy material. Me es dif¨ªcil ser una met¨¢fora, pero s¨¦ que no tengo m¨¢s remedio que serlo" insisti¨®.
Tras referirse a los numerosos escritores ¨¢rabes que sufren persecuci¨®n en el mundo y que no son tan conocidos como ¨¦l, agradeci¨® en tono jocoso "a los excelentes relaciones p¨²blicas de Ir¨¢n la fama que me han creado".
Reflexion¨® despu¨¦s sobre su propio caso con estas palabras: "Tanto los que me defienden como los que me atacan caen a menudo en el error de ver mis problemas como algo excepcional, y no es as¨ª. Hay otras personas que sufren la misma persecuci¨®n, y, en cualquier caso, es una lucha desigual en la que a un lado est¨¢n las balas y en el otro las palabras".
Encuentro con Havel
Ya en el plano literario, Rushdie coment¨® su reciente encuentro con el presidente checo, Vaclav Havel.
"En cierto modo, ambos somos prisioneros", dijo, "aunque su castillo es mejor que el m¨ªo. Cuando me encontr¨¦ con ¨¦l en Praga le suger¨ª que podr¨ªa escribir una obra surrealista sobre un escritor encerrado en un castillo que cree que es libre y que escribe sobre un escritor encerrado en un castillo que... Lo que quiero decir, bromas aparte, es que lo importante para nosotros es que continu¨¦mos escribiendo".
"Hay quien opina, sin embargo, que quiz¨¢ me ir¨ªa mejor si estuviera callado y no llamara la atenci¨®n", continu¨®, "pero durante los cuatro a?os y medio que llevo recluido he llegado a una conclusi¨®n: el silencio es un error que no arregla nada".
Sin perder el humor, coment¨® Salman Rushdie que antes de la fatwa lanzada contra ¨¦l por los dirigentes iran¨ªes, la principal acusaci¨®n que hab¨ªa recibido proven¨ªa de los cr¨ªticos literarios. "Me acusaban de algo tan terrible", dijo, "como hacer realismo m¨¢gico". Rushdie se defendi¨® alegando que es "la realidad la que no es natural" y que son los escritores que hablan de parejas con problemas en ciudades como Londres los que "utilizan la fantas¨ªa". "Pero ahora es mi vida la que ha dejado de ser natural", se lament¨® con una sonrisa, "porque no me dir¨¢n si no es idiota que un hombre ya crecido como yo tenga que pedir permiso para salir a la calle".
"Por culpa de mi situaci¨®n me he encontrado en situaciones surrealistas", prosigui¨®, "como aquel d¨ªa en que, para desesperaci¨®n de mi escolta, me vi inmerso en un atasco de tr¨¢fico frente a una gran mezquita. Recuerdo que tuve que taparme el rostro con un peri¨®dico y que nunca hab¨ªa le¨ªdo nada tan atentamente. El ¨²nico problema era que no pod¨ªa girar la p¨¢gina".
Rushdie, que record¨® que la novela c¨®mica que est¨¢ escribiendo actualmente (El ¨²ltimo suspiro del moro) transcurre en parte en Andaluc¨ªa, termin¨® su aplaudida intervenci¨®n recordando que hay quien opina que su caso es como el de la novela Cr¨®nica de una muerte anunciada, de Gabriel Garc¨ªa M¨¢rquez.
"Hay una diferencia", se?al¨®. "En aquel libro se sabe desde la primera l¨ªnea que matar¨¢n al protagonista y acaban mat¨¢ndolo porque todos callan. Me alegra poder decir que en mi caso es m¨¢s dificil que esto suceda porque vosotros no hab¨¦is callado. Muchas gracias".
En la rueda de preguntas que le dirigieron los delegados del Pen, Rushdie no perdi¨® la ocasi¨®n de desanimar a los que piensan que matarle ser¨ªa un buen negocio, dado el alto precio que el Gobierno de Ir¨¢n ha puesto a su cabeza. "En caso de que alguno de vosotros lo intente", brome¨®, "siento decirle que este dinero no existe, ya que Ir¨¢n est¨¢ arruinado. Le costar¨¢ mucho cobrar, y m¨¢s si pretende llevarse el dinero fuera de Ir¨¢n".
El homenaje del Pen Club a Rushdie termin¨® con la aprobaci¨®n por unanimidad de una resoluci¨®n de apoyo al escritor presentada por la delegaci¨®n canadiense. Acto seguido, una prolongada ovaci¨®n expres¨® el ruidoso apoyo a Salman Rushdie de escritores de todo el mundo. El silencio que tanto teme el escritor salt¨® hecho pedazos.
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